Personal shopper, personal trainer… ¿por qué no asesor financiero?
El blog de Francisco Marin Cano en Choice Grupo ha publicado recientemente un interesante post, en el que explica que, tras una charla sobre temas de educación financiera, “se empezó a hablar de otros temas. Y ahí apareció mi sorpresa. Hablando de gimnasios (mens sana in corpore sano) unos hablaban de su personal trainer, que les costaba una pasta pero que los guiaba muy bien, y otros comentaban que pagaban una cuota adicional en su gimnasio, para que un trainer les marcara una tablas de ejercicios más ajustadas, vamos, lo que viene siendo una versión low cost. Y todos reconocían la importancia de esa supervisión más o menos directa para aprovechar mejor el esfuerzo y alinearlo con el objetivo deseado, en unos musculación, en otros flexibilidad y en otros peso. Y la importancia de la confianza en esa persona”.
Y siguió la conversación con otro tema: “los personal shoppers. Una de las chicas comentó cómo, para asegurarse su éxito en una boda a la que debía de asistir, recurrió a los servicios de una asesora en las compras que iba a hacer. Pero resultó que no era la única… ni el único. Otro chico contó que él y su pareja, para ciertos compromisos, también lo utilizaban. Ninguno de los que estaban tenían capacidad económica para tener un “servicio continuado” pero reconocían y justificaban que valía la pena pagar un poco más por contar con ese servicio. Y para mi sorpresa todos los demás reconocieron que podía valer la pena”.
Añade que “a estas alturas, no pude más y aprovechando lo que era “mi tema”, les planteé que si consideraban esos servicios de “asesoramiento” interesantes y consideraban que se debían pagar, no tendrían problema en pagar a un asesor financiero que les ayudara a una mejor gestión de su ahorro y de sus inversiones. Supongo que cualquiera se puede imaginar las caras. Pagar ¿Para qué? “¿Pero eso no es gratis?”. Y que conste que hablamos de un entorno de gente la mayoría de ella con formación universitaria, autónomos y pequeños empresarios”.
Y concluye que “ni más ni menos que la consecuencia del bajo nivel de cultura financiera que hay en el país. Y por eso la mayor parte del ahorro se mantiene en cuentas corrientes o depósitos. Aun viendo la importancia de ahorrar para prever las posibilidades de alcanzar los objetivos personales, a pesar de reconocer el bajo nivel de conocimiento en las tareas propias de planificación y no digamos ya en lo que son vehículos de inversión, no se plantea la necesidad de un asesor financiero personal; y no digamos ya plantearse el retribuirlo. El desarrollo económico del país nos ha llevado a reconocer la necesidad de personal trainers, personal shoppers, profesores de tenis y de golf. Sabíamos que queríamos mejorar. Solo con educación financiera llegaremos a la conclusión de que “no sabemos”. Y en ese momento además de un personal trainer de confianza, tendremos un asesor financiero de confianza: mens sana in corpore sano… et secure hereditatem (con el patrimonio seguro)”.