¿Cómo evitar que cualquiera se cuelgue la etiqueta de asesor financiero?
Pese a la supuesta mayor supervisión financiera impuesta tras los excesos de la crisis, bajo la etiqueta de asesor financiero conviven un sin fin de perfiles profesionales. En España, parece muy fácil llamarse asesor financiero y parece ser que cualquier puede hacerlo sin que tenga que demostrar nada. Por eso, siguen apareciendo periódicamente noticias sobre presuntos asesores que han acabado por timar a sus clientes.
Presentarse como abogado o como médico sin serlo es un asunto de graves consecuencias que evitan la entrada fraudulenta en esos sectores de farsantes, pero parece ser que no es así con el caso de los asesores financieros, donde cualquier vendedor puede en cualquier momento arruinar el prestigio profesional de los que de verdad se han ocupado de formarse, prepararse y trabajar duro para conseguir una cartera de clientes a la que ofrecer productos verdaderamente adecuados a sus necesidades.
Muchas veces las obligaciones que se exigen en el sector financiero se dirigen únicamente a lo más alto de la pirámide y dejan campo libre en la base para que los no profesionales monten sus chiringuitos. Es necesario, por tanto, aumentar firmemente los controles sobre aquellos que están vendiendo productos financieros (o sus sucedáneos) entre los ciudadanos con total impunidad.