La incertidumbre continúa en un mercado dominado por un dólar fuerte
Por Hans-Jörg Naumer , Global Head of Capital Markets & Thematic Research, de Allianz Global Investors
No hay nada que disguste tanto a los mercados de capitales como la incertidumbre. Y no obstante, ésta forma una parte intrínseca y clave de dichos mercados. Si todo fuera previsible, no habría sorpresas, pero tampoco prima de riesgo que las remunerara. Y así ha sido, la inseguridad ha imperado en las últimas semanas. El índice de incertidumbre de política económica (EPU, «Economic Policy Uncertainty Index»), que utiliza algoritmos basados en el número de palabras para analizar la terminología relativa a esta temática que aparece en los principales periódicos, ha vuelto a subir, así como el índice de volatilidad (medido según el VIX del mercado bursátil). La subida del EPU se ha observado en todas las grandes regiones (véase el gráfico de la semana), si bien la mayor se ha registrado en China, posiblemente debido a su desaceleración económica y el conflicto comercial con EE. UU.
Claves de la próxima semana
Los comentarios en las redes sociales en muy pocos caracteres son siempre una posibilidad – e imposible de predecir. La agenda política en sí es bastante tranquila para la próxima semana, por lo tanto, probablemente la atención se centrará sobre todo en los datos económicos. Éstos son cada vez más importantes a medida que se va reconociendo más claramente que nos encontramos en una fase de finales del ciclo económico, y lo importante será saber si los datos siguen presentando señales de debilidad en Europa, así como en Asia (y particularmente China). La próxima semana no empieza realmente hasta el martes, cuando se publicarán los datos sobre el mercado inmobiliario estadounidense. Tras la fuerte desaceleración reciente de las nuevas construcciones, se prevé una recuperación. Aparte del índice de actividad de la industria japonesa, el miércoles está dominado por los datos de Estados Unidos. Cabe contar con un retroceso de los pedidos de bienes duraderos con respecto al mes anterior, principalmente del sector de transporte. Los datos de las solicitudes existentes de subsidio por desempleo, el índice de indicadores adelantados y las ventas de viviendas de segunda mano deberían de ser globalmente positivos. El jueves será interesante la estimación preliminar de la confianza de los consumidores de la zona euro.
Últimamente ha retrocedido considerablemente y una nueva caída no sería de extrañar, sobre todo en Italia. El viernes está repleto de anuncios, con un indicador económico tras otro. El panorama estará marcado por el índice provisional de gestores de compras de la industria manufacturera y no manufacturera. Por suerte, aún están en unos niveles por encima del umbral de expansión de 50 puntos en la zona euro, Japón (en este caso solo se dispone del de la industria manufacturera) y EE. UU. Se prevé que el de la zona euro vuelva a registrar una ligera desaceleración, mientras que el de EE. UU. debería de ser robusto.
En conjunto, la incertidumbre ha vuelto a los mercados. Los datos económicos favorables, por lo menos en EE. UU., deberían de contribuir a estabilizar el ánimo, pero seguramente no conseguirán que pase a ser positivo. Por una parte, la divergencia económica latente que se percibe entre Europa y Estados Unidos debería de ahondarse aún más y, por otra, la recuperación temporal de los mercados de renta variable no ha sido lo suficientemente fuerte como para romper al alza los niveles de resistencia. Lo bueno es que la presión vendedora ha aflojado, como se desprende de los indicadores de fortaleza relativa de las principales regiones. El ánimo de los inversores es más bien realista: el campo alcista y el bajista están más o menos equilibrados. En conjunto, esto parece presentar un movimiento lateral con un sesgo bajista de la renta variable. Por otra parte, se prevé que el dólar estadounidense se mantenga estable frente al euro, aunque la moneda única ya ha alcanzado su mínimo de una década frente al billete verde y los especuladores han acumulado unas posiciones a largo considerables. El diferencial de crecimiento continuará respaldando al dólar, mientras que la espada de Damocles de los presupuestos italianos pende sobre la zona euro.