Transparencia y tecnología impedirán aumentos desorbitados en las comisiones de la banca
El Gobierno está decidido a trasponer MiFID II, mediante la nueva Ley de Mercado de Valores, sin tener en cuenta el denominado cuarto supuesto de cobro de incentivos que había promocionado la banca.
La secretaria de Estado de Economía, Irene Garrido, ya ha dejado claro que el Gobierno será sensible a las peticiones del sector para modificar la ley en su trámite parlamentario, menos en esta cuestión, por lo que la banca ya busca alternativas ante el fuerte recorte de ingresos que puede provocar en sus redes la aplicación de esta medida, que podría implicar una reducción entre 1.500 y 2.000 millones de euros.
Entre estas medidas, figura incorporar comisiones por contratación a las gestoras de fondos de los productos de terceros que se verán obligados a vender, o subir las comisiones que cobran por depositaría y custodia de valores, lo que irremediablemente encarecería el producto final que se vende al cliente, en algunos casos, de forma sensible.
Esta alternativa de la banca para compensar las pérdidas de retrocesiones choca con dos situaciones:
1.- Transparencia, la esencia de MiFID II
La intención principal de MiFID II es lograr la máxima transparencia para el cliente en la comercialización de productos financieros. Incrementar, de forma más o menos informada para el cliente, las comisiones, siempre chocará con el espíritu de la Directiva, cuyo mantra es que el contratante de fondos debe estar informado de lo que realmente paga.
De una forma u otra, al final el cliente deberá conocer los gastos en que incurre su contratación y, si es conocedor de fuertes comisiones encubiertas, acabará por dejar de contratar sus fondos con el banco y buscará otras alternativas a su inversión.
2.- Tecnología, un mercado en auge
Fintech, startup, roboadvisor, ETF, gestión pasiva, etc. son términos cada vez más conocidos por los consumidores, ante su empuje actual y sus previsiones de importantes incrementos. Todos ellos destacan como un elemento diferencial frente a la comercialización tradicional en sucursales bancarias el fuerte recorte a las comisiones que aplican en sus productos.
De hecho, en la mayoría casos de estas nuevas entidades su “gancho comercial” está más en las reducidísimas comisiones que en las rentabilidades que puedan conseguir al cliente.
El progresivo conocimiento de esas entidades basadas en las nuevas tecnologías supondrá sin duda un freno a los aumentos de comisiones que pudiera intentar aplicar la banca ante el nuevo entorno normativo.