Cómo debe enfocar un asesor la pregunta sobre las preferencias de sostenibilidad a sus clientes
Por Carlos Ponz
En unos meses, tanto los asesores financieros como las entidades que presten asesoramiento sobre instrumentos financieros o gestión de carteras tendrán que considerar las preferencias de sostenibilidad de los inversores. Esto implicará, desde el punto el vista profesional, un reto importante, dado que deberán ofrecer a los clientes productos ESG que se ajusten lo máximo posible a sus criterios y a sus perfiles. Para lograrlo, una de las herramientas fundamentales será la de contar un sólido conocimiento en materia de inversiones sostenibles, a través de una acreditación que goce del máximo reconocimiento, así como disponer de una gama de productos sostenibles con la que acompañar la gestión activa de las carteras.
Contexto normativo
En 2018, dentro del Plan de Acción de Finanzas Sostenibles de la Unión Europea, se propusieron diferentes medidas encaminadas a promover el crecimiento y el desarrollo de las inversiones ESG. En agosto de 2021, el Diario Oficial de la UE recogió diferentes modificaciones normativas sobre factores relacionados con la sostenibilidad que, entre otros textos legales, afectaban a MiFID II. El plazo en vigor de la mayoría de estos cambios se fijaba en 12 meses después, es decir en agosto de 2022. Una de estas novedades afectaba de lleno a los asesores financieros, ya que obligará a partir de esa fecha a preguntar a sus clientes sobre las preferencias que tienen en materia de sostenibilidad, dentro del perfil de idoneidad, que determina el riesgo real del inversor.
Sin embargo, el retraso en la entrada en vigor de las normas técnicas reglamentarias (RTS) sobre informes de sostenibilidad corporativa hasta enero de 2023 ha llevado recientemente a EFPA Europa a solicitar formalmente a la Comisión Europea que se aplace la aplicación sobre la preguntas a los clientes sobre sus preferencias en sostenibilidad hasta esa misma fecha, para que así los asesores y el resto de profesionales implicados cuenten con toda la información técnica a su disposición.
Rigor profesional
En cualquier caso, lo que es seguro es que en pocos meses, los asesores deberán afrontar este nuevo reto en un contexto en el que las inversiones con criterios ESG se han convertido en una tendencia estructural dentro de la industria financiera, habida cuenta de su crecimiento vertiginoso en el último lustro y, con especial énfasis, durante la pandemia global por coronavirus.
Hay varias razones que explican este despegue, como el mayor volumen de capital en las manos de los inversores millennial (más concienciados sobre los temas sociales o medioambientales) o un contexto de incertidumbre y volatilidad en los mercados que lleva a los ahorradores a apostar por inversiones a más largo plazo y que, en la medida de lo posible, estén lo más descorrelacionadas posible del ciclo económico. En relación a las gestoras, ha sido imparable el lanzamiento de nuevos productos financieros ESG espoleadas, principalmente, por el mayor interés que los inversores institucionales han mostrado por descarbonizar sus carteras.
De acuerdo a la CNMV, existen productos ESG que son fondos de inversión especializados, fondos de inversión solidarios (que ceden una parte de la comisión de gestión a determinadas entidades benéficas o no gubernamentales); así como bonos verdes y sociales, emitidos tanto por entidades privadas como desde el ámbito público.
Uno de los principales problemas relacionados con el gran crecimiento de la oferta y de la comercialización de activos ESG es que el inversor puede verse abrumado, por lo que lo más aconsejable es que solicite información complementaria sobre lo que realmente implica invertir en este tipo de activos. Y es en ese momento en el que la labor profesional y personalizada de un asesor financiero adquiere una importancia capital.
Servicios de valor añadido
Incorporar la cuestión sobre las preferencias de sostenibilidad a un inversor es algo que, en realidad, forma parte consustancial del trabajo de la mayoría de los asesores en su día a día en relación a todo tipo de inversores. Conocer a su cliente, ser proactivo a la hora de escuchar y entender sus objetivos vitales o aconsejarle sobre cómo adaptar su estrategia financiera a cada etapa vital son algunos de los servicios de valor añadido que hacen única la tarea que desempeñan estos profesionales.
De hecho, muchos de ellos ya conocerán las preferencias y los criterios que manejan sus clientes sobre los activos ESG porque, de hecho, habrán sido los principales ‘culpables’ de que gran parte de las carteras de los inversores minoristas cuenten con este tipo de productos ya en sus portfolios. Por ello, los asesores deben tomarse esta cuestión legal como un paso más en asentar la relación de confianza que mantienen con sus clientes, uno de los signos distintivos de esta profesión.
Otro de los rasgos intrínsecos del asesor cobrará aun un mayor valor a través de los activos ESG. Se trata de su expertise didáctico y hasta docente, ya que resulta fundamental con la ayuda de un profesional cualificado antes de decidirse por incorporar este tipo de inversiones en la cartera. Un asesor brindará información clave para analizar el riesgo del ahorrador, su perfil de riesgo, el horizonte temporal de dicha inversión o el peso dentro de su portfolio de activos. De hecho, la amplia gama de alternativas ESG que se comercializan hoy, hace indispensable contar con un asesor que canalice el aluvión de datos sobre sostenibilidad que hay, y logre aporte un valor diferencial para su cliente.
Por ejemplo, la Guía Práctica de la CNMV recoge como ejemplos de productos que garantizan una adecuada convivencia entre sostenibilidad y rentabilidad a los fondos de inversión que aplican criterios ESG o los bonos verdes y sociales. Al ser por definición menos volátiles, se adaptan mejor a cualquier coyuntura en el mercado, por adversa que sea, lo que permite que su inclusión pensando en el largo plazo pueda ser una muy buena idea en términos de riesgo/beneficio.
Además, cada vez se está realizando una apuesta mayor por certificar profesionalmente a los asesores financieros en materia ESG, lo que redunda en un mayor prestigio de este colectivo en el campo de la sostenibilidad. En este sentido, por ejemplo, existe la EFPA ESG Advisor de EFPA España, que ofrece una visión integral sobre sostenibilidad financiera y está focalizada en transmitir las competencias imprescindibles exigibles sobre materia, garantizando no solo el cumplimiento regulatorio, sino las tendencias más destacadas dentro del ESG.