¿Qué diferencia al asesor financiero español de sus homólogos en Europa?
Puede que MiFID II provoque una armonización en la industria del asesoramiento financiero en Europa, pero, actualmente, la realidad es muy diversa, en función de las peculiaridades de cada país. Sin duda, a pesar de encontrarse en pleno proceso de salida de la Unión Europea, el país que está más adaptado para las medidas que traerá la futura directiva es Reino Unido. No en vano se adelantó a muchas de las novedades de MiFID II con la famosa RDR (Retail Distribution Review) que, entre otras cosas, estableció la obligación de certificación de los profesionales del asesoramiento y prohibió las retrocesiones.
Reino Unido, un paso por delante
Según Sasha Evers, director general en Iberia de BNY Mellon IM EMEA, que ha intervenido en la jornada de Andbank ‘EAFIs: Presente y Futuro del asesoramiento financiero’, la RDR es muy parecida a MiFID II, solo que lleva aplicándose desde 2013, con tres claras novedades: “se elimina el cobro de retrocesiones, se establece una formación exigente a los asesores financieros y se obliga a los profesionales a probar que el producto recomendado a cada cliente es el idóneo para él”.
Evers señala que esa nueva normativa ha traído consigo “una consolidación tremenda, porque muchos asesores mayores decidieron abandonar antes que cumplir los nuevos requisitos; hasta tal punto que hoy se puede decir que hay una carencia de asesores financieros en Reino Unido. Y ese hueco lo están llenando los bancos, que, una vez superados los problemas derivados de la crisis financiera, han visto una oportunidad en el asesoramiento y están volviendo con fuerza”. Apunta que los bancos británicos están fichando profesionales recién salidos de la universidad, formándolos e invirtiendo fuerte en tecnología para adentrarse en este mercado.
Señala que, en la actualidad, “hay absoluta transparencia para el cliente que sabe qué paga por cada uno de los servicios que recibe; y, curiosamente, está resultando más costoso para el cliente que el anterior. Los asesores no han visto reducidos sustancialmente sus tarifas; la presión sobre los costes ha recaído más sobre las plataformas y las gestoras, fundamentalmente por el aumento de los fondos indexados”.
Francia: un universo de 3.000 asesores
El responsable de IFAs en Francia de AXA IM, Eric Hensault, afirma que en Francia hay alrededor de 3.000 asesores financieros (denominados IFA): “La mayoría de ellos, el 41%, son sociedades unipersonales; el 23% cuenta con dos personas; el 24%, con cinco personas, y menos del 10% son empresas de más de cinco personas”.
Justifica la existencia del elevado número de IFAs no solo en el número de pequeñas empresas sino en las peculiaridades del sistema fiscal francés, que “establece un marco muy complicado para la compra-venta de activos financieros y eso hace que los IFAs estén muy solicitados”. Señala que estas empresas están obligadas a trabajar con una plataforma de las 38 que existen en el mercado galo y que su elección es una decisión muy importante, porque en Francia se comercializan más de 10.000 productos diferentes.
Para Hensault, los asesores franceses tendrán que hacer frente a importantes dificultades con MiFID II; primero por la exigencia de conocimientos y, segundo, por el endurecimiento de la regulación, que “resultará particularmente difícil en un sector con un número tan elevado de empresas pequeñas. Ante esta situación han empezado a surgir asociaciones profesionales para compartir información, soluciones tecnológicas e inversiones conjuntas y para aumentar su poder de negociación con las plataformas. Hasta 2001, había cinco de estas asociaciones; ahora ya hay 25”.
Suiza: los asesores independientes son gestores
Elena Nieto de Magriñá, Sales Director Iberia, en Vontobel AM, ha intentado desentrañar la realidad del asesoramiento financiero en Suiza, una tarea nada sencilla, pues, asegura, “es un mercado muy opaco”.
Conviene aclarar que Suiza, como país no comunitario, no tiene obligación de adaptarse a MiFID II. Sin embargo, la importancia que tiene para la banca helvética los activos gestionados transfronterizos ha impulsado al país a sumarse a estos cambios regulatorios de la UE.
Para empezar, la principal diferencia con nuestro país (y con la tónica general de Europa) es que en Suiza no existen empresas de asesoramiento financiero; la figura más aproximada es la del gestor externo independiente (EAM, por sus siglas en inglés), sobre los que tampoco existe un control riguroso, pues solo están registrados el 17% de los 2.000 que se calcula que existen, situación que cambiará con la nueva regulación. Nieto matiza que estos EAM, al operar con los bancos como gestoras independientes, no están adscritos a los departamentos de banca privada, sino a los de IM, con los que trabajan directamente.
Estos EAM, en su mayoría son pequeñas empresas; el 91% tiene menos de 10 empleados. Aproximadamente dos tercios trabajan con menos de 100 clientes y el 34% gestiona menos de 50 millones de francos suizos. Están autorizados a cobrar retrocesiones, pero con absoluta transparencia de cara al cliente, ante el que deben detallar todas sus comisiones.