La cercanía del asesor financiero puede ayudar al conjunto del sector a que el cliente recupere la confianza
Durante las últimas semanas, hemos continuado escuchando declaraciones de los máximos representantes del sector financiero español en las que expresaban su preocupación por recuperar la confianza perdida por los clientes en las entidades financieras, pese a haberse superado ya lo peor de la crisis.
La última ha sido la de Isidro Fainé, presidente de CaixaBank y de la Asociación Europea de Cajas y Ahorros y Banca Minorista, quien dijo en la Asamblea General de esta asociación que “el mayor reto en la banca minorista es recuperar la confianza perdida y para ello el sector se debe regenerar a través de la honestidad, profesionalidad, empatía y diálogo”.
Según Fainé, “la actividad bancaria tiene como eje principal la confianza que el cliente deposita en la entidad y a la que pide fondos cuando necesita desarrollar proyectos de inversión o consumo. Esto es especialmente importante en la banca minorista, ya que que depende en mayor medida de la consideración de sus clientes”.
El papel del asesor
En este entorno de desconfianza del cliente y donde cada día avanzan más los servicios digitales no personalizados, el papel del asesor financiero se convierte en fundamental, aportando cercanía, conocimiento, experiencia y apoyo a un cliente frío y distante con el sector financiero.
También llama la atención que las repetidas llamadas a fomentar el crédito en sociedades como la Europea o Japón, con tipos de interés negativos, no consiga incrementar significativamente la inversión ni de empresas ni de particulares, aunque para obtener préstamos sea esta la época histórica mejor sin ninguna duda.
¿Quizá falta explicación, apoyo y cercanía al cliente?
Por eso, los asesores financieros tienen un amplio campo de desarrollo en un sistema en el que ahora mismo las barreras entre las entidades y los sentimientos de los consumidores son muy grandes.