Los protagonistas de 2017 en cinco gráficos, según Capital Group
Sincronización. Así podríamos resumir el año 2017. La sincronización del crecimiento de las principales economías del mundo y el avance de los mercados de renta variable en Europa, Asia y Estados Unidos favorecieron la aceleración de la economía mundial durante el pasado año. A continuación señalamos algunos de los factores que impulsaron la economía global y los mercados de todo el mundo.
Impulso de la economía mundial y de los mercados: No es que la economía mundial haya batido ningún récord de velocidad en lo que llevamos de 2017, pero sí ha recuperado el ritmo de crecimiento. Tal y como señaló el Fondo Monetario Internacional en su publicación más emblemática, Perspectivas de la economía mundial, casi todas las principales economías del mundo están creciendo. El FMI también ha revisado al alza su previsión de crecimiento para este año (3,6%) y el que viene (3,7%), lo que representa una aceleración del crecimiento frente a la tasa de 3,2% registrada en 2016.
Los mercados de renta variable también han crecido durante el año, ya que el fortalecimiento de los datos económicos registrado en Estados Unidos, Europa y Japón ha impulsado la confianza de los inversores. Durante el mes de octubre, el índice Nikkei registró el nivel más alto de los últimos veinte años. La economía estadounidense ha seguido creciendo a un ritmo moderado pero cada vez más rápido, y parece que Europa vuelve a la senda del crecimiento tras casi diez años de inestabilidad. Las consecuencias políticas y económicas de la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea continúan, pero el mercado británico ha crecido a pesar del entorno de volatilidad.
En el contexto de mejora del crecimiento de la economía mundial, las economías de muchos mercados emergentes han mostrado una fuerza renovada. Así, Brasil y Rusia, por ejemplo, han crecido tras varios años de contracción de sus respectivas economías. Al mismo tiempo, las medidas de estímulo parecen haber estabilizado el crecimiento de la economía china, que continúa siendo un componente esencial del panorama mundial.
Máximos históricos en los mercados de renta variable estadounidense
Cuando los máximos históricos se convierten en algo normal, hay que prestar especial atención. A mediados de octubre, por ejemplo, el índice Dow Jones Industrial Average había registrado 47 máximos en lo que iba de año 2017. El índice Standard & Poor’s 500 Composite Index, en un entorno alcista que dura ya nueve años, ha registrado 43 nuevos máximos este año. El índice S&P 500 también ha registrado una rentabilidad total positiva todos los meses hasta septiembre, algo que solo había ocurrido en 1995. Como no podía ser menos, el índice Nasdaq Composite también registró niveles máximos durante el año 2017. Todo ello ha provocado que la renta variable estadounidense resulte cara en términos relativos. Son numerosos los factores que pueden justificar las elevadas valoraciones, incluida la mejora de los datos económicos. Aunque aún no está creciendo a su máxima velocidad, la economía estadounidense está en proceso de mejora. Los datos relativos al empleo y la producción se han mostrado relativamente sólidos este año, y la confianza de las empresas y los consumidores también registra niveles elevados.
Además, han aumentado los beneficios empresariales, contenidos en 2015 y 2016. De hecho, durante el año pasado y por primera vez desde 2011, las empresas que componen el índice S&P 500 registraron dos trimestres consecutivos de crecimiento superior al 10%. El sólido crecimiento que han registrado los beneficios empresariales ha impulsado el optimismo de los inversores y ha contribuido en gran medida a los máximos históricos registrados.
Sin embargo, los niveles de capitalización de mercado que se registran en todo el mundo muestran que Estados Unidos está cerca de registrar su máximo histórico, mientras que el resto de mercados continúan registrando unos niveles relativamente bajos. Las perspectivas de los mercados europeos han mejorado notablemente. La economía china se estabiliza y los mercados emergentes crecen.
Vientos favorables en los mercados europeos
Es posible que Europa haya alcanzado un punto de inflexión en 2017, tanto en términos económicos como políticos.
La recuperación de la economía europea no ha sido especialmente acusada. Pero los datos señalan que Europa está ahora mejor de lo que ha estado en la última década y que pueden estar sentándose las bases que propicien un periodo de fortalecimiento de la economía. De hecho, soplan vientos favorables en los mercados europeos: se prevé que la economía de la Unión Monetaria Europea, formada por 19 países, registre un crecimiento cercano al 2% en 2018. Se trata de un crecimiento relativamente modesto, pero estable.
La victoria presidencial de Emmanuel Macron en Francia, en una plataforma defensora del mercado y de la Unión Europea, parece indicar un cambio político en Europa. Si bien la victoria de Macron pareció indicar que los políticos centristas le estaban ganando la partida a los movimientos más populistas, las elecciones alemanas ensombrecieron en cierto modo el ambiente. En Alemania, la canciller Angela Merkel ganó las elecciones por cuarta vez consecutiva, pero los sólidos resultados registrados por el partido nacionalista extremista pusieron de manifiesto la volatilidad de la política europea.
