Chi Lo (BNP Paribas AM): Reforma financiera en China, ¿un paso hacia delante o hacia atrás?
Chi Lo, estratega senior de mercado para APAC en BNP Paribas Asset Management
A principios del mes de marzo, en la Asamblea Popular Nacional de China de este año, los dirigentes chinos aprobaron el Plan de Reforma Institucional del Consejo de Estado, que tiene como objetivo la reestructuración de los ministerios y los organismos de regulación para mejorar la eficiencia de las políticas y las reformas. Para los mercados financieros, el principal punto de interés será la revisión del régimen normativo financiero: ¿constituirá un avance o un retroceso a la hora de lograr un mejor resultado en la disyuntiva entre la estabilidad y la eficiencia en la asignación del capital?
Los más críticos con el plan ya han denunciado que la revisión de la normativa financiera es otro intento del presidente Xi Jinping para centralizar el control erosionando la autonomía del banco central de China. Según ellos, estos amplios cambios normativos harán que las finanzas en China estén más centralizadas y sujetas a un mayor control político.
El plan pretende simplificar las funciones de supervisión del Banco Popular de China y desmantelar la Comisión Reguladora de Banca y Seguros de China.
Una nueva «superautoridad», la Administración Nacional de Regulación Financiera (NFRA, por sus siglas en inglés), asumirá las funciones de regulación y supervisión de estas instituciones y estará controlada de forma directa por Pekín. Se cerrarán todas las sucursales locales del Banco Popular de China y serán sustituidas por un regulador financiero local que estará formado por una red nacional de sucursales de la NFRA.
Los detractores de este nuevo modelo consideran que puede subordinar al Banco Popular de China a la influencia de los jefes de los partidos centrales y locales. Nos parece una preocupación lógica, porque la entidad ha actuado como un regulador favorable al mercado y ha contribuido a impulsar la liberalización financiera.
Podría mejorar la eficacia de las políticas
Desde el punto de vista de la gestión de la política, los cambios significan que el Banco Popular de China se centrará en la gestión macroprudencial y en la política monetaria. La microsupervisión de las empresas financieras y las funciones de protección de los consumidores se transferirán a la NFRA, lo que podría mejorar la especialización de la política monetaria y aumentar la eficacia de la política macroeconómica.
Para poder evaluar de manera adecuada el plan en el contexto del entorno de riesgo del país, es necesario entender el trasfondo de los problemas estructurales de China. La centralización de la supervisión financiera en la NFRA, que estaría controlada directamente por Pekín, podría contribuir en gran medida a resolver el problema de corrupción en el sistema que ha obstaculizado gravemente las reformas financieras.
El colapso del sector de préstamos entre particulares (P2P) casi llevó a China a una crisis financiera en 2017-2018, lo que puso de manifiesto el problema de la corrupción, que suele verse agravado por la escasez y la mala asignación de los recursos normativos.
Se suponía que la Comisión Reguladora Bancaria de China, predecesora de la Comisión Reguladora de Banca y Seguros, y el gobierno local donde estuviera registrada una plataforma P2P debían regular y supervisar las actividades P2P. Pero los reguladores carecían de personal suficiente, lo que les impedía supervisar de forma adecuada las plataformas que operaban en las distintas jurisdicciones del país.
El control normativo se convirtió en el caldo de cultivo perfecto para el fraude y la confabulación. Las autoridades locales establecieron relaciones simbióticas con las plataformas P2P, lo que dio lugar a prácticas rentistas y corrupción; los funcionarios recibían «incentivos» por hacer la vista gorda ante las irregularidades financieras.
A su vez, esta situación permitió que muchas plataformas P2P operaran como bancos clandestinos ilegales o incluso como esquemas Ponzi, reuniendo fondos a través de internet para conceder préstamos o emitiendo productos de gestión patrimonial caracterizados por desajustes en los vencimientos, activos subyacentes de baja calidad o garantías de reembolso inverosímiles.
Aunque la Comisión Reguladora Bancaria de China prohibió estas prácticas en agosto de 2016, el estallido de la crisis en junio de 2018 demostró claramente que nadie había cumplido la prohibición.
Avanzando en las reformas
El retraso de las reformas normativas ha hecho que proliferen el riesgo moral, las prácticas rentistas y el arbitraje normativo, que aprovechan la diversidad de normas aplicables en las distintas jurisdicciones.
Con este plan, el control del sistema financiero local por parte de la NFRA podría contribuir a resolver estos problemas. Al centralizarse la regulación y la supervisión, se reduciría el problema de la corrupción entre los reguladores locales.
El principal interrogante para China, y para los inversores, es si habrá que pagar un precio por todos estos cambios, incluso si se trata de los cambios adecuados.
Desde la perspectiva del presidente Xi Jinping, y dado que la descentralización del poder en China ha demostrado ser inviable, hay que tomar una decisión política. ¿Debe recuperar el poder e imponer las reformas? ¿O debe mantener el sistema actual y esperar para ver los resultados?