Inverco reclama libertad de elección para los ahorradores ante la posible prohibición de las retrocesiones
«El modelo de distribución actual ha permitido una razonable coexistencia de los distintos esquemas de prestación de servicios, dando lugar a la libertad de elección de los ahorradores tanto en el servicio a recibir, ya sea gestión discrecional, asesoramiento o comercialización, en los fondos a elegir en una oferta de más de 40.000 fondos y en la forma de pago de los servicios a recibir, ya sea implícito o explícito». Así se ha manifestado Ángel Martínez Aldama, presidente de Inverco, en el II Foro empresarial de la Gestión Activa, que organiza el diario El Economista y en el que participan algunas firmas de inversión.
El deseo de Martínez Aldama es que «la próxima estrategia de inversión minorista que la Comisión Europea presentará en mayo [cuyo borrador contempla eliminar los incentivos en la venta de fondos] refuerce las ventajas de los fondos de inversión y permita que sea el vehículo óptimo para que los inversores minoristas accedan a los mercados financieros, siempre sobre esas tres libertades de elección que no debemos perder en favor de los ahorradores». En esta línea, ha indicado que “es importante seguir perseverando en los servicios de valor añadido y de mayor perfilación de los clientes, que sin duda cuando vienen momentos más complicados vemos como no hay esos movimientos de manadas ante caídas de mercado».
Cabe recordar que, como ya se señaló en un artículo de elAsesorFinanciero.com, uno de los temores de la industria financiera es que MiFID III acabe definitivamente con las retrocesiones, es decir, con aquellas comisiones encubiertas que los asesores no independientes cobran por parte de las gestoras. Un informe aparecido hace unos meses en Bruselas se inclinaba directamente por prohibir los incentivos con independencia del tipo de servicio de inversión a través del cual se esté distribuyendo un producto financiero. De este modo, según los autores de este documento se podrían evitar los conflictos entre los asesores y sus clientes así como garantizar que sus recomendaciones se basan en la idoneidad del producto para el cliente y no en las ganancias que se obtienen por su venta.
En el caso de España, este cambio tendría una relevancia mayúscula, habida cuenta de que una mayoría de los modelos de prestación de servicios están basados en la percepción de incentivos.