Razones por las que los asesores financieros deben empezar ya a adaptarse a MiFID II
Por mucho que la aplicación de MiFID II se haya retrasado hasta enero de 2018, los profesionales de la asesoría financiera tendrán que empezar a adaptarse ya, porque dejarlo para el último momento puede tener consecuencias catastróficas. En esa línea se ha expresado Emilio Andreu, director de Redes de Agentes de AndBank, en el 6º Foro de Agentes Financieros organizado por IIR y en el que elasesorfinanciero ha participado como media partner. Considera que el regulador ha dejado claro el camino: “No le gustan las retrocesiones, y aquí, todos vivimos de las retrocesiones; si queremos apostar por el futuro, tenemos que empezar a tomar medidas ya e ir acostumbrando al cliente a que le tenemos que cobrar. Hay que abrir un periodo de transición, porque no podemos dejarlo para el último momento. ¿Cómo le decimos al consumidor que a partir del lunes le tenemos que cobrar? Tenemos que ir ya combinando el cobro directo con el sistema de retribución que desaparecerá con MiFIDII”. Andreu opina que esta normativa es consecuencia de que “los bancos se han portado mal y el regulador nos ha metido tres o cuatro vueltas de tuerca”.
Pilar Cordón, directora de Intermediarios Financieros de Deutsche Bank Wealth Management, coincide en que MiFID II es consecuencia de los excesos cometidos en el pasado, pero considera que las medidas “son de absoluto sentido común y redundan tanto en beneficio del cliente como del profesional que ofrece verdadero asesoramiento y aporta valor”. En cualquier caso, Miguel Ángel Peláez, director de la Red de Agentes de Popular Banca Privada, afirma con rotundidad que “el cambio normativo es algo que no se puede parar y hay que gestionarlo”. Y, en este sentido, señala que los agentes financieros como “socios de la entidad, dentro de la complejidad, tienen una posición más sencilla que los asesores independientes, pues están bajo el paraguas de la entidad”.
Resistencia al cambio
Por su parte, Emilio Andreu reconoce que, en la actualidad, “nos encontramos con cierta resistencia al cambio, porque modifica la forma de acercarnos al cliente” y coincide con Peláez en que las EAFIs se enfrentan a una situación más complicada que los agentes, aunque insta a los bancos a faciliten la transición de sus agentes. Cordón afirma que la resistencia al cambio que impone MiFID II “es comprensible, porque es un cambio que no nos ha pedido el cliente. Además, muchos profesionales se encuentran a expensas de decisiones que deben tomar las entidades; si declaramos a nuestros intermediarios dependientes o independientes; si estarán digitalizados o no, etc”. Y añade que, hasta ahora, los agentes han venido funcionando con gran independencia de la entidad y, “a partir de ahora, habrá que matizar más”, aunque se les deje margen suficiente para trabajar su marca personal.
Para Peláez, “la independencia es más una actitud que un situación jurídica”, pero admite que el nuevo marco establece una serie de obligaciones a las entidades que, de alguna forma, conllevarán una mayor vinculación de los agentes a las directrices del banco”. Una vinculación que, según Pilar Cordón, si las directrices son los suficientemente amplias, no afectará al valor que aporta el agente. A su juicio, “el principal reto es generar confianza en el cliente y que comprenda que nuestra labor tiene un precio”.