BNP Paribas AM: Una alimentación más consciente tras la pandemia
Por el equipo de BNP Paribas AM
Lo que hemos visto hasta ahora es una aceleración de las tendencias que ya estaban desarrollándose. Los consumidores se han vuelto mucho más conscientes del vínculo que existe entre los alimentos que consumen y su propia salud. En algunos casos, esta mayor concienciación atañe al vínculo entre la obesidad y los problemas de salud relacionados con el Covid-19.
Uno de los cambios más llamativos es el abandono de los alimentos muy procesados a favor de productos más naturales. A diferencia de otras épocas en las que los consumidores se veían más influidos por el precio y el poder de las marcas, ahora se están interesando más por el alimento propiamente dicho: los ingredientes que contiene, cómo se ha elaborado y de dónde viene.
Mayor concienciación de los problemas de salud relacionados con los alimentos
En otras palabras, la pandemia ha inducido cambios de actitud de los consumidores que han deparado en una mayor demanda de alimentos más saludables. La categoría de alimentos naturales (que incluye aperitivos más sanos como la fruta, las barritas de cereales y las patatas fritas a base de algas) seguirá creciendo en todo el mundo a tasas anuales compuestas próximas al 6-9% a medida que arrebata cuota de mercado a los alimentos procesados.
La pandemia también nos ha vuelto más conscientes de la importancia de nuestros sistemas inmunes, lo que ha impulsado notablemente las ventas de productos nutricionales, como los suplementos probióticos (bacterias o levaduras que se encuentran de forma natural en el cuerpo humano).
Aunque vemos muchas oportunidades de inversión en esta área, las empresas de ingredientes especiales atraviesan ahora un momento realmente propicio, al hacer frente a la fuerte demanda de alimentos más funcionales mediante convenios de colaboración con fabricantes para reformular productos (por ejemplo, reduciendo el contenido de sal y azúcar) al tiempo que mantienen su perfil de sabor. Entre los candidatos a inversión concretos figuran empresas dedicadas a la producción de ingredientes naturales, aditivos dietéticos y nutricionales, aromas, colorantes, emulsionantes, cultivos y enzimas.
A más largo plazo, una vez adentrados en el periodo poscovid, creemos que estos cambios positivos se volverán permanentes y se mantendrá un nivel elevado de demanda, especialmente a medida que aumenta el número de consumidores atraídos por esta tendencia.
La digitalización está empoderando a los consumidores de alimentos
No cabe duda de que el auge del comercio electrónico ha influido en el consumo de alimentos. De momento, las compras digitales han venido acompañadas de un aumento del tamaño de la cesta y de una reducción de la frecuencia con que se realizan compras. Los consumidores se han decantado por comprar en tiendas situadas más próximas a sus domicilios.
De nuevo, el precio y las marcas son aspectos menos prioritarios que el producto alimenticio en sí mismo, ya que los consumidores desean saber de dónde viene y de qué se compone dicho producto. La digitalización les ha otorgado herramientas para acceder al análisis y evaluar la calidad de los distintos productos durante sus compras, un fenómeno frente al cual los fabricantes de alimentos están obligados a reaccionar oportunamente.
Se imponen los alimentos de origen vegetal
Otra novedad importante es la tendencia hacia las dietas de origen vegetal. Cada vez vemos más consumidores que prefieren evitar productos cárnicos y lácteos perjudiciales para el medio ambiente, sustituyéndolos por otros alternativos de origen vegetal.
El auge de las dietas flexitarianas, que conllevan menos carne y más alimentos de origen vegetal, responde a la creciente inquietud por el medio ambiente, la salud y el bienestar de los animales. Los productos cárnicos alternativos se están expandiendo con rapidez y se prevé que las ventas de carnes de origen vegetal experimentarán un aumento significativo en los próximos diez años. Creemos que el crecimiento de este segmento superará con creces al de las carnes tradicionales, como ocurrió con la transformación de la categoría de leche líquida ante el surgimiento de bebidas a base de plantas.
Si pensamos, por ejemplo, en las carnes de origen vegetal hace solo unos años, representaban un diminuto segmento nicho limitado solo a vegetarianos y veganos, donde había poca innovación y la calidad de los productos era francamente mala.
