BNP Paribas AM: Las fuerzas estructurales que impactarán en los mercados en 2020
La gestora BNP Paribas Asset Management ha publicado recientemente sus perspectivas financieras y económicas para este año, que recogió hace unos días elAsesorFinanciero.com, en donde prevén que será un año de tipos, crecimiento, inflación y rentas más bajos. Además, han analizado cuatro temas de inversión que serán importantes para los próximos meses y que fueron desarrollados en su Investment Forum, un evento anual en el que expertos académicos acompañan a directivos y profesionales de la inversión de BNP Paribas AM para debatir sobre las fuerzas estructurales que determinarán los desarrollos económicos, políticos y de mercado en los próximos años.
1. China: Objetivos en un paisaje cambiante
Los tuits presidenciales han resonado en los mercados financieros, pero según Amy Celico (Albright Stonebridge Group), las opiniones de Washington sobre Pekín han cambiado de forma mucho más amplia y profunda. La política estadounidense respecto a China ha pasado del diálogo constructivo (Obama) al enfrentamiento estratégico (Trump), en base a la creencia de que el gigante asiático no va a cambiar de forma fundamental pese a una mayor integración en el sistema económico de Occidente. Parece poco probable que se produzca un cambio de política gane quien gane las elecciones presidenciales en Estados Unidos, incluso de cambiar los medios de competencia estratégica. Un presidente democrático podría, por ejemplo, tratar de alistar a Europa y Japón como aliados para presionar a China de forma más efectiva sobre los derechos de propiedad intelectual.
Una China más firme
La elección de Xi Jinping como presidente en 2013 dio paso a políticas económicas consideradas como más firmes, como por ejemplo la Iniciativa de la Franja y la Ruta (o Nueva Ruta de la Seda) y el plan Made in China 2025. La resistencia de Occidente a algunas de estas iniciativas ha llevado a China a adoptar una postura más reactiva en sus relaciones internacionales. Los líderes tienen que negociar multitud de temas focales, y la Sra. Celico cree que China mantendrá una actitud desafiante mientras realza su posición global respecto a sus principales competidores geopolíticos.
Las prioridades de Pekín son potenciar el control del partido sobre todos los aspectos de la sociedad y reforzar a las empresas de capital estatal para impulsar el crecimiento. La mayor prioridad económica para 2020 es gestionar la desaceleración: El crecimiento anual del PIB ha caído desde el 6,8% a comienzos de 2018 hasta el 6% en el tercer trimestre de 2019. Los objetivos de desapalancamiento y reequilibrio de la economía no se han abandonado, pero con un menor crecimiento va a ser más difícil lograrlos. Una consecuencia es que la Iniciativa de la Franja y la Ruta es más esbelta, a medida que China consolida los éxitos logrados y responde al escepticismo internacional y a la creciente competencia en la inversión en infraestructura en todo el mundo.
Desacoplamiento entre China y Estados Unidos
Por lo que respecta a la relación con Estados Unidos, la competencia tecnológica es el área de tensión más visible, y el riesgo de un desacoplamiento como mínimo parcial entre los sistemas de ambos países está aumentando. Ahora, Estados Unidos pretende aplicar controles a la exportación y restricciones a la inversión en aras de la seguridad nacional, y las propias reglas de China en materia de flujos de información y de infraestructura de información crítica refuerzan esta tendencia de desacoplamiento. Es poco probable que un acuerdo comercial limitado ponga fin al desarrollo de políticas dirigidas a restringir los flujos tecnológicos.
La incertidumbre normativa y los obstáculos regulatorios constituyen un desafío adicional para las empresas extranjeras que operan en China. El estudio más reciente de la Cámara de Comercio de la UE en China revela que un 48% de los encuestados anticipan un aumento de los obstáculos regulatorios en los próximos 5 años, y en la encuesta de Business Council, un 34% de las compañías se declaran (un tanto) pesimistas sobre el panorama a cinco años de sus actividades en el país asiático. Aunque la mayoría de ellas consideran todavía prioritario tener presencia en China, son muy conscientes de los desafíos que ello conlleva.
¿Qué significa esto para los inversores?
Dada la probabilidad de que la envergadura y la amplitud de la inversión en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta no sean tan elevadas como se proyectó inicialmente, desde BNP Paribas AM creen que los inversores deberán sopesar nuevamente las oportunidades que presenta. Para ello, tendrán que evaluar cuidadosamente los modelos de negocio de las tecnológicas estadounidenses y chinas para identificar sus fuentes de tecnología, producción y ventas.
