Ibercaja cierra 27 sucursales en La Rioja y las sustituye por un ofibus
Por Miguel Ángel Valero
En un momento en el que el campo sale a las calles para protestar por su situación y la España vaciada demanda un aumento de la oferta de servicios financieros como vía para hacer frente a su imparable proceso de despoblación, la reacción de la banca es cerrar sucursales. “Nosotros también somos víctimas de la despoblación”, asegura Jesús Les, director territorial de Ibercaja en La Rioja, para justificar que la entidad haya tomado la decisión de sustituir las oficinas físicas de 27 municipios de esta comunidad autónoma uniprovincial por el modelo de banca móvil y por un autocar transformado en sucursal. “Seguimos apostando por los pueblos, tenemos un sólido compromiso con ellos y nos adaptamos”, defiende este directivo de Ibercaja.
Al mismo tiempo, esta decisión de Ibercaja es una oportunidad de negocio para los asesores y para los agentes financieros que trabajan para otros bancos e instituciones, ya que miles de habitantes de esas 27 localidades riojanas se quedan sin sucursal. Se trata de Ochánduri, Ollauri, Rodezno, Azofra, Camprovín, Manjarrés, Matute, Santa Coloma, Leiva, Ojacastro, Tormantos y Villar de Torre, en la Rioja Alta; Bergasa, Enciso, Herce y Tudelilla, en la Baja; y Nalda, Sorzano, Santa Engracia del Jubera, Ventas Blancas, Corera, El Redal, Los Molinos de Ocón, Torrecilla en Cameros, Villoslada de Cameros, Laguna de Cameros y San Román., en la Rioja Baja.
Como otros bancos y entidades financieras, Ibercaja ha examinado los resultados de sus sucursales en localidades pequeñas (todas tienen menos de 500 habitantes, con la excepción de Nalda, que cuenta con algo más de un millar) y ha optado por cerrarlas. Para sustituirlas, un autobús dotado con los medios técnicos de una sucursal bancaria recorrerá periódicamente esos municipios para atender a sus clientes.
Ibercaja ha descartado la cesión de algunas de esas sucursales a agentes financieros para que las mantengan (aunque ya fuera del balance del banco), como han hecho otras entidades.
“En términos de negocio no tienen sentido estas oficinas, pero mantenemos este servicio social a través de una inversión de 300.000 euros para poner en marcha la oficina móvil, que es la primera de Ibercaja en todo el país”, explica Jesús Les.
Mientras se diseñan las rutas concretas que recorrerá el autobús, en Ibercaja aseguran que en el vehículo los clientes podrán realizar las mismas operaciones que hasta la fecha en la sucursal, y que éste contará con cajero automático.
“El número total de horas de atención a los clientes aumentará en todas esas localidades”, subraya el director territorial de Ibercaja en La Rioja. Las oficinas que cerrarán sus puertas para ser reemplazadas por el autobús ya tenían horarios limitados “por la dispersión geográfica”.
En el caso de la única cabecera de comarca afectada, Torrecilla en Cameros, la oficina de Ibercaja abría tres días a la semana, dos de ellos con horario reducido. En Nalda, la localidad afectada con más habitantes, se mantendrá el cajero automático que opera en la actualidad, aunque se cierre la sucursal.
El cierre de oficinas y su sustitución por el ofibus ya ha sido comunicado tanto al Ejecutivo regional como a los alcaldes afectados que, según Ibercaja, “han comprendido” la decisión. “La mayor parte de los alcaldes se lo han tomado bien aunque alguno sí que nos ha dicho que es una pena. La alternativa era el cierre. Esto no es ningún cierre, es una buena noticia para La Rioja”, defiende Jesús Les.
Estas decisiones no implican despido alguno, ya que los empleados que se trasladaban a las oficinas que ahora cierran sus puertas se mantendrán en la sucursal comarcal de la que dependían éstas.
Un ERE en marcha
Pero Ibercaja ya tiene otro expediente de regulación de empleo (ERE) en marcha, que ya está negociando con los sindicatos. La antigua caja de ahorros plantea la salida de 550 personas, lo que representa el 10% de la plantilla, y el cierre de 160 oficinas, el 14,55% de la red existente en la actualidad. Los sindicatos esperan que estas cifras se reduzcan ligeramente.
El banco alega causas económicas y organizativas y falta de rentabilidad para afrontar una nueva reducción extraordinaria de costes. El rendimiento que obtiene Ibercaja es muy inferior al coste del capital y a lo que demanda un inversor, cuando tiene una salida a Bolsa en el horizonte.
Ibercaja ejecutó en 2017 un ERE mediante bajas incentivadas para 590 trabajadores y cerró 140 oficinas, tras un acuerdo con los sindicatos en el que selló un compromiso para no abrir otro nuevo proceso hasta enero de 2020. Una vez cumplido el plazo, plantea un segundo ERE, con números parecidos al primero.