¿Cuáles son las principales desventajas del sector financiero frente a las Fintech?
La sociedad avanza a pasos agigantados hacia la economía digital y el sector financiero está plenamente inmerso en esta tendencia. Sin embargo, la estricta regulación de los servicios financieros, dirigida a la máxima protección de los clientes, impide que, en muchas ocasiones, los operadores tradicionales puedan implementar las nuevas tecnologías. Esta limitación no siempre afecta a las Fintech.
Según un informe de BBVA Research sobre la situación de la banca en el segundo trimestre de 2016, en la mayoría de los casos «estas empresas se aprovechan de los vacíos legales que les permiten ofrecer nuevas propuestas de valor con menos limitaciones regulatorias. Junto con su uso experto de tecnologías digitales, las Fintech mejoran los procesos en los que los participantes tradicionales son poco eficientes, y ofrecen servicios ágiles, flexibles y simples. Además, muchas de ellas sirven a consumidores que anteriormente no recibían un servicio o estaban desatendidos por la banca tradicional».
Las autoridades se enfrentan a la difícil tarea de encontrar un equilibrio entre la protección de los consumidores, la estabilidad financiera y las ventajas de la innovación»
Un ejemplo es el negocio de crédito al consumo, regulado en la UE por la Directiva de Crédito al Consumo, centrada en mejorar la transparencia y la comunicación de información en los contratos. Pues bien, algunos participantes (sobre todo el crowdfunding y los préstamos sobre sueldo), han evitado estas normas para ofrecer servicios de préstamo.
La realidad −y así lo reconoce la mayor parte del sector financiero− es que la introducción de nuevas tecnologías digitales puede mejorar la experiencia del cliente y cambiar la manera en que se tramitan estas operaciones, al tiempo que reducen los posibles riesgos. La identificación del cliente, señala el informe de BBVA Research, «es un paso clave de este proceso que las nuevas tecnologías pueden mejorar mediante la biometría, videoconferencias, la exploración de documentos o la verificación automatizada. A pesar de ello, su uso puede verse obstaculizado por una regulación que no contempla tales procedimientos. El objetivo de este proceso es determinar la identidad del cliente para evitar el fraude, pero también cumplir con los requerimientos de las normas de prevención del blanqueo de capitales (AML) y de financiación del terrorismo. Aunque la base es similar en todos los países hay diferentes maneras de abordar esta cuestión y la identidad digital es un tema importante en las agendas de los reguladores. Un ejemplo es Adhaar Card en la India, un servicio que da a sus usuarios acceso a servicios financieros mediante la identificación biométrica».
Para los autores del estudio, «las autoridades se enfrentan a la difícil tarea de encontrar un equilibrio entre la protección de los consumidores, la estabilidad financiera y las ventajas de la innovación. La expansión del crédito digital no debe dar como resultado peores calificaciones crediticias o la falta de información apropiada para el consumidor. Sin embargo, la normativa no debería obstaculizar el avance de las innovaciones como tecnologías que mejoran el procesamiento crediticio o que permiten entender mejor a los clientes«.