Aunque las nuevas restricciones afectarán a algunas empresas, otras serán capaces de beneficiarse de la menor competencia. A las compañías no chinas les resultará difícil competir en áreas que emplean inteligencia artificial (IA), ya que esta tecnología requiere enormes cantidades de datos; dicha información suele poder obtenerse con mayor facilidad en China que en Occidente, donde las leyes de privacidad restringen el acceso a la misma.
La inversión en empresas que operan en China debe evaluarse con regularidad para tener en cuenta la evolución del entorno corporativo y regulatorio, anticipar peligros para los modelos de negocio e identificar nuevas oportunidades.
2. EEUU: Mayor margen para la política fiscal
En opinión del profesor Jason Furman (Harvard Kennedy School y Peterson Institute for International Economics), el lastre de la guerra comercial sobre el crecimiento estadounidense se ha visto básicamente contrarrestado por el impulso de los recortes fiscales y de los tipos de interés. Ahora, la pregunta clave es si la economía va a planear hacia su potencial de crecimiento a largo plazo (cercano al 1,8%) o si caerá en picado hacia una recesión. El profesor Furman se inclina por el primer escenario.
Los recortes recientes del precio del dinero se enmarcan en un periodo mucho más prolongado de tipos de interés decrecientes desde comienzos de los ochenta. En la medida en que este descenso se haya visto impulsado por factores como el aumento del endeudamiento público, el menor crecimiento de la productividad, el cambio demográfico (los grupos de mayor edad ahorran más) o la desigualdad creciente (la gente rica también), es más probable que persista con el tiempo.
Con unos tipos de interés bajos, se teme que la Fed estadounidense tenga poco margen de maniobra para responder a la próxima recesión. Dado este potencial limitado para implementar medidas monetarias, la necesidad de una respuesta fiscal expansiva es más grande si cabe.
Posibles cambios de política y su impacto
Más allá del panorama inmediato, el profesor Furman expuso eventuales cambios de política en función del desenlace de las elecciones presidenciales y al Congreso. En su opinión, la probabilidad de que el presidente Trump sea reelegido se ve elevada por la fortaleza de la economía y por el hecho de que ya ocupa el cargo. En tal caso, el nombramiento de un nuevo presidente de la Fed en 2020 se convertirá en una cuestión importante para los mercados y para el panorama de política monetaria.
Las elecciones podrían tener implicaciones significativas para la política tributaria: Las estimaciones oscilan entre 17 billones de dólares en subidas de impuestos y 1,5 billones de recortes, en función de quién gane.
Los siguientes sectores podrían verse afectados:
- salud (de implementarse un sistema de pagador único o una opción pública);
- energía (a través del Green New Deal o la tarificación del carbono);
- finanzas (a través de cambios regulatorios e impuestos);
- tecnología (a través de regulación o medidas de defensa de la competencia).
Una subida del salario mínimo podría afectar a una proporción significativa de la fuerza laboral, y el gasto en infraestructura podría aumentar. El profesor Furman destacó la convergencia de los candidatos en el ámbito del comercio —al menos con China— y los llamamientos de muchos de ellos a la implementación de aranceles u otras restricciones.
3. Regulación del mercado en la economía de las superestrellas
La era digital ha aportado grandes ventajas a la sociedad, pero también costes. Y para minimizarlos, la implementación de regulaciones suele corresponder a los gobiernos. Durante el Investment Forum, el nobel de economía de 2014, Jean Tirole (Toulouse School of Economics) discutió los retos que plantea la regulación del poder de mercado en una economía global trastornada.
Los reguladores se ven obligados a tener en cuenta la creciente hostilidad hacia los gigantes tecnológicos: El público reclama cada vez más que las grandes compañías del sector sean divididas y reguladas como empresas de suministro público, y que se las obligue a respetar las leyes de defensa de la competencia y a participar en programas de política sectorial en inteligencia de datos e IA.
Regular el cambio con agilidad
Uno de los desafíos a los que se enfrentan a los reguladores es la política de defensa de la competencia. En el pasado, cuando se enfrentaron a proveedores monopolistas como AT&T o Standard Oil, identificar y separar las partes esenciales de su negocio (por ejemplo el bucle de telefonía local, el ferrocarril y las estaciones) era sencillo.
Con las compañías tecnológicas, esto es más complicado porque los negocios cambian con rapidez. En el caso de los datos, resulta difícil separarlos de las actividades que los generan. Para el profesor Tirole, la política de competencia y la protección del consumidor son las mejores herramientas para gestionar la industria, pero los reguladores necesitan adaptarlas al contexto digital y agilizarlas.
