Por qué 2021 será el año de la gran consolidación de los asesores financieros dentro de la economía familiar
Por Carlos Ponz
Los próximos meses son vistos por muchos inversores, grandes y pequeños, como un terreno propicio para optar a subirse al tren de las oportunidades que surgirán en los mercados financieros, como consecuencia de la esperada recuperación económica global, una vez que la extensión en el uso de las vacunas contra el Covid-19 debe estimular y reavivar a muchas de las industrias que han sufrido un impacto mayor por las medidas de confinamiento y, en general, por las políticas de restricción a la actividad para intentar contener el número de contagios.
Sin embargo, los riesgos que se presentan en el horizonte siguen siendo muy elevados, y cualquier ahorrador minorista debe estar especialmente cauteloso acerca del comportamiento que la renta variable puede experimentar en el futuro cercano, espoleada, por ejemplo, por la situación de muchas empresas (que bordean cuando no, directamente, alcanzan una situación de solvencia) o por el auge en el desempleo (con las consecuencias negativas que eso puede tener sobre el consumo). Una incertidumbre de cara al comportamiento de las Bolsas que, en relación a los Estados de la UE, se va a enfrentar de lleno con el impacto que va a tener el Fondo Europeo de la Recuperación, en especial, en la economía de países tan afectados por la crisis como España.
El apoyo profesional
A todo este panorama volátil y lleno de interrogantes, hay que añadir uno más desde la óptica financiera: el contexto actual de tipos de interés cercanos a cero que desincentiva la inversión en los productos y activos más conservadores (como los depósitos o la renta fija), lo que obliga a los ahorradores, incluso, a aquellos con un perfil moderado, a dar un paso hacia adelante y tomar un mayor riesgo en la gestión activa de sus carteras, buscando, al menos, batir el comportamiento de la inflación para obtener algo de rentabilidad en sus inversiones. Algo a lo que, en el caso concreto de los planes de pensiones, hay que sumar los recientes cambios normativos incorporados en la Ley de Presupuestos Generales del Estado, que privilegia los planes de empresa sobre los individuales, lo que ha supuesto, principalmente, una reducción significativa en la desgravación de estos productos en el IRPF.
El análisis sosegado y profesional de la información, la planificación a largo plazo en base a los objetivos vitales y la toma de decisiones en relación a los activos en cartera bajo el prisma de una gestión activa pero flexible son solo algunos de los servicios esenciales que un asesor certificado puede aportar a sus clientes, de manera que se cuenten con más bazas para navegar en esta coyuntura incierta con mejores posibilidades de éxito. Además, el adecuado equilibrio de estos profesionales entre el manejo de los datos financieros más sensibles y relevantes junto a la empatía emocional para conocer los deseos de los inversores (a veces, incluso, mejor que ellos mismos) les aporta el criterio esencial para construir y adaptar estrategias adecuadas a cada perfil, teniendo en cuenta su edad, su situación vital y particular, las necesidades de ahorro y la capacidad de generar ingresos o el horizonte temporal que se maneja.
Divulgador financiero en tiempos de crisis
Hace algunas semanas, la principal asociación de asesoramiento financiero, EFPA España, presentó las conclusiones de su estudio ‘Sentimiento de la industria e inversores ante la crisis del COVID-19’, afirmando el importante rol que han desempeñado estos profesionales durante la pandemia, apostando por implementar soluciones digitales basadas en la omnicanalidad para poder ofrecer una mayor disponibilidad a sus clientes en los momentos de mayor incertidumbre, evitando, en la medida de lo posible, que pudieran optar por tomar decisiones en relación a su cartera de activos con la cabeza en caliente, invadidos por el sentimiento de pánico.
De hecho, el documento subraya cómo muchos asesores supieron, al inicio de las turbulencias en los mercados, dar un paso al frente, ser proactivos y ponerse en contacto con los clientes para ofrecerles la sensación de que no estaban solos en esos tiempos de inestabilidad y de dudas. En paralelo, han apostado por el desarrollo de nuevas habilidades digitales, adaptándose con rapidez a su nuevo estatus de teletrabajo: operando plataformas de streaming, utilizando apps para ser más eficientes en el desempeño de sus cometidos, remodelando sus agendas a los requerimientos de los usuarios o promoviendo chats y el envío de correos electrónicos para compartir, valorar y analizar información relevante sobre la industria financiera.
Una nueva puesta en valor de la profesión
En los últimos meses, el paradigma del nuevo status de los asesores financieros es ya una realidad para muchos inversores minoritarios, que ya no se plantean el coste de sus servicios sino la oportunidad que representa a todos los niveles contar con su ayuda. Sin embargo, estos profesionales deben seguir trabajando para responder con el mismo nivel de excelencia ante los nuevos retos que se presentan en el horizonte: cambios regulatorios (con la futura MiFID III a la cabeza), integrar las nuevas temáticas de inversión (en la que los fondos temáticos o de megatendencias tendrán mucho que decir) o seguir implementando protocolos de mejora, principalmente, en sus cuestiones administrativas o de gestión para centrarse aún más y mejor en ofrecer servicios cualitativos que sitúen el cliente en el centro geométrico de su cometido.