“MiFID nos decía ‘sed buenos’ y MiFID II nos dice con todo detalle lo que significa ser bueno”
Las fintech son, quizás, el máximo exponente de los cambios vertiginosos que vive el sector financiero. Son, a la vez, motores del cambio y reflejo de las nuevas demandas de un consumidor cada vez más ávido de servicios digitales que simplifiquen tanto la gestión de sus finanzas como la relación con su entidad. En esa coyuntura, los reguladores encuentran cada día innovaciones no contempladas en la normativa que sienten la necesidad de regular. Pero el ritmo es tan alto que “siempre llegan tarde”, señala Raúl Lucas, Spain Country Manager-Open APIs en BBVA. Los expertos tienen claro que al regulador solo le queda cambiar su forma de trabajar e ir hacia un modelo más parecido al que aplican los países anglosajones.
Este fue el objeto de debate de la mesa redonda organizada por Openfinance y BME con motivo del 15 aniversario de Openfinance. Bajo el título ‘Retos y oportunidades para la Banca, otras entidades financieras y EAFIs en el nuevo ámbito de las fintech y regulaciones financieras’, se han analizado las situaciones vienen afectando al conjunto del sector financiero, con lo que se ha denominado como ‘tsunami normativo’ y, en contraposición, el vacío regulatorio que afectaba a los nuevos operadores tecnológicos.
Raúl Lucas señala que, con la aparición de las fintech, hay una clara diferencia entre las exigencias a las grandes entidades y a los nuevos operadores “que pasan más o menos desapercibidos”. Y añade que “hemos vivido un periodo de arregulación que nos ha hecho sentir incómodos”. Ezequiel Szafir, CEO de OpenBank, señala que el modelo de trabajo del regulador tiene que cambiar, porque, con el sistema actual, no podrá seguir el ritmo necesario. Considera que debe pasar de un método de regulación prescriptivo a otro de principios, “regulando el qué y no el quién”; en una línea más próxima al sistema anglosajón: “no por casualidad el 75% de la innovación en el sector financiero se produce en Estados Unidos y el porcentaje que se da en Europa, se localiza fundamentalmente en Reino Unido; eso se debe a que tienen un sistema normativo menos prescriptivo”.
Sin embargo, Gloria Hernández, Of-Counsel de FinReg 360, considera que lo que está ocurriendo es justo lo contrario y pone el ejemplo de las últimas directivas europeas: “MiFID venía decirnos ‘sed buenos’ y MiFID II viene a decir con todo detalle, en una amplia relación de puntos, qué significa ser bueno”. Coincide con Szafir en que, para impulsar el desarrollo, es más adecuada una regulación de principios, pero cree que “el regulador tiene miedo porque están surgiendo muchas cosas demasiado nuevas”. Afirma que, en nuestro modelo, la normativa sigue a la realidad, pero hemos llegado a un punto en que “es imposible para el regulador seguir el ritmo; para proteger a los clientes debe trabajar de otra forma”. Señala como iniciativa interesante las sandbox; bancos de pruebas para las innovaciones que avanzan desde el principio de la mano del regulador, lo cual facilita su implantación.
Ezequiel Szafir pone de relieve la importancia de la regulación para el desarrollo del sector, porque “la normativa en los países de la UE va a ser muy parecida, pero no idéntica; y el que mejor lo haga será el que acabe teniendo un sector financiero más dinámico”.