La inteligencia colectiva: una estrategia diferencial de François Badelon en Amiral Gestion
Por Pablo Martínez Bernal, Responsable de Relación con Inversores de Amiral Gestion.
Warren Buffett es considerado el mejor inversor de todos los tiempos. Uno de los aspectos que más llama la atención de su labor de gestión es que trabaja (prácticamente) solo. Apenas un par de llamadas al mes a su socio Charlie Munger para discutir ideas de inversión atractivas bastan para gestionar unos activos de más de $500.000 millones. No fue hasta 2010 que incorporó a un primer gestor, Todd Combs. Años más tarde le seguiría Ted Weschler. Entre los dos gestionan cerca de $20.000 millones, una minucia si se tiene en cuenta la capitalización de Berkshire Hathaway. Evidentemente, como Warren Buffett solo hay uno, la mayoría de equipos de gestión -con activos bajo gestión infinitamente más reducidos- se organizan alrededor de entre uno y tres gestores y un sinfín de analistas, repartiendo las labores de análisis y gestión de carteras entre ellos.
Y es en este punto cuando surge el problema: ¿cómo debe organizarse un equipo grande de inversión? Hay muchas organizaciones que apuestan por los comités de inversión: un grupo de gestores toma las decisiones de inversión de forma colegial. El punto positivo es que no se depende en exceso de una sola persona, lo que se conoce como un “one-man show.” El problema fundamental es que las ideas más atrevidas, que en muchas ocasiones acaban siendo las más rentables, no pasan el filtro del consenso. Bajo estas circunstancias, la probabilidad de acabar replicando al mercado es muy alta: para hacerlo mejor que tu benchmark (competencia) tienes que tomar decisiones diferentes, alejadas del consenso.
Pero, ¿existe alguna alternativa? Creemos que sí. En Amiral Gestion siempre nos ha gustado seguir la máxima de Charlie Munger de “dominar lo mejor que otros han descubierto ya.” Por eso, seguimos fielmente los principios del value investing. Ben Graham ya había “inventado” la filosofía de inversión más inteligente y no había que inventar la rueda. De igual forma, cuando leí en el año 2002 un libro sobre la historia de la gestora norteamericana Capital Group y aprendí cómo funcionaba su sistema de subcarteras, supe que había dado con una idea fantástica, una alternativa al “one-man show” y al comité de inversión que acaba replicando al mercado: la gestión a través de las subcarteras.
¿En qué consiste? Como su propio nombre indica, la gestión mediante subcarteras consiste en dividir un fondo de inversión en varias partes, que son gestionadas de forma individual por diferentes gestores. Cada gestor debe de respetar el mismo proceso de inversión, seguir el mismo modelo de valoración, etc. Pero lo más importante es que cada gestor debe de compartir e intentar convencer al resto de sus compañeros gestores y analistas de que la suya es una gran idea. Mientras tanto, el resto deben de intentar “matar” esa idea de inversión, ver los puntos flacos.
Por tanto, el criterio para establecer qué porcentaje del fondo gestionará cada gestor se basa, principalmente, en la experiencia y bagaje de cada uno. De esta forma, gestores senior con mayor experiencia tendrán subcarteras mayores y los más junior (menos experimentados) irán ganando cuota a medida que acumulen experiencia, buenos resultados a largo plazo y óptima sintonía con el proceso. En fin, resulta estimulante para todo el equipo.
Con esta organización se producen infinidad de ventajas. En primer lugar, se consigue evitar el problema de los comités, ya que cada gestor toma las decisiones en libertad y puede presentar las ideas más atrevidas. En segundo lugar, la calidad de las ideas es superior. Esa fricción intelectual hace que muchos ojos observen una idea de inversión y la diseccionen con gran profundidad. En tercer lugar, la dinámica de trabajo es mucho más desafiante y, al mismo tiempo, enriquecedora. El día a día de los gestores es más interesante. Al igual que hacía Ben Graham comiendo todos los viernes con otros inversores para discutir ideas, los gestores pueden debatir sobre lo que más les gusta con otras personas igual de inquietas que ellos. Por último, otro de los aspectos más positivos tiene que ver con el talento. Los analistas que llegan a Amiral Gestion tienen infinitas posibilidades más de gestionar el día de mañana que en otras organizaciones. Eso lo saben los propios analistas y es por eso que la retención del talento es inigualable en una industria con una gran rotación. Tener esta dinámica de trabajo exige que haya muy buena sintonía entre los gestores, y la estabilidad del equipo contribuye muy positivamente a lograrlo. En definitiva, nosotros pensamos que la inteligencia colectiva, combinada con la filosofía de inversión adecuada, puede batir al mercado. Basta con darle autonomía a los gestores para hacer lo que más les gusta: encontrar pequeñas joyas ocultas que el mercado no ha puesto todavía en valor.