Controlar la volatilidad para mejorar los resultados de inversión
Por Leonardo Fernández, director del canal intermediario de Schroders
Muchos inversores quieren obtener la rentabilidad que las acciones son capaces de arrojar, pero no pueden asumir el riesgo generado por las fluctuaciones a corto plazo en el mercado. En el presente documento, exponemos cómo algunas estrategias de control de la volatilidad pueden reducir los riesgos, al tiempo que conservan buena parte de las ganancias que pueden obtenerse de los activos de riesgo, como las acciones.
Estas técnicas de control se basan en que la volatilidad pasada puede ayudar a predecir la volatilidad en las rentabilidades de un futuro inmediato. Estas estrategias hacen uso de estas predicciones para ajustar la exposición de la cartera a activos de riesgo, como las acciones.
Pero al controlar la volatilidad, ¿influimos también en el nivel de rentabilidad? Al comparar la rentabilidad media de una cartera con su previsión de volatilidad no encontramos un vínculo claro. Se desprende que, de media, un inversor no debería necesariamente esperar una rentabilidad adicional como recompensa por asumir más riesgos. Del mismo modo, si reducen su exposición a la renta variable durante periodos de mayor volatilidad, los inversores deberían esperar ser capaces de mejorar la rentabilidad prevista por unidad de riesgo. En términos técnicos, de este modo su cartera sería más eficiente.
Nuestra sugerencia es que los inversores pragmáticos utilicen estas conclusiones para alcanzar al menos tres objetivos cuando se gestiona la volatilidad. A continuación, presentamos tres técnicas y los resultados que se espera conseguir con ellas:
Objetivo de volatilidad. Esta técnica intenta mantener constante la volatilidad de la cartera. Puede resultar útil para inversores institucionales que busquen contener el coste de la cobertura que se obtiene mediante opciones cuyo precio se ve afectado por la volatilidad, o para aquellas que quieran controlar la horquilla de posibles resultados.
Límite de volatilidad. Este enfoque está orientado a minimizar los baches más extremos que suelen experimentar los inversores. Puede resultar atractivo para ahorradores que quieran que se les garantice regularmente el valor de sus ahorros, para compañías aseguradoras que necesiten controlar el coste del capital regulatorio o para inversores centrados en valores de crecimiento que deseen mitigar la volatilidad de su cartera sin invertir en renta fija. Se aplica para controlar la volatilidad diaria de la cartera y reducir la exposición si se supera el límite establecido.
Límite variable de volatilidad. Este método busca limitar el riesgo de que los inversores pierdan una cantidad superior a una proporción específica de su cartera. Puede ser útil para aquellos inversores que quieran mitigar el riesgo de pérdida extrema pero no necesiten una protección completa. Funciona del mismo modo que la estrategia del límite de volatilidad, salvo que en este caso el límite varía en función del nivel de pérdidas que la estrategia ha sufrido desde su máximo.
Nuestra experiencia demuestra que tanto la estrategia del objetivo de volatilidad como la del límite de volatilidad ofrecen una efectividad razonable a la hora de mantener la volatilidad en el nivel establecido o por debajo del mismo, con independencia de la envergadura de las fluctuaciones en los activos subyacentes.
El análisis también confirma que una cartera con límite variable de volatilidad puede reducir las pérdidas en momentos en que el mercado de renta variable experimente caídas muy marcadas, aunque no siempre pueda mantenerlas dentro del límite deseado. Para obtener una mayor protección, el inversor deberá invertir en opciones de venta o garantías.