La mujer es mucho más proclive al asesoramiento financiero que el hombre
Por Miguel Ángel Valero
Los expertos en esto de la gestión del patrimonio no se ponen de acuerdo en si existe o no un estilo femenino de manejar el dinero. Hay opiniones para todos los gustos, algunas de ellas notablemente contradictorias entre sí, sobre esta cuestión. Pero en lo que hay práctica unanimidad es en reconocer que la mujer es muchísimo más proclive que el hombre al asesoramiento financiero, lo que debe ser aprovechado por el sector, todavía muy enfocado a que es el varón el que toma las decisiones sobre el dinero de la familia o de la pareja.
Operadores del sector creen que existe una oportunidad de captación de clientas para el asesoramiento financiero, porque la mujer juega un creciente protagonismo en los procesos de planificación financiera.
Aunque coinciden en que, para materializarla, estas firmas deben comprometer recursos y tiempo, porque “es un segmento del mercado insuficientemente explorado”.
Muestra mayor tendencia que el hombre a aceptar estrategias de inversión orientadas a lograr objetivos de largo plazo»
Un asesor financiero, pero también para un gestor de patrimonios o un profesional de banca privada, debe tener en cuenta que la mujer tiene diferentes puntos de vista que el hombre sobre el manejo del dinero y que utiliza distintas estrategias. Por tanto, para captar a esa usuaria hay que analizar objetivamente cuáles son sus preferencias y dar respuesta a sus necesidades.
Algunos gestores de patrimonios destacan que la mujer tiene una mayor tendencia que el hombre a aceptar estrategias de inversión orientadas a lograr objetivos de largo plazo. Se preocupan menos que los hombres de la evolución a cortísimo plazo de sus inversiones. Y son mucho más reacias a actividades de trading día a día, a la que parecen más aficionados los hombres.
Al mismo tiempo, en el mundo del asesoramiento financiero y de la gestión de patrimonios existe una nula diferenciación en la oferta de productos y servicios. Prácticamente no existe en el mercado una propuesta diseñada específicamente para captar a las mujeres como clientes.
Falta en el sector un análisis mucho más pormenorizado de las diferencias a la hora de manejar el dinero que tienen los hombres y las mujeres, como paso previo necesario para comunicar y comercializar productos y servicios diferenciados en inversiones financieras y, especialmente, en la planificación para la jubilación.
Una investigación de Cerulli Associates refleja que menos de un tercio de las mujeres creen que necesitan “muy poco asesoramiento” a la hora de invertir, frente al 49% de hombres que comparte esa afirmación.
Joslyn Ewart, autora del libro “Balancing Act: Wealth Management Straight Talk for Women” y fundadora y directora de la firma de gestión de patrimonios Entrust Financial, cree que “las mujeres necesitan tomar el control de su dinero”. “La decisión de tomar la responsabilidad de su dinero es primordial, porque el primer error de las mujeres es delegar la responsabilidad de las decisiones financieras al hombre de sus vidas, ya sea su padre, su hermano, o normalmente, el más dañino de todos, su pareja sentimental”, argumenta. “En cualquier caso, ninguno de ellos podrá realizar un trabajo mejor que el que una mujer puede hacer por sí misma”, añade.
Ewart defiende que “las mujeres deben evitar el síndrome del “por favor cariño, firma aquí”, que suele darse cuando se le ha dado a la pareja la autoridad de gestionar las finanzas personales”. Y que “deben considerar los beneficios de contratar un equipo de asesores patrimoniales competentes que les ayuden a alcanzar las metas personales que se desean alcanzar con el dinero personal”.
Y recomienda a las mujeres “comenzar cuanto antes”. “No importa cuáles hayan sido las experiencias del pasado, hay que tener coraje y comenzar a tomar el control de las finanzas personales”.
Para la directora de Entrust Financial, los beneficios de que las mujeres tomen el control de sus finanzas se resumen en dos. El primero, es la capacidad de cuidar de sí mismas y de sus familias sin importar a qué tipo de situación tengan que enfrentarse en la vida. La segunda, es que las mujeres deben ser “el catalizador para un cambio que beneficia no solo a las familias sino a toda la sociedad”.