Como gestores independientes no podemos quedarnos en la zona de confort, debemos iluminar el camino
Por Felipe Moreno, director de Desarrollo de Negocio de Finizens
La irrupción de la pandemia de coronavirus en nuestras vidas ha sacado a muchos de su zona de confort, al obligar a repensar la forma en que trabajamos, nos relacionamos, nos divertimos y, también, cómo invertimos nuestros ahorros. La Covid-19 ha obligado a muchos a replantearse cuáles son sus necesidades financieras en el corto y en el largo plazo, y fruto de este cambio de perspectiva muchos han buscado respuesta a sus problemas en lugares distintos a los de siempre. De hecho, en Finizens consideramos que la crisis del coronavirus está siendo el mayor disruptor tecnológico de esta década que apenas acaba de empezar.
En este panorama cambiante, quien insiste en quedarse en la zona de confort está perdiendo la partida, porque ahora las normas han cambiado. El virus ha acelerado tendencias que eran incipientes o de desarrollo lento, como la digitalización total de los servicios financieros o la gestión de carteras automatizadas. Hoy los inversores están más y mejor informados que nunca, y disponen de numerosas herramientas a su alcance para comparar rentabilidades, costes y calidad del servicio gracias a internet. Y quien no es capaz de figurar en lo más alto de las comparativas acaba siendo descartado.
Pensamos que, como consecuencia de la pandemia, se está produciendo la salida masiva de inversores insatisfechos con su entidad de siempre. Son inversores largamente descontentos con los resultados obtenidos, que por fin se animan a dar un cambio, y que tienen muy claro lo que quieren: obtener rentabilidades atractivas a largo plazo y no pagar ni un euro de más a cambio. Esto explica por ejemplo que mientras otros consideraban revisar comisiones y renunciaban a bonus para maquillar los malos resultados, en Finizens hayamos superado la barrera de los 10.000 clientes en 2020, un año en el que todas nuestras carteras cerraron con rendimientos positivos, simplemente replicando lo que hacía el mercado global. Un año, por cierto, en el que recortamos por vez número 23 las comisiones de nuestras carteras y por décima vez la de nuestros planes de pensiones, y en el que lanzamos nuestra filosofía ‘Tú por delante’, que premia la fidelidad de nuestros clientes con comisiones decrecientes en el tiempo. Los inversores saben reconocer estas cualidades, de otra manera no podemos explicar que en tan solo los dos primeros meses del año hayamos ganado unos 2.000 clientes. Ahora, nos hemos puesto como meta terminar 2021 con más de 20.000 clientes que se benefician de nuestros productos de inversión, y posiblemente estemos siendo conservadores.
Por tanto, seguimos creciendo, y seguimos evangelizando sobre las bondades de la gestión pasiva automatizada para invertir en el largo plazo. Nos sentimos orgullosos de que nuestro mensaje esté llegando a un público de lo más variopinto: entre nuestros clientes pueden encontrarse desde personas jóvenes que están empezando en el mundo de la inversión y se abren sus cuentas de 1.000 euros, hasta clientes más veteranos y con varios millones de euros en su haber, que invierten con nosotros a través de nuestro servicio Finizens Premium, disponible para patrimonios desde 100.000 euros.
Nosotros en Finizens creemos que, aunque a priori parezca un contrasentido, se puede seguir ofreciendo un servicio de calidad a patrimonios elevados sin necesidad de cobrar comisiones igual de elevadas. De hecho, lanzamos este servicio después de analizar el mercado y descubrir que los inversores con patrimonios inferiores a cinco millones de euros no están siendo correctamente atendidos. Son inversores con un patrimonio más que respetable, pero que aun así pueden encontrarse con que es insuficiente para ser admitidos como clientes en aquellas bancas privadas que más alardean de exclusividad y discreción. Al mismo tiempo, el abanico de patrimonio es suficientemente amplio como para demandar un servicio personalizado a las necesidades que presente cada inversor, algo que no siempre se está afrontando con suficiente eficiencia y honestidad en las entidades que prestan servicios de banca privada o de gestión discrecional. Pero, por otro lado, para estos inversores las comisiones siguen siendo igual de elevadas.
Lo conseguimos utilizando solo productos indexados (Fondos de Inversión Indexados y ETFs, de las mayores gestoras independientes del planeta como son Vanguard, BlackRock, Invesco o Amundi y mediante un modelo de gestión automatizada y sin conflictos de interés. Por un lado, la gran ventaja de este modelo de gestión del patrimonio es que permite construir carteras muy diversificadas con más de 20.000 posiciones, con comisiones que pueden ser hasta siete veces más bajas respecto a las que cobraría un banco tradicional (no digamos ya una banca privada tradicional). Esto repercute positivamente sobre la rentabilidad final que puede obtenerse invirtiendo en fondos indexados, frente a fondos tradicionales o los productos de banca privada. Por otro lado, la gestión indexada premia la inversión y el ahorro a largo plazo: al replicar la composición de la economía mundial de manera fiel en el tiempo, ayuda a reducir la volatilidad y toda una serie de riesgos, evitando que los inversores cometan errores como comprar en el pico de un ciclo alcista o vender impulsados por el pánico.
En resumen, 2020 ha sido un año de gran trabajo de todo un equipo, que está dando ahora sus frutos. Pero no podemos permitirnos sentarnos y simplemente recoger los beneficios. Como decía al principio de esta tribuna, quien se queda en la zona de confort, pierde. Nuestro compromiso con nuestros clientes es hacer todo lo que esté en nuestra mano por ofrecerles un servicio de máxima calidad a precios muy competitivos, aunque esto nos obligue a seguir mejorando, a buscar la manera de optimizar constantemente los costes del servicio y trasladarle al cliente ese recorte, a seguir ofreciendo la máxima diversificación posible dentro de cada una de nuestras carteras y a estar atentos a las nuevas necesidades que vayan surgiendo en el complejo entorno en el que vivimos.