Análisis de Schroders: ¿Por qué se muestran tan optimistas los inversores respecto de la rentabilidad?
Por Emma Stevenson
El Estudio Global de Inversión realizado por Schroders en 2017 concluyó que las expectativas de rentabilidad de los inversores son elevadas. Más de un tercio esperaba una rentabilidad del 5% anual durante los próximos cinco años, mientras que el 31% presentaba un objetivo del 10%. Los inversores en busca de rentas cuentan con unos objetivos igualmente elevados: nuestro estudio de 2016 muestra que el 41% de los inversores esperaba unas rentas anuales de, al menos, un 8%.
Ante unos tipos de interés que siguen mostrando unos niveles reducidos diez años después de la crisis financiera global, resulta sorprendente que los inversores no hayan ajustado a la baja sus expectativas. En todo caso, ha sucedido lo contrario: nuestro estudio concluyó que los Millennials tienen las expectativas de rentabilidad más elevadas de todas las generaciones consultadas.
No obstante, una característica típica de los seres humanos es que nos basamos en la experiencia pasada y la extrapolamos al futuro. Es decir, en general, esperamos que el futuro sea prácticamente igual al pasado reciente. Y, en lo que toca a la inversión, el pasado reciente se caracterizó por un período de rentabilidades elevadas.
Rentabilidades elevadas: un recuerdo no tan lejano
El siguiente gráfico muestra las rentabilidades reales anualizadas —(esto es, ajustadas a la inflación) tanto para la renta variable como para la renta fija— que percibieron la generación del Baby Boom (aquellos nacidos entre 1946 y 1964) y la generación X (1964-1980).
La cuestión de las rentabilidades reales reviste una gran importancia en este sentido, debido a la elevada inflación que se registró en este período, especialmente a finales de la década de 1970 y principios de la de 1980. Los gráficos muestran que las rentabilidades de la renta variable han sido considerablemente elevadas en todas las regiones y los rendimientos de los bonos, especialmente sólidos desde 1980.
El futuro bien podría ser diferente
No obstante, la mayoría de las previsiones apuntan a que las rentabilidades futuras se situarