Iván Martín (Magallanes): «El mundo está en un ciclo de crecimiento económico sincronizado»
El director de inversiones de Magallanes Value Investors, Iván Martín, ha publicado una nueva Carta Trimestral en la que afirma que «es normal que la bolsa suba, aunque no lo parezca. Se cumple un año del primer y más severo de los confinamientos que el mundo ha vivido en la historia reciente. Aún hoy, múltiples países conviven con algún tipo de restricción en la movilidad para intentar frenar terceras o cuartas olas de contagios. Pese a lo largo de la batalla contra el virus y el éxito dispar en el proceso de vacunación masiva, la realidad es que el optimismo global, al menos en lo económico, es el principal protagonista de los primeros compases del 2021″.
En este sentido, indica que «podríamos afirmar que el mundo está al principio de un nuevo ciclo de crecimiento económico sincronizado como no se ha visto en muchos años. Así, tomando como referencia las estimaciones de crecimiento global reportadas recientemente por el FMI, se espera que el PIB mundial suba en un +6,0% y un +4,4% para 2021 y 2022 respectivamente, sin olvidar que la caída del PIB en 2020 fue del -3,3%, penalizada por el efecto del Covid-19″.
En su opinión, «hay razones de peso para pensar que este buen comienzo de año tenga continuidad en el tiempo, alentado además por la abrumadora cantidad de dinero fruto de los enormes planes de estímulo fiscal y monetario aprobados por las principales economías mundiales. A esto hay que sumarle el efecto positivo en el crecimiento económico derivado de la demanda acumulada de bienes y servicios que está por venir, con el gradual levantamiento en las restricciones de los diferentes países. Además, la salud económica y financiera de los agentes económicos, principalmente hogares y empresas, se encuentra en niveles altos, con tasas de ahorro acumulado en niveles máximos de los últimos años».
Por ello, Iván Martín señala que «salvo excepciones por valoraciones extremas como el caso de ciertas empresas tecnológicas en Estados Unidos, el nivel de cotización del mercado de acciones parece bien fundamentado para seguir gozando de buenos retornos. Y muy específicamente para aquella parte de mercado denominada como estilo valor. El razonamiento es sencillo: los mayores crecimientos de beneficios empresariales se están produciendo en esta tipología de empresas, por lo tanto, no es de extrañar que el precio de sus acciones reaccione de forma más positiva que el resto de mercado. Si el negocio va bien, las acciones van detrás».
Un mundo de extremos
Para Martín, «el último trimestre del año pasado será recordado como uno de los momentos de mayor distorsión de comportamiento entre los “valores caros y baratos” (se entiende los primeros cayendo y los segundos subiendo), y los primeros meses de 2021 se siguen caracterizando por una continuidad, incluso por una mayor aceleración si cabe, de dicho movimiento. Pese a los evidentes datos de rotación, las divergencias acumuladas de valoración y cotización entre ambos activos siguen estando en niveles elevados comparado con sus medias históricas. Este diferencial acumulado, junto con el inminente crecimiento de la economía, hacen pensar que la “gran rotación hacia el value”, como lo denominan algunos estrategas de mercado, siga su tendencia a favor de las compañías baratas, como viene sucediendo desde hace unos meses».
Por ello, afirma, «un entorno de crecimiento beneficia a aquellas empresas más ligadas al ciclo económico, porque son las principales protagonistas de la reactivación de la economía real. Dicha reactivación económica genera presiones en precios, eventualmente inflación, lo que hace que las tires de los bonos a largo plazo repunten. Esto es lo que está sucediendo en Estados Unidos, cuya tir del bono a diez años ha pasado del 0.91% al 1.74% durante el primer trimestre del año, traduciéndose en una caída del precio de dicho bono próxima al -7% (según el S&P US Treasury Bond 10-Year Index), y cercana al -14% para el índice Bloomberg Barclays Long US Treasury, la mayor corrección trimestral desde 19801. Una caída digna de renta variable, pero recordemos, estamos hablando de bonos del gobierno americano. Aviso a navegantes«.
Como consecuencia de ello, Martín sentencia que «el inversor actual se enfrenta a riesgos implícitos y explícitos. Los implícitos tienen que ver con el hecho de no invertir en la clase de activos “acordes al momento actual”, es decir, en valores de la economía real ligados al ciclo de crecimiento, muchos de ellos bajo el estilo de inversión valor. Este riesgo es realmente un coste de oportunidad, en todo caso, sería el “riesgo de no estar invertido”. Y por otro lado está el riesgo explícito, sin duda el más dañino, el de aquellos inversores que, buscando una sensación de seguridad y predictibilidad en sus inversiones, han comprado bonos, o peor, activos parecidos a los bonos o proxy bonds, e incluso peor aún, empresas tecnológicas prometiendo crecimientos inverosímiles imposibles de cumplir«.