Las limitaciones al agente puede empujar a las EAFs a ser AV (aunque tendrían más costes)
“Por fin se hace justicia con la demanda histórica de las EAF de tener agentes”. Las palabras son de Horacio Encabo, responsable de EAFI de Andbank, en referencia al Real Decreto 1464/2018, de 21 de diciembre, donde se autorizaba a estas entidades poder contratar agentes, pero con sus funciones muy limitadas, ya que sólo pueden comportarse como prescriptores sin capacidad de asesorar. Una realidad que, dentro del sector, ha generado una reacción incierta, al calificar esta medida como insuficiente para las necesidades actuales de estas entidades, y más si se tiene en cuenta que a otros sujetos como, por ejemplo, las agencias de valores, sí se les permite. No obstante, Encabo explicó que este cambio puede ser muy caro para las EAFs que lo emprendan, por los nuevos requisitos y costes que deben asumir las agencias de valores.
Por ello, cada vez un mayor número de expertos vaticinan que el futuro de muchas EAF será transformarse en gestoras o agencias de valores para poder utilizar plenamente las capacidades de los agentes. “Tener personas con una responsabilidad limitada y en régimen de exclusividad demuestra que el regulador considera que las EAF podrían generar un riesgo más elevado que en el caso de otras entidades financieras mayores”, ha asegurado Gloria Hernández Aler, socia de finReg360. En su opinión, en los próximos años seres testigos de que “el cambio de EAFI a EAF va a ser algo de oficio que va a tener un impacto muy relevante en el sector”.
De acuerdo a la nueva normativa, las EAF no podrán ser agentes de otra empresa de servicios de inversión pero sí les será posible designar agentes vinculados para la promoción y comercialización del servicio de asesoramiento en materia de inversión y servicios auxiliares que estén autorizadas a prestar y para captar negocio. “El agente en realidad no deja de ser un brazo de la entidad a la que representa, pero lo que era realmente clave en la ley y no se ha logrado modificar es el concepto de exclusividad”, ha comentado Jorge Canta, socio de Cuatrecasas.
Normalmente, los agentes suelen ser profesionales que, de manera autónoma, trabajan en régimen de exclusividad para una firma, siendo remunerados tanto en base a la rentabilidad de sus carteras como en función de la captación de nuevos clientes. En el primer borrador de trasposición de MiFID II se negaba la posibilidad de que las EAF pudieran contratar agentes, lo que varió drásticamente en el texto final, si bien se mantiene la prohibición de que puedan realizar ningún asesoramiento en materia de inversión.
“El objetivo de la ley aparentemente ha sido fomentar el crecimiento de las EAF, pero la mayor vinculación en el rol de los agentes parece haber quedado fuera”, ha indicado Santiago Satrústegui, vicepresidente de EFPA España. Esta limitación, a juicio de Horacio Encabo, tendrá su impacto en la creación de nuevas EAF, que “había disminuido en los últimos años por la presión regulatoria”. Ahora, el nuevo marco legal parece plantear una situación paradójica para unas entidades que, como ha señalado, “no dejan de ser en realidad agentes multimarca que sólo pueden contar con agentes que tienen una responsabilidad limitada”.