Las autoridades tratan de preservar la competencia en un mercado para que los consumidores reciban el mejor servicio al mejor precio. En la era digital, esto significa evaluar el comportamiento de los operadores establecidos y asegurar que las ventas vinculadas o los descuentos por fidelidad, por ejemplo, no limitan la competencia de precios. Las empresas pueden recurrir a adquisiciones para eliminar a un rival del mercado, y las garantías de “mejor precio” pueden acabar propiciando una plataforma para gravar a los no usuarios.
Dado el dominio de las tecnológicas estadounidenses y chinas —las 20 mayores empresas del sector a nivel mundial son de estos dos países— ha habido llamamientos (especialmente en Europa) para un mayor uso de la política sectorial para promover campeones “regionales”. La fusión propuesta de Alstom y Siemens ha sido el ejemplo más reciente, si bien en otra industria.
Política sectorial: ¿sí o no?
Los argumentos a favor de la política sectorial son la existencia de efectos colaterales (infraestructura e intercambio de información, potencial de movilidad de trabajos de bajo coste), efectos indirectos de I+D público a otros sectores, o la preservación de la competencia (el argumento para tener tanto a Airbus como a Boeing).
No obstante, los economistas se muestran escépticos. La historia muestra que los gobiernos rara vez aciertan a la hora de elegir sectores o empresas ganadoras, y la implicación de las autoridades eleva el riesgo de que se vea capturado por el propio sector. No obstante, hay excepciones, como la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA), el Instituto Nacional de la Salud (NIH) y la Fundación Nacional para la Ciencia (NSF) de los Estados Unidos.
La lección a extraer es que seguir de cerca la evolución de la política regulatoria y su adaptación a la era digital será particularmente importante en 2020. Podrían producirse cambios susceptibles de afectar al valor de las empresas, e incluso de romper una compañía en varias partes.
4. Cambio climático
El cambio climático se percibe cada vez más como una fuerza disruptiva, tanto para la economía global en su conjunto como para los inversores. En esta edición del Investment Forum, la Directora global de sostenibilidad de BNP Paribas AM, Jane Ambachtsheer, y el Director de análisis de inversión sobre cambio climático, Mark Lewis, presentaron su visión sobre la pronosticación del cambio climático de cara a los próximos 3 años y las próximas 3 décadas.
Aunque el Acuerdo de París se propone limitar el aumento de las temperaturas globales a un nivel claramente inferior a los 2° C, las políticas anuales apuntan a una subida de 4° C. Esto tendría consecuencias negativas considerables, como por ejemplo:
- olas de calor extremas;
- un aumento del nivel del mar de casi nueve metros (que amenazaría de 470 a 760 millones de personas);
- riesgos graves para la seguridad alimentaria mundial;
- extinción potencial de la mitad de todas las especies de plantas y animales;
- de 35 a 122 millones de personas más en condiciones de pobreza extrema.
Los gobiernos actuarán cuando la ciencia, la economía, la tecnología y el respaldo público estén alineados, pero las preguntas clave son cuándo ocurrirá, y de qué modo: ¿de forma fluida y coordinada, o de manera retrasada y disruptiva?
El impacto sobre sectores y mercados financieros
Un aspecto importante es que los mercados financieros no están suficientemente preparados para los riesgos de políticas relacionadas con el clima, y a medida que los gobiernos se ven obligados a tomar medidas, las carteras de los inversores están expuestas. Debemos preguntarnos cómo afectarán estas medidas a la economía, qué sectores corren más riesgo, y qué clases de activo se verán impactadas.
Los siguientes sectores de actividad figurarán entre los afectados:
- energía: El carbón se retirará gradualmente, el uso de petróleo tocará techo y la generación de renovables va en aumento;
- automoción: Los motores de combustión interna se enfrentan a prohibiciones y serán sustituidos por motores eléctricos;
- construcción: Los criterios de eficiencia energética para viviendas y oficinas se intensificarán y las estructuras existentes deberán adaptarse;
- agricultura: La productividad debe aumentar para contrarrestar el fin de la deforestación, los hábitos alimentarios se están alejando de la carne de vacuno;
- consumo (sobre todo consumo básico): El uso de plástico en muchos productos se enfrentará probablemente a restricciones cada vez mayores.
El mensaje clave: Los gobiernos responderán inevitablemente al cambio climático a medida que aumenta su impacto sobre el ciudadano.
En el informe Wells, Wires, and Wheels: EROCI and the Tough Road Ahead for Oil, Mark Lewis explica por qué el petróleo necesitará un precio de equilibrio a largo plazo mucho más bajo para seguir siendo competitivo para el transporte. Este precio más bajo reducirá drásticamente la rentabilidad futura de la inversión en el sector, y la cantidad de activos bloqueados (obsoletos) aumentará.