El 71% de los millennials estadounidenses prefiere ir al dentista antes que escuchar a los bancos

En este contexto irrumpirá Google en los próximos meses o semanas en el negocio de la banca, una vez obtenida la licencia que le permite operar en Lituania, país de la Unión Europea. Cuando comercialice dicha licencia podrá realizar las operaciones bancarias básicas como transferencias de débito y crédito, servicios de depósito y retirada de efectivo y transacciones internacionales, entre otras.
¿Nos encontraremos entonces con dos sistemas bancarios paralelos, uno tradicional y otro tecnológico? Para el director de inversiones de la multifamilfy office EfeyEne, Alejandro Martínez Fuster, dependerá de lo preparados que lleguen los bancos domésticos a la convivencia entre ambos modelos. Sus únicas armas, considera, son defenderse vía adquisiciones de pequeñas tecnológicas para mejorar a marchas forzadas sus procesos y ejercer presión sobre el regulador para retrasar la entrada de competidores.
No considera, por lo tanto, el analista de mercados que el sistema bancario tal como lo conocemos esté en condiciones de competir, al tratarse de un sector “muy maduro, de márgenes muy estrechos y muy vulnerable a la disrupción”. Aunque, matiza, tiene a su favor el arraigo de la economía española, “una de las más bancarizadas del mundo”, será difícil impedir el trasvase de clientes.
Este flujo de un sistema físico a un sistema digital dependerá, además, de la evolución de la tecnología. Si la ventaja para el usuario en este sentido es clara, el trasvase, concluye el experto, será total. Los bancos temen hoy la desintermediación que aporta Internet , la movilidad y la superación de la fidelidad del cliente. El hecho de que tener dinero en el banco deje de costar dinero sería la gran palanca de cambio . Para este último, además, la competencia traerá mejores precios y nuevos servicios.
Regular la actividad bancaria en general, no sólo a los nuevos jugadores de la partida,podría ser clave para la supervivencia del modelo tradicional, añade Vicente Beta-Frígola, desde la dirección jurídica de Efe&Ene. Los bigtechs, explica, “gozan actualmente de mayor libertad normativa pues, a diferencia de los bancos, estamos ante un sector nuevo que no ha sido totalmente regulado por los estados en los que operan”; y añade: “La diferencia fundamental estará en el almacenamiento de los datos, que tendrá que protegerse del acceso de otros países”