Satrústegui: “La formación del asesor no debe pasar por fórmulas fáciles donde las entidades formen y certifiquen”
Santiago Satrústegui, vicepresidente de EFPA España, insistió ayer en la presentación de un estudio sobre MiFID II en que “la formación del asesor financiero es la verdadera protección del inversor. Creemos muchísimo en la profesión de asesor financiero, pero primero debe sentirse que es un profesional a través de la formación y una certificación, que no debe verse como un mero título, sino como un compromiso de renovación de los conocimientos profesionales, ligado a un código ético”.
No obstante, Satrústegui advirtió que “el riesgo que vemos es que haya entidades que adopten soluciones cortoplacistas, donde ellas mismas formen y certifiquen a sus empleados. Optar por movimientos interesados y fáciles en el terreno de la formación nos pondría otra vez a la cola de Europa”.
Satrústegui espera que el regulador no sea laxo al regular esta materia: “Todavía no sabemos cómo va a quedar la regulación sobre este tema, que debe concretarse en los próximos meses, fijando las exigencias definitivas de formación”.
En este marco, puso en valor las certificaciones de EFPA, que ya rozan los 15.000 profesionales certificados: “Es un caso de éxito en el que nosotros no impartimos la formación, porque estamos convencidos de que es necesario siempre que el certificador sea una entidad distinta a la que ofrece la formación. También somos muy exigentes en nuestros procesos, lo que se refleja en que el nivel de aprobados en EFA sólo supera ligeramente la mitad de los que se presentan a la certificación”.
La entrada en vigor de MiFID II, prevista para 2018, obligará a los asesores financieros a cumplir unos requisitos mínimos en cuanto a cualificación y experiencia profesional: «La cobertura más sólida y eficiente de estos requerimientos son las certificaciones profesionales que, además, aseguran la necesidad de realizar una formación continua».
Satrústegui explica que “el panorama cambiará radicalmente. Con la anterior normativa MiFID I, no existían unos requisitos explícitos de capacitación para los profesionales del asesoramiento financiero, pero ahora las entidades tendrán que demostrar al regulador que las personas físicas que prestan servicios de asesoramiento, e incluso las que simplemente facilitan información a los clientes, disponen de los conocimientos y las competencias necesarios para cumplir con las obligaciones de protección al inversor”.
Las directrices publicadas por la autoridad europea de mercados (ESMA) sobre conocimientos y competencias de los profesionales financieros afectarán a todos los empleados y profesionales bancarios y financieros que, manteniendo trato directo con los clientes, les asesoren o informen sobre productos de inversión y servicios auxiliares. Estas directrices de ESMA plantean aspectos clave, que se detallan en el estudio presentado ayer por EFPA y el IEB.