Qué aporta el asesoramiento financiero en un contexto de inflación al alza
Por Carlos Ponz
Gracias a una mayor educación financiera, los inversores tienen cada vez más claro que contar con un asesor financiero en los momento de mayores turbulencias en los mercados es garantía de tranquilidad. Tal y como defienden las finanzas conductuales, es vital contar con salvavidas para evitar que los acontecimientos económicos desborden la capacidad del ahorrador y termine por tomar malas decisiones en la gestión de su carteras que pueden resultar fatales para alcanzar sus objetivos de rentabilidad en el largo plazo.
Durante el pasado verano, EFPA llevó a cabo una encuesta entre sus asociados y los resultados fueron concluyentes: aun después de haber pasado lo peor de la pandemia y de que los mercados recuperaran sus niveles pre-Covid, el 47% afirmó que sus clientes todavía mostraba síntomas de ansiedad a la hora de evaluar la situación de sus finanzas, mientras que para el 49% el nerviosismo era un elemento cotidiano en el momento de hablar sobre su cartera con su asesor financiero.
El problema es que, en estos momentos, el futuro a corto plazo de la economía seguirá marcado por un fuerte repunte de la inflación, debido a un súbito incremento en la demanda de las materias primas como consecuencia de la recuperación global. A este contexto hay que sumar que la mayoría de los principales bancos centrales del planeta está revisando sus estrategias de tapering, lo que amenaza con sacudir con fuerza el mercado de la deuda y, con ello, los tipos de interés. Una tormenta perfecta que se suma a la todavía aparente fragilidad en los mercados que siembra de dudas a muchos inversores.
Como si de una pinza se tratara, el ahorrador se ve atrapado entre la incertidumbre sobre la evolución de sus inversiones y la necesidad urgente de tomar mayor riesgo para, al menos, lograr batir una inflación en auge. Y, todo ello, con el recuerdo todavía vivo de lo ocurrido durante los meses más duros de la pandemia, en especial, a lo largo de 2020. ¿Qué estrategia es la más adecuada a tomar si está prácticamente agotado el tiempo de espera?
Contar con un sólido apoyo
Hace algunas semanas, la presidenta de Unespa, Pilar González de Frutos, afirmaba en un acto que, a pesar de los cambios regulatorios, fiscales o de mercado, “la asignatura pendiente para cualquier inversor es la de trabajar por un ahorro finalista para su jubilación”. Bajo la idea del largo plazo y con una cabeza fría, en horizontes temporales elevados es bastante probable que una inversión termine aportando rentabilidad. Así, al menos, lo señalan especialistas como Iván Martín, presidente de Magallanes Value Investors, que afirma que “el éxito en la gestión a largo plazo es mantenerse sereno, racional y frío en todo momento”.
Sin embargo, tal y como apuntan desde Oxford Risk, se está viviendo en todo el mundo un repunte de la inversión emocional debido a la concatenación de noticias negativas que están afectando a los mercados, como la pandemia, los fenómenos atmosféricos o los conflictos geopolíticos. Para navegar con calma y no desviarse del objetivo estratégico de cada cartera de inversión, es cada vez más necesario contar con la ayuda que solo un asesor financiero certificado puede brindar para realizar un análisis profesional de las inversiones de cada ahorrador según sus circunstancias personales, su perfil de riesgo y su solvencia económica.
Como indica Carlos Tusquets, presidente de honor de EFPA España, “la principal labor de los asesores es la de gestionar las emociones de los clientes para acompañarlos en el largo plazo”. Una gestión que pasa, en primer lugar, por aportar tranquilidad en momentos de gran complejidad en los mercados, lo que significa para un asesor estar a disposición de su cliente cuando este lo necesite, por ejemplo, en los momentos de pánico.
Es decir, que en una coyuntura en la que la inflación en España ha superado ya la barrera psicológica del 5%, es probable que los ahorradores se preocupen si su cartera no está acumulando al menos esa rentabilidad anual. Estando solos, es probable que tomasen decisiones de cambio de posiciones que, muy probablemente, no solo no mejoraría sus beneficios sino que podrían llevarles al desastre. Pero contando con su asesor financiero de confianza, es bastante factible que logren analizar la situación bajo otros puntos de vista y opten por la prudencia hasta que llegue el momento adecuado de modificar su portfolio de inversiones.
La empatía, el entendimiento emocional, la sensibilidad, el contacto humano,… elementos todos ellos que cada día son más consustanciales a la labor de los profesionales del asesoramiento financiero, que han sabido agrandar todavía más la reputación de su figura gracias a que han resultados elementos clave para el éxito financiero de muchos ahorradores incluso en los momentos de mayores caídas en los mercados.
Ahora, la situación es diferente pero igual de compleja, ya que aunque muchos activos están consiguiendo rentabilidades relevantes, el temor a una cronificación en el incremento de los precios a nivel mundial vuelve a sembrar de dudas a muchos ahorradores, incluso después de haber superado con nota la crisis precedente. Sin embargo, ahora muchos de ellos son plenamente conscientes de lo que les aporta su asesor de confianza y es probable que simplemente siguiendo su estela de profesionalidad, los asesores financieros logren capear la coyuntura actual con un magnífico resultado tanto para ellos como para sus clientes.