La transformación digital dotará a más clientes de asesoramiento financiero y patrimonial
Jaime Bolívar, managing director de TechRules, ha sido el encargado de escribir el capítulo sobre el impacto digital en el asesoramiento financieros del estudio “La Transformación Digital de la Banca Española”, editado por el IEB junto con varias entidades. Según explica en la obra, “la tecnología ha irrumpido con fuerza en el sector del asesoramiento financiero. Entre los cambios sustanciales que proporciona la tecnología, se encuentran la mejora de transparencia y la eficiencia, la reducción de costes y el acceso de nuevos inversores. La tecnología ha ampliado los segmentos de potenciales clientes del asesoramiento financiero mediante la creación de plataformas específicas para profesionales con múltiples soluciones, junto a la aparición de los “robots financieros” como fórmulas de acercamiento de las finanzas a los particulares”.
Añade que “tradicionalmente, el asesoramiento financiero se dirigía a los grandes patrimonios, con los cuales se podía rentabilizar la estructura con la que se dotaba, aunque la eficiencia es hoy una exigencia junto a la diferenciación del servicio. Por otro lado, en la actualidad, amplias capas de la población demanda este tipo de servicios financieros. Estos retos no significan que el papel de las entidades desaparezca, sino que se transformará. Se hace necesaria la segmentación según el negocio que se quiera atender. Y para ello, la tecnología es esencial”.
En su opinión, “la eficiencia conseguida por la reducción de costes convierte a los servicios de asesoramiento financiero y patrimonial en algo más asequible y accesible para un público cada vez más amplio. Por este motivo, las tecnologías para el asesoramiento financiero y patrimonial se organizan en torno a dos líneas de categoría de producto, que pueden parecer contradictorias, pero que sirven al mismo objetivo: Las soluciones profesionales para banca o EAFI, dirigidas a sus especialistas en asesoramiento financiero; y las herramientas para uso directo por parte de los particulares, como robo-traders, o robo-advisors, que les ayudan a definir, planificar y diseñar su cartera de inversión, planificación financiera o soporte a la decisión en el trading de activos financieros. El panorama internacional muestra claramente la convivencia de estas dos tendencias en las empresas dedicadas al desarrollo de tecnología y plataformas de asesoramiento financiero”.
Por una parte, desvela que “existen grandes compañías que desarrollan plataformas tecnológicas para entidades financieras, gestoras de fondos o asesores financieros. Estas plataformas ofrecen información completa y actualizada de todo tipo de activos, pudiendo configurar a la carta la visualización de los mismos. Además, incluyen diversos módulos que gestionan tanto la relación con clientes, la creación de carteras o las propuestas de inversión, entre otros. En los últimos años han surgido numerosas compañías que, agrupadas bajo el término inglés “robo-advisors”, o robots financieros en español, incluyen diversas soluciones orientadas a particulares: desde plataformas “do-it-yourself”, en las que el inversor actúa como si fuera un profesional con las mismas herramientas, hasta planteamientos más sencillos, en los que después de hacer un perfilado del cliente, se le propone una cartera con un número limitado de productos. Este tipo de empresas tecnológicas que desarrollan robo-advisors captan capital para financiar su crecimiento de forma creciente. Los robots financieros han supuesto un punto de inflexión y, lejos de ser una amenaza para los profesionales, muestran una tendencia con la que tendrán que convivir y competir. Como señala el conocido blogger y asesor financiero Michael Kitces, la tendencia es la convergencia entre humanos y tecnología”.
Impacto de la tecnología en el asesoramiento
Bolívar afirma que “la tecnología, por lo tanto, ha modificado muchos hábitos en el sector del asesoramiento financiero: Ha reducido los costes y ha permitido que el asesoramiento financiero sea más accesible a más personas; ha acercado la información financiera, la terminología y el conocimiento. La divulgación a través de la tecnología ha permitido que muchas personas comprendan diversos conceptos que eran complejos hasta el momento; ha obligado a las entidades a ser más transparentes. Al existir más información abierta, se encuentran con clientes que participan, replican y discuten las estrategias. Y ha conseguido, en definitiva, que la eficiencia sea mayor en el sector”.
Por eso, considera que “el futuro acentuará la tendencia de los particulares de buscar sus propias vías para la gestión financiera y patrimonial. Los “millenials” tienen la tecnología como parte de sus vidas y desconfían de lo que ha sido tradicional hasta la época. El sector de asesoramiento mantendrá su reacción y segmentará su negocio para satisfacer diversos públicos que convivirán al mismo tiempo: Por una parte, mantendrán una estructura de banca personalizada y family offices para las rentas más altas, acompañadas de servicios tecnológicos. Por otra, tendrán herramientas masivas para un público con menos patrimonio. En paralelo, las empresas del sector fintech seguirán desarrollando plataformas para las gestoras y grupos bancarios, que permitan optimizar la gestión y el asesoramiento patrimonial. Y por último, habrá un grupo numeroso de personas que busque plataformas alternativas para gestionar por sí mismos su patrimonio”.
Según Bolívar, “no se trata de una lucha por ver quién dominará. Los modelos convivirán y la competencia entre ellos solo servirá para mejorar la eficiencia y los resultados del sector. En cualquier caso, el asesoramiento financiero y patrimonial debe aceptar que las herramientas tecnológicas son ya parte de sus procesos y que deben ser accesibles a sus clientes. Lo que hoy es diferencial, pronto será una exigencia de los particulares. Quien se quede atrás, estará fuera del mercado”.
Como conclusión señala que “la tecnología para el sector de asesoramiento financiero y de patrimonios es el aliado que deberán incorporar todos los actores (entidades, gestoras, EAFI) para adaptarse a la nueva relación demandada por los clientes. La tecnología satisfará diferentes segmentos de negocio y facilitará una comunicación más eficiente y transparente, pero también más exigente. En general, será un beneficio para el sector y el público, que encontrará más opciones para mejorar la rentabilidad de sus inversiones”.