Generali Investments: El impacto en los mercados de la guerra de Ucrania y del auge de la inflación
Por Thomas Hempell, jefe de Análisis Macro y de Mercado; Christoph Siepmann, economista senior; Martin Wolburg, economsita senior y Paolo Zanghieri, economista senior en Generali Investments Partners
La guerra rusa en Ucrania es, en primer lugar, una tragedia humana. También está sacudiendo la economía y los mercados mundiales. Esto puede resultar sorprendente, ya que el tamaño y los vínculos económicos directos con Rusia y Ucrania son moderados. Sus economías representan el 2% del PIB mundial y menos del 3% de las exportaciones de la zona euro (con otras economías avanzadas mucho menos expuestas). Además, la exposición de los bancos del Banco de Pagos Internacionales (BPI) es muy baja.
Sin embargo, Rusia es un importante exportador de materias primas, y la dependencia europea del gas ruso es especialmente elevada. Ucrania y Rusia representan casi un tercio de las exportaciones mundiales de trigo, lo que hace temer la escasez de alimentos y los costes en muchos mercados emergentes. El temor a la escasez de suministros ha disparado los precios de la energía y de las materias primas, al tiempo que los países occidentales y Japón han impuesto duras sanciones a Rusia. Los elevados precios de la energía y el temor a las interrupciones del suministro afectan a la economía mundial justo en un momento en el que las fuerzas de la estanflación se han ido acumulando a raíz de la pandemia del Covid-19.
La elevada inflación está frenando el poder adquisitivo de los consumidores, mientras que la incertidumbre geopolítica y política sobre el banco central afecta a la confianza empresarial y a la inversión. Los primeros datos de las encuestas de marzo revelaron un desplome de la confianza de los inversores europeos, con la caída del índice Sentix y del ZEW. Aunque hasta ahora la actividad parece menos afectada, un desplome mensual sin precedentes de las expectativas del Instituto de Estadística (Ifo) y una caída generalizada de los componentes prospectivos en las principales encuestas de opinión de la zona euro apuntan a que se avecinan graves problemas.
La magnitud del impacto económico adverso dependerá de los posteriores acontecimientos militares y políticos de la guerra rusa, que pueden desarrollarse de diversas formas desconocidas. Nuestro escenario central estima la prolongación de los combates y la persistencia de las sanciones. Suponemos que el precio del petróleo y del gas se asentará en niveles más altos durante más tiempo. Las presiones de estanflación serán especialmente agudas en Europa, con el 57,5% de las necesidades energéticas brutas de la UE cubiertas por las importaciones. Recortamos nuestras previsiones de crecimiento acumulado en 2022/2023 para la zona euro en 2,4 puntos porcentuales respecto a nuestras previsiones de enero, debido sobre todo a las consecuencias de la guerra (gráfico anterior). También se verán afectados los Estados Unidos y, en menor medida, China. Muchos países pobres, especialmente en el continente africano, se verán afectados por la subida de los precios de los alimentos, lo que aumenta el riesgo no sólo de crecimiento, sino también de malestar social.
La política fiscal se adaptará para amortiguar el golpe inflacionista en el presupuesto de los hogares, sobre todo a través de subvenciones temporales a la energía o transferencias de dinero directas. Sin embargo, esto sólo mitigará los vientos en contra. En este escenario base, el banco central dará prioridad a frenar los problemas de sobrecrecimiento de la inflación para mantener ancladas las expectativas. Esto distingue claramente la situación actual de la Gran Crisis Financiera (CFG) y del golpe de la pandemia de 2020, cuando el banco central recortó los tipos e inyectó liquidez en un contexto de desinflación.
Un escenario favorable menos probable es el de un pronto alto el fuego y una vuelta a la diplomacia. Las sanciones seguirían siendo muy graduales. Pero la desescalada haría bajar más rápidamente los precios de la energía y de las materias primas, mientras que la confianza empresarial podría repuntar rápidamente, limitando los daños de la estanflación mundial.
Sin embargo, en un escenario adverso de una nueva y marcada escalada militar y sanciones punitivas que incluyan las exportaciones rusas de gas y petróleo, los precios de la energía se dispararían aún más. La zona euro se enfrentaría a una importante recesión en primavera/verano. La ampliación de las ayudas fiscales sólo mitigaría parcialmente el lastre. El exceso de inflación mantendrá atadas las manos de los bancos centrales, aunque en distintos grados. La mayoría suavizaría su postura de halcón, pero sólo moderadamente para no perder el control sobre los precios.