Sin embargo, actualmente, este tipo de carnes se está imponiendo por las siguientes razones:
- La creciente concienciación de los consumidores sobre los efectos del consumo de carne en la salud y el medio ambiente.
- El crecimiento de este mercado da lugar a un mayor desarrollo de productos. Ahora hay una gama mucho más amplia de productos sabrosos con mejores características nutricionales.
- El lanzamiento de carnes de origen vegetal al mercado general fue posible gracias a un avance clave hace un par de años, cuando se introdujo un cambio estratégico en la estrategia de diseño de las tiendas. En lugar de tener expositores en pasillos de lenta rotación para productos congelados y especializados, las carnes de origen vegetal se trasladaron a los pasillos de carne fresca, lo que permitió que estos productos fueran mucho más visibles a los consumidores, además de elevar su perfil.
Más cenas frente a la televisión…
Por último, otro cambio en los hábitos de los consumidores que, a nuestro juicio, se volverá permanente en el mundo pospandemia es la mayor tendencia de los consumidores a cocinar y entretenerse en casa. Creemos que esto vendrá inducido por la tendencia hacia el horario laboral flexible.
Impacto del Covid-19 en las cadenas de suministro alimenticias
La pandemia puso de manifiesto las deficiencias reales que presentaban varias partes de la cadena de suministro. En las etapas iniciales vimos una notable disrupción en los suministros de insumos agrícolas, en parte debido al cierre de las fronteras internacionales. En el futuro, el desarrollo de diversas tecnologías y prácticas debería contribuir a reducir los insumos que se precisan para elaborar alimentos.
Otra disrupción bastante difundida que vimos en abril y mayo pasados fue la interrupción de los suministros de carne durante la pandemia, al evidenciarse que las centrales envasadoras de carne eran con frecuencia lugares de concentración de Covid-19. Se trató de un problema de ámbito mundial, aunque resultó especialmente patente en Estados Unidos, donde la consolidación del sector mostró su especial vulnerabilidad a este tipo de disrupción.
Nos complace constatar la gran capacidad de resistencia que mostraron otras partes de la cadena de suministro alimenticia. Para garantizar la presencia de alimentos en las estanterías, los distribuidores de alimentación reaccionaron con anticipación solicitando a los proveedores que redujeran sus surtidos de productos para asegurar el reparto de unos cuantos productos básicos. Así pues, en lugar de tener diez tipos distintos de zumos de naranja solo disponían de uno o dos. También crearon tamaños de packs estándar y recortaron la innovación para asegurarse de que hubiera alimentos en las estanterías.
De cara al futuro, creemos que se efectuarán algunos cambios significativos. La capacidad de adaptación al cambio de suministros será fundamental. La pandemia ha demostrado las ventajas que conlleva invertir en compañías verticalmente integradas que ostentan un mayor control sobre sus cadenas de suministro.
Las cadenas de suministro podrían estar más localizadas en el futuro. También podríamos ver un aumento de la inversión en empresas agrícolas con control medioambiental, sobre todo en países que dependen en gran medida de las importaciones de alimentos.
Otra prioridad será reducir los residuos de alimentos que existen en todas las partes de la cadena de valor alimenticia, ya sea durante el transporte o en los almacenes. Ampliar la vida útil de los alimentos perecederos puede contribuir enormemente a la reducción de tales residuos. Aquí deberían beneficiarse las empresas que producen conservantes naturales como el ácido láctico.
Retos a corto plazo para los inversores
A corto plazo, las presiones inflacionarias plantean un importante reto. En todo el sector de la alimentación, desde el huerto a la mesa, vemos informes que revelan subidas de precios de las materias primas, la mano de obra, el transporte y el envasado. Es un problema que señalan multitud de actores desplegados por toda la cadena de valor.
Aunque en la cima de la cadena de valor el encarecimiento de los alimentos puede beneficiar a los productores, es dudoso que las empresas situadas en los tramos inferiores de la misma puedan mantener los márgenes brutos con estos costes más altos.
Nosotros, como inversores, creemos que el mejor modo de lidiar con este entorno es invertir en toda la cadena de valor y diversificar el riesgo. Eso implica buscar modelos de negocio y empresas sumamente integrados que sean capaces de conservar los márgenes repercutiendo la carga que supone el aumento de los costes.