Si bien es cierto que Europa parece estar remontando después de una década difícil, la región aún presenta ciertos riesgos, como el elevado nivel de desempleo que registran algunos países y la continua incertidumbre en torno a la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea. Estas cuestiones, sin embargo, también han servido para contener el precio de las acciones de algunas empresas, gracias a lo cual las valoraciones de ciertas empresas europeas resultan relativamente atractivas. Aunque las grandes diferencias de valoración existentes entre las empresas estadounidenses y las europeas se han reducido en los últimos meses, aún es posible encontrar ciertas oportunidades interesantes de inversión.
Asimismo, la economía y las empresas pueden verse favorecidas por el debilitamiento del dólar, las medidas de estímulo puestas en marcha por los bancos centrales y los reducidos tipos de interés, factores que podrían ofrecer un entorno favorable al crecimiento económico.
Durante el año 2017, los mercados de renta fija y renta variable de los países en desarrollo han registrado ganancias. Así, el índice MSCI Emerging Markets Investable Markets Index ha crecido un 27,1% durante el tercer trimestre del año. En este mismo periodo, los mercados de renta fija, según el índice JPMorgan Emerging Markets Bond Index Global Diversified, registraron una rentabilidad del 9%. Dicho índice refleja la rentabilidad de la deuda de mercados emergentes denominada en dólares.
Este nivel de ganancias puede dar que pensar a los inversores, pero hay que tener en cuenta el potencial de crecimiento sostenido que presentan los países en desarrollo. El actual entorno de mejora de la economía mundial y el potencial aumento de los volúmenes de exportación favorecen que estas economías continúen creciendo.
De hecho, los sistemas políticos y financieros de muchos países en desarrollo se han consolidado durante las últimas dos décadas, ofreciendo una mayor estabilidad social y fortaleza económica. Impulsadas por estas tendencias, las economías de los mercados emergentes participan cada vez más en el crecimiento de la economía mundial y está previsto que para 2021 representen la mitad del PIB mundial.
Hay varias circunstancias que añaden argumentos a favor de la inversión en mercados emergentes. La primera de ellas es la bien documentada evolución de la clase media: millones de personas han entrado a formar parte de dicha clase media y han creado una clase de consumidores con ingresos discrecionales.
Esta destacada transición económica y demográfica acaba de entrar en una nueva fase, que podría provocar que la demanda de bienes y servicios pasara de los bienes de consumo básico a artículos de mayor calidad. Millones de personas en todo el mundo han entrado a formar parte de la clase media-alta e incluso de la clase alta. Según Euromonitor International, a finales de la década actual 440 millones de personas podrían alcanzar estos niveles de ingresos solo en Brasil, Rusia y China. Se prevé que esta tendencia de incremento de la riqueza en los países en desarrollo se mantenga durante muchas décadas y contribuya a impulsar los rendimientos de la inversión.
Otra de las tendencias que favorecen la inversión en mercados emergentes la encontramos en un fenómeno relativamente nuevo: la aparición de las multinacionales. En el año 2000, por ejemplo, solo 20 de las empresas que componen la lista Fortune Global 500 procedían de los mercados en desarrollo. En la actualidad son 150, entre las que se incluyen las multinacionales chinas Alibaba Group y Tencent Holdings. En total, las economías emergentes albergan a miles de empresas multinacionales. Estas empresas están presentes en casi todos los sectores y desempeñan un papel cada vez más importante; algunas de ellas se están haciendo un hueco entre las empresas más poderosas del mundo.
Aún hay motivos para invertir en renta fija
Durante el año 2017, la Reserva Federal estadounidense ha subido dos veces los tipos de interés, hasta situarlos en un rango entre 1 y 1,25%. Además, es posible que vuelva a subirlos en diciembre. La entidad también ha anunciado su intención de comenzar a reducir su balance, valorado actualmente en 4,5 billones de dólares. Dicho balance se vio incrementado por las compras de bonos del Tesoro y de titulización hipotecaria que se realizaron tras la crisis financiera y posterior recesión de los años 2007-2009.
Todo ello ha puesto nerviosos a los inversores de renta fija. Pero todas las medidas de la Reserva Federal han sido anunciadas de antemano, lo que podría marcar la diferencia. La historia demuestra que siempre que las subidas de tipos no pillen por sorpresa a los mercados, como las que comenzaron en 1994, su impacto sobre los rendimientos a largo plazo es relativamente reducido.
Aun cuando los tipos de interés suban más de lo previsto, si lo hacen de forma gradual, los bonos pueden absorber las caídas de precios asociadas. La razón es que los cambios en el precio constituyen solo una parte del rendimiento del bono. También hay que tener en cuenta las rentas, y cuando suben los tipos de interés, las rentas pueden aumentar. Es decir, las rentas procedentes de los intereses podrían moderar las caídas de los precios. Además, conforme vayan venciendo los bonos de menor rendimiento, los inversores pueden aprovechar la subida de tipos a la hora de redistribuir las ganancias invirtiendo en bonos de mayor rendimiento.