La automatización permite a los asesores focalizarse en la personalización de servicios de valor añadido
En los últimos años, se ha incrementado de manera notable la competencia en el segmento de la gestión patrimonial, principalmente por la llegada de jugadores no tradicionales, como las empresas fintech, y de neobancos que se apoyan en la digitalización de su oferta de servicios para ofrecer una gran eficiencia en costes. Los asesores financieros, por su parte, están aprovechando el crecimiento de las nuevas tecnologías para automatizar la mayor parte de sus actividades administrativas, lo que les permite liberar sus agendas para concentrarse todavía más en la personalización de servicios de valor añadido que aportan importantes beneficios a sus clientes. Así lo señala el informe ‘Future of Wealth Management’, elaborado por KPMG, que advierte, además, que las turbulencias en los mercados están empujando a los ahorradores a buscar cada vez más un asesoramiento profesionalizado que les aporte confianza, en especial, en el caso de los grandes patrimonios.
De acuerdo a este documento, la tecnología está revolucionando casi por completo las relaciones entre los clientes de la industria financiera y los profesionales, si bien no solo en la adopción de nuevos sistemas telemáticos y omnicanales, sino porque los inversores desean un contacto más cercano y personalizado que les sirva para eliminar las interrupciones derivadas del exceso de información sobre las empresas cotizadas y los mercados. En paralelo, se advierte del intervencionismo cada vez mayor de los reguladores en ámbitos como la ciberseguridad o la protección de datos.
Parte central de la vida del cliente
La gestión patrimonial continúa siendo un sector con un potencial de crecimiento consistente en el medio y largo plazo, advierte el informe, impulsado por el aumento de la riqueza familiar y empresarial, la preparación de los ahorros para la jubilación, la dependencia excesiva en los activos no financieros o la transferencia de riqueza intergeneracional. Además, la pandemia por coronavirus solo ha servido para enfatizar la importancia de la resiliencia financiera, ya que muchos ahorradores sufrieron caídas dramáticas en sus ingresos.
Por todo ello, en KPMG aseguran que los asesores desempeñan un papel fundamental en el bienestar financiero de una gama cada vez más amplia de clientes, de todos los grupos de edad e ingresos, que van mucho más allá de los grandes patrimonios. Por ello, en lugar de centrarse por completo en los productos, los principales actores ahora tienen la oportunidad de «poseer» el asesoramiento financiero y convertirse en una parte central de la vida de los clientes. Esta vocación más amplia no solo debería abrir nuevos negocios y canales, sino también ofrecer un mayor sentido de propósito a los posibles nuevos empleados con valores cambiantes.
En el documento también se señala el impacto creciente de la sostenibilidad y de los activos ESG, lo que refleja una mayor conciencia y activismo social y de los inversores. Las empresas de gestión de patrimonio y los asesores financieros deben estar en sintonía con las expectativas éticas de los clientes, que van más allá de simplemente ofrecer fondos ESG y exigen una cultura impulsada por un propósito definido.
Además, se incide en que dentro del espacio de gestión del patrimonio y del bienestar financiero, hay un movimiento hacia los servicios híbridos para ofrecer asesoramiento de inversión global y remoto dirigido al mercado masivo. Esto requiere una combinación de capacidades humanas y digitales, incluidas más mujeres asesoras, además de una mayor automatización y portales de autoservicio.