La CNMV advierte del elevado nivel de estrés en el segmento de intermediarios financieros
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha hecho pública la Nota de estabilidad financiera correspondiente al mes de enero de 2020, según la cual el nivel de estrés de los mercados financieros españoles se situaba, al cierre se este informe, en 0,181, un valor más bajo que el del último informe correspondiente a octubre de 2019, momento en que el indicador mostraba valores fronterizos entre un nivel bajo de estrés y un nivel medio (0,27). Dentro de esta tendencia cabe destacar un leve repunte del estrés a finales de enero que probablemente reflejó un aumento de la incertidumbre relacionado con el coronavirus identificado inicialmente en la ciudad china de Wuhan, hecho que también repercutió en otros mercados financieros pero que no ha supuesto un cambio de tendencia del indicador. Como en trimestres anteriores los niveles de estrés más elevados se registraron en el segmento de intermediarios financieros y en el de deuda observándose rebrotes transitorios en otros segmentos de menos relevancia en el índice total. La correlación de los niveles de estrés entre los diferentes componentes del indicador continúa siendo baja en términos históricos.
La nota describe un contexto macroeconómico español marcado por una senda de desaceleración de la actividad que también se está trasladando al ritmo de creación de empleo (el PIB creció un 2% en 2019, cuatro décimas menos que en 2018). Esta ralentización continuará este año y será más intensa que en la zona euro, donde han mejorado las expectativas en países como Alemania e Italia, por lo que el diferencial de crecimiento se reducirá hasta 0,3 p.p. Con la formación de gobierno en España a principios de año se han atenuado algunas fuentes de incertidumbre pero persisten otras como el elevado nivel de desempleo, los retos que plantea el envejecimiento de la población, las dificultades del sector bancario para elevar sus márgenes o la existencia de sectores o agentes que presentan un vulnerabilidad financiera.
Los mercados financieros domésticos registraron en el tramo final del año pasado alzas en las cotizaciones de las acciones y en las rentabilidades de los activos de deuda. Las primeras fueron, en general, inferiores a las registradas en otros índices europeos y con un comportamiento heterogéneo entre sectores e incluso entre las empresas que los componen. Entre las compañías que aumentaron su valor destacaron las empresas de carácter cíclico y las relacionadas con la energía y entre los descensos los de las empresas inmobiliarias y las entidades bancarias (aunque no todas). Las rentabilidades de los activos de deuda, que habían descendido durante buena parte del año conforme se conocía el nuevo rumbo de la política monetaria, se incrementaron a finales del ejercicio por la mejora de expectativas sobre la actividad europea y la disminución de algunas incertidumbres. Las primeras semanas del año han venido marcadas por la incertidumbre en torno al coronavirus que dieron lugar a descensos en las bolsas cercanos al 2% en enero (que se revirtieron totalmente en los primeros días de febrero) y en las rentabilidades de los activos de deuda a largo plazo.
Como en números anteriores, dentro de los riesgos de carácter financiero más relevantes se continúa destacando el riesgo de mercado y el de liquidez, particularmente en los activos de deuda, pero también se mencionan riesgos de otra naturaleza que pueden acabar teniendo implicaciones en términos de estabilidad financiera como los relacionados con la ciberseguridad. El riesgo de mercado y de liquidez es especialmente significativo en el caso de los activos de mayor riesgo pues sus primas de riesgo presentarían mayores alzas ante un eventual repunte de la incertidumbre o un deterioro notable de la actividad económica. Además, afectaría con más severidad a los agentes más endeudados y a los más expuestos a activos complejos poco líquidos y a duraciones más largas.