Así inicia la economía china el Año del Gallo
El sábado 28 de enero comienza el Año Nuevo chino y el Año del Mono (2016) dará paso al Año del Gallo, según el particular horóscopo chino. Los analistas de BNY Mellon han realizado un amplio análisis de la situación de la economía del gigante asiático, la segunda economía mundial, y apuntan cómo puede evolucionar durante el presente ejercicio, teniendo en cuenta las nuevas circunstancias geopolíticas, especialmente el cambio de presidente en Estados Unidos y la retirada de EE.UU. del TTP.
Rob Simpson, gestor de deuda de mercados emergentes en Insight
La decisión del presidente estadounidense Donald Trump de retirar a su país del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TTP, por sus siglas en inglés) para pasar a negociar acuerdos comerciales individuales podría ampliar significativamente la influencia de China en los próximos años si el resto de los integrantes del TTP decide apoyarse en la segunda economía más grande del mundo para salvar el acuerdo.
Los líderes del resto de países se han comprometido a seguir adelante con la iniciativa, lo que podría allanar el camino para un nuevo acuerdo regional en Asia, estructurado en torno a China. Las economías del sureste asiático ya se están reorientando hacia el Partenariado Económico Comprehensivo Regional (RCEP), que cuenta con el apoyo de Pekín y supone un paso más hacia la integración económica de la región asiática.
Hay quien afirma que la postura estadounidense con respecto al TTP beneficiará a la economía china, pero existen otras cuestiones que podrían condicionar el éxito económico del gigante asiático, como las nuevas normas que imponga la administración Trump con respecto a los acuerdos de comercio internacional. Pese a que desde hace tiempo se ha venido primando la estabilidad económica, China podría verse forzada a defenderse si la política comercial estadounidense le resulta desfavorable, por lo que las prioridades del país podrían verse cada vez más condicionadas por factores externos.
Entretanto, el presidente chino Xi Jinping debe centrarse en la agenda política nacional antes de la renovación de los órganos de liderazgo del partido que tendrá lugar dentro de unos meses. Mantener la estabilidad económica hasta entonces resultará clave en este sentido.
Aninda Mitra, analista sénior de deuda soberana en Standish
La economía china empieza 2017 impulsada por las medidas de estímulo puestas en marcha en 2016. Vemos posible que las dinámicas cíclicas que respaldan el crecimiento del PIB se mantengan durante la primera mitad del año. Sin embargo, el “trilema” monetario (mantener una ambiciosa tasa de crecimiento sin aumentar los tipos de interés ni liberalizar completamente el tipo de cambio) sigue muy presente. Es poco probable que las autoridades chinas decidan acometer reformas políticas o estructurales de calado hasta después del congreso del Partido Comunista que se celebrará en noviembre de este año. Básicamente, se quiere evitar cualquier tipo de volatilidad macroeconómica o política en los meses previos a la reorganización política más importante de los últimos años, en un momento en el que el presidente Xi Jinping está consolidando su posición en el partido y los objetivos geoestratégicos de China resultan cada vez más ambiciosos.
En Standish, creemos que las autoridades chinas cuentan con suficientes reservas en divisa extranjera y con las herramientas administrativas y de política monetaria adecuadas (lo que incluye controles de capital) para mantener la estabilidad macro a corto plazo, lo que generará un entorno relativamente propicio para el crédito denominado en dólares. No obstante, si se reducen las reservas en divisa extranjera y el endeudamiento interno continúa aumentando, el tipo de cambio acabará por reflejar el necesario ajuste macroeconómico, sobre todo si se retrasan las reformas estructurales. El principal riesgo de cola para una perspectiva macro a corto plazo que, por lo demás, es bastante estable, tiene que ver con las posibles medidas proteccionistas dirigidas específicamente contra China que pueda poner en marcha el presidente Trump.
Brendan Mulhern, estratega mundial en Newton IM
A punto de celebrar el Año Nuevo chino, y tras la deflación experimentada en 2015, las autoridades chinas incrementaron sustancialmente los estímulos fiscales, en gran parte mediante ingeniería financiera, lo que provocó un notable aumento del endeudamiento del país. El año pasado fue el segundo, después de 2009, en términos del aumento de la deuda.
La economía se estabilizó y registró una aceleración en 2016, y el país logró alcanzar una vez más su objetivo oficial de crecimiento, del 6,5%. Es probable que el impulso económico generado por esta dosis de estímulos se vaya debilitando a lo largo de 2017, teniendo en cuenta que las autoridades chinas ya han empezado a reducir las medidas de apoyo, conscientes de los riesgos que supone el creciente endeudamiento. En abril del año pasado, un miembro sénior del gobierno de quien se desconoce la identidad (aunque se sospecha que podría haber sido el presidente Xi o uno de sus más fieles aliados), declaró que el modelo de crecimiento basado en el crédito no podía continuar. Y, sin embargo, lo ha hecho. En ciertos aspectos, la burbuja crediticia china ya ha superado las de Japón, Irlanda, España y EE. UU.; no hay duda de que está en buena compañía.
Aunque las autoridades chinas han declarado su intención de llevar a cabo reformas estructurales para abandonar la demanda financiada con deuda, se ven limitadas por la necesidad de crear empleo, una limitación que seguirá muy presente en 2017. Teniendo en cuenta que el 19 Congreso del Partido Comunista se celebrará en el tercer trimestre de este año, mantener el crecimiento económico seguirá siendo crucial. Por eso, no hará falta que la economía pierda mucho fuelle para que las autoridades vuelvan a poner en marcha los estímulos. Pero ¿cuánto tiempo puede durar esta situación? China continúa desafiando a los “osos” pero hay señales de que al gobierno le resulta cada vez más difícil mantener la economía a flote y el estrés del sistema financiero es cada vez más evidente.