Elena Villalba (Mirabaud AM) apuesta por «el gran momento de la gestión activa»
Por Elena Villalba, directora general de Mirabaud Asset Management para la Península Ibérica y Latinoamérica
Hoy más que nunca, la gestión activa se reafirma como un pilar fundamental para la inversión. El actual panorama macroeconómico, caracterizado por una alta volatilidad y una continua subida en los tipos de interés, evidencia el gran valor que aporta la gestión activa y de convicción para captar las oportunidades actuales y futuras. En Mirabaud Asset Management somos acérrimos defensores del modelo de gestión activa, un pilar fundamental de nuestra manera de entender la inversión y el servicio al cliente.
Cuando nos encontramos a punto de iniciar el segundo semestre de un año especialmente complicado, nuestros expertos gestores reflexionan sobre su visión sobre las estrategias de gestión activa y cómo les está ayudando a afrontar la situación actual.
Umberto Boccato, jefe de inversiones en Mirabaud Asset Management
El fenómeno de la inversión pasiva surge a finales de la crisis financiera mundial, cuando los precios de los activos se dispararon en un entorno de tipos de interés históricamente bajos beneficiando a los inversores que se limitaron a seguir los principales índices del mercado. Un modelo sencillo que ha generado distorsiones.
Las estrategias basadas en índices reflejan el éxito pasado y la mentalidad del «rebaño», que pueden estar muy alejadas de los fundamentos subyacentes. En la década anterior, con el aumento de la liquidez y los mercados en continuo ascenso, los inversores activos se enfrentaron al reto de generar alfa en un periodo de volatilidad mayoritariamente baja, en particular cuando los flujos masivos gravitaron hacia nombres de gran capitalización en el sector tecnológico.
Aunque la inversión basada en índices existe desde hace muchas décadas, la gran mayoría del dinero pasivo actual no se ha puesto a prueba de forma significativa en condiciones económicas realmente inciertas. Hasta ahora.
El entorno en el que se han movido los inversores en lo que va de la década del 2020 ha sido muy diferente al de los años anteriores, relativamente optimistas. No solo las economías y los mercados mundiales siguen intentando superar los efectos de la primera gran pandemia en un siglo. Europa también se enfrenta ahora a la realidad de la guerra. Las cadenas de suministro siguen tensionadas y los precios de la energía se mantienen elevados, lo que ha disparado la inflación a niveles no vistos desde hacía décadas. Los bancos centrales se ven cada vez más obligados a subir los tipos para tratar de mitigar la presión sobre los precios, a pesar de que el crecimiento sigue siendo moderado en muchas partes del mundo.
Es probable que los cambios en política monetaria inviten a una mayor volatilidad, augurando buenos tiempos para la gestión activa. Por primera vez en muchos años, los valores de crecimiento se han enfrentado a una presión significativa en los primeros meses de 2022, siendo los valores cíclicos los beneficiados. Aunque no esperamos una carrera alocada hacia las estrategias activas, sí prevemos un equilibrio entre pasivos y activos, lo que contribuirá al buen funcionamiento de los mercados de capitales.
Por otro lado, si la gestión pasiva fue claramente el fenómeno de la primera década de este siglo, es probable que esta década esté dominada por la ESG. Las estrategias sostenibles y responsables siguen experimentando una demanda sin precedentes, lo que proporciona vientos de cola adicionales para los gestores activos cualificados y experimentados. Si bien la inversión pasiva puede simplemente evitar los valores considerados negativos desde el punto de vista de los ESG, el debate ya ha ido mucho más allá de la exclusión: el compromiso y la promoción activa de un cambio positivo con los equipos de gestión y otras autoridades son ahora una auténtica necesidad.
Anu Narula, jefe de Renta Variable en Mirabaud Asset Management
Nos encontramos en un año difícil para los mercados de renta variable, caracterizado por las ventas indiscriminadas en todos los sectores, salvo en el energético. Sin embargo, al igual que en anteriores periodos de fuertes caídas -como el primer trimestre de 2020-, esperamos que las elevadísimas correlaciones a las que asistimos actualmente se disipen a corto plazo.
Estamos convencidos de que, a medida que vuelve la diferenciación, los gestores activos sabrán aprovechar las múltiples oportunidades que hay en los mercados. A pesar del difícil contexto macroeconómico actual, es probable que las empresas con poder de fijación de precios que son capaces de generar beneficios -en particular las ligadas a temas transformadores a largo plazo- vuelvan a ser recompensadas por el mercado.
El horizonte es complejo: el mundo se aleja de la globalización y la cadena de suministro global es más complicada que nunca, lo que obliga a los países y a las empresas a considerar elementos como la deslocalización y la seguridad nacional. El conflicto bélico en Europa, que ha contribuido a impulsar la inflación a niveles no vistos desde hace décadas, ha enturbiado aún más el panorama de la inversión.
En este contexto, los gestores activos están mejor situados para navegar en océanos inexplorados, gracias a su capacidad de análisis exhaustivo y de conectar con los equipos de gestión y otras autoridades. Colaborar con las empresas en materia de ASG es también una ventaja competitiva para la comunidad activa, especialmente si se tiene en cuenta la creciente alineación de los argumentos de inversión de una empresa con su perfil ESG.
Si bien el mercado en general está experimentando un reajuste de las valoraciones, es de agradecer que ni una sola empresa de nuestra cartera haya sido objeto de una rebaja este año. Esto nos hace confiar en que se produzca un cambio brusco cuando el mercado pase de centrarse de lo macro a lo micro. En cuanto al posicionamiento, seguimos siendo escépticos con respecto a las empresas con elevados costes de las materias primas, ya que muchos grupos no tendrán el poder de fijación de precios necesario para repercutir estos fuertes aumentos en los costes. Las empresas de bienes de capital también son increíblemente vulnerables a las continuas presiones de la cadena de suministro. En cuanto a la tecnología de alto perfil muy afectada por la actual escasez de chips, la selección es crucial.
Andrew Lake, director de Renta Fija de Mirabaud Asset Management
Los mercados de renta fija se han visto muy castigados, teniendo que soportar pérdidas no vistas desde la crisis financiera. Mientras varios de los principales bancos centrales del mundo endurecen su política monetaria para luchar contra las presiones inflacionistas, se alzan algunas voces que auguran que es inevitable una recesión en 2023.
Aunque todavía es demasiado pronto para determinar si nos enfrentamos a una desaceleración económica mundial, o a una recesión, una cosa es segura: no parece tener mucho sentido posicionar las carteras con una visión a 12 meses. Por ejemplo, si nos remontamos a principios de 2021, esperábamos que el rendimiento del Tesoro estadounidense a 10 años alcanzara el 2% a finales de año, pero terminó en el 1,5%. En cuanto a este año, la mayoría de las predicciones de fin de año ya se han desvanecido. Está claro que la gestión activa será primordial para gestionar los riesgos y aprovechar las oportunidades que se ofrecen al entrar en un nuevo miniciclo de renta fija.
A pesar de que nos enfrentamos claramente a un entorno económico más difícil para lo que queda de 2022, los mercados de bonos ya cuentan con un precio muy negativo. Desde nuestro punto de vista, hay suficientes indicios que sugieren que algunas presiones inflacionistas pueden aliviarse en los próximos 12 meses, lo que significa que las actuales nueve subidas de tipos de interés en EE.UU. previstas en el mercado para estas fechas, el año que viene podrían resultar demasiado agresivas. Por lo tanto, creemos que lo peor ya ha pasado en términos de rendimiento del crédito de investment grade y de alto rendimiento. Por ello, en las últimas semanas hemos aumentado de forma selectiva nuestra exposición a oportunidades de calidad en todo el espectro crediticio.
No obstante, los mercados de renta fija seguirán siendo difíciles de manejar, por lo que seguirá siendo crucial utilizar todas las herramientas que nos ofrecen los gestores activos. Gracias a las estrategias de cobertura dentro de nuestras carteras de renta fija global, hemos sido capaces de mitigar algunas de las graves caídas observadas en los mercados de bonos este año.
A pesar del difícil comienzo del año y de la probabilidad de que continúe la volatilidad, seguimos siendo cautelosamente optimistas con respecto a los mercados de renta fija, especialmente porque es probable que esta clase de activos sea testigo de una creciente demanda a medida que vuelvan estar disponibles unos rendimientos significativos.