Principales amenazas y oportunidades para las EAF
Tras la interpretación de los datos recabados en el estudio elaborado por EAF-CGE, se esboza cómo es la realidad actual de las Empresas de Asesoramiento Financiero (EAF), señalando cuáles son sus debilidades, fortalezas, amenazas y oportunidades.
A pesar de la diversidad de factores que ensombrecen el futuro de este tipo de entidades, que se ha traducido durante los últimos años en la caída del número de empresas registradas en la CNMV, lo cierto es que el informe citado detecta una importante serie de fortalezas que, a su vez, sitúa a las EAF ante un interesante abanico de oportunidades.
Bien es cierto que desde EAF-CGE detectan algunas debilidades en el sector, comenzando por su escasa imagen de marca, con poca presencia en medio de comunicación, con el consiguiente grado de desconocimiento público. Otra de sus características menos positivas es que las EAF suelen ser empresas de pequeño tamaño y con modelos de negocio muy diversos que, además, se enfrentan con cierta rigidez para impulsar su crecimiento orgánico. También supone una limitación frente a otras empresas de servicios de inversión es la imposibilidad de tramitar órdenes sobre operaciones recomendadas, que faciliten la prestación de un servicio más completo.
En el otro lado de la balanza, el estudio señala como grandes fortalezas de las EAF su agilidad y flexibilidad, con gran capacidad para adaptarse a los cambios del entorno; su clara orientación al cliente, como demuestra la baja conflictividad que registran; el no estar enfocadas a la comercialización de productos, así como su experiencia, conocimientos y formación.
Mayor necesidad de asesoramiento
Los elementos que dibujan un panorama esperanzador para las EAF empiezan por una coyuntura en los mercados financieros, con tipos de interés negativos y ausencia de rentabilidad sin asumir riesgos, en la que la necesidad de asesoramiento es cada vez mayor. A ello hay que sumar la transparencia de cara al cliente que ha introducido la directiva MiFID II, la digitalización, la todavía escasa penetración en el segmento de inversiores minoristas y el acceso a inversiones sin criterios comerciales.
Pero el futuro no está exento de amenazas y, si la digitalización abre oportunidades, también conlleva nuevos riesgos, especialmente el de desvalorización del servicio personalizado. También se apunta en este apartado las restricciones a los productos de inversión recomendados por los comercializadores y la presión de otras entidades financieras. En el ámbito normativo, también se identifican obstáculos añadidos al buen desarrollo de las EAF, como son la desproporción entre el aumento de procedimientos normativos y tamaño de las entidades, la competencia en desigualdad de oportunidades con otras entidades de servicios de inversión y la competencia de entidades que no precisan autorización.