Las carteras de inversión de las aseguradoras están perdiendo rentabilidad por su excesiva prudencia
La asociación ICEA en colaboración con Amundi Asset Management ha elaborado un informe que analiza la situación de las carteras de la inversión de las aseguradoras españolas. Una realidad que, como ya advierten desde la introducción del documento, ha estado marcada históricamente por la prudencia, significada en una apuesta mayoritaria por los títulos de renta fija, y que, en 2018, implicó que el 82,9% de estas inversiones estuviera concentrada en activos conservadores. Sin embargo, el nuevo contexto internacional, marcado por una estabilización de bajos tipos de interés y una cierta ralentización económica –cuando no de sentimiento de final del ciclo- está llevando a muchas gestoras a replantearse sus estrategias buscando una mayor eficiencia y rentabilidad.
Estabilidad y conservadurismo
De acuerdo al informe, el sector asegurador gestiona un importante volumen de activos, lo que le convierte en uno de los principales actores del mercado financiero, algo a lo que se suma su tradicional vocación de permanencia en sus inversiones, con un horizonte medio superior a los cinco años. En 2018, superó los 295.000 millones de euros, lo que significó un incremento del 0,4% respecto al año anterior, representando el 24,5% del pib nacional. Por tipología, el 55,6% de la inversión correspondió a la cartera de vida, el 26,8% a la cartera general, el 13,7% a la de no vida, mientras que el 3,8% restante se englobó en fondos propios.
Tres de cada cuatro euros se invirtieron en renta fija, con la deuda pública como reina indiscutible (73,2%, mayoritariamente en deuda nacional), seguida de la deuda corporativa (26,8%). En relación a los activos restantes, efectivo y depósitos sumaron un 7,6% (perdiendo más de un punto respecto a 2017), en tanto que fondos de inversión y renta variable (5,2%) se mantuvieron estables aunque, eso sí, superando a los inmuebles (3,6%, principalmente dentro del segmento de oficinas y locales comerciales).
Vagón de cola europeo
Comparando las inversiones de las aseguradoras españolas respecto al resto de la Eurozona, sorprende comprobar la diferencia respecto a la realidad de otros países. Mientras que, como se ha dicho, en España suman más de 295.000 millones de euros (lo que representa un 4% del total de inversiones en la Unión Europea y un 24,5% sobre el pib), en los casos de Alemania (2.076.000 millones y un 28,4% sobre el total comunitario) o Francia (2.528.000 millones y un 34,5%) la situación es bien diferente.
Cabe destacar, además, que en comparación con las aseguradoras de ambas naciones, el peso de la renta fija sobre las inversiones es sensiblemente inferior (60,2% y 71,9%, respectivamente) respecto a España (75,5%), que supera ampliamente la media de la Eurozona en esta partida (68,6%). Por el contrario, la renta variable de las carteras estas entidades en nuestro país apenas bordea el 5%, mientras que en el caso galo supera el 6% y en el teutón se eleva por encima del 22%.
El sector asegurador español es, dentro de las principales economías del club comunitario, el que mayor porcentaje de la inversión destina a los activos conservadores, lo que choca con el dato que revela el informe sobre que la rentabilidad de las carteras de inversiones de las entidades del sector cayó un 32% entre 2012 y 2017, pasando de un 4,1% a un 2,8%, mientras que en países como Alemania (3,5%) o Italia (3,2%) este desempeño ha sido mucho mejor.
Dentro del actual contexto de un enfriamiento en las perspectivas de crecimiento y la ausencia de presiones inflacionistas (debido a una situación de bajos tipos de interés global) parece habilitarse un terreno propicio para que, en los próximos años, se observen cambios significativos en las estrategias de gestión de las carteras de muchas de las aseguradoras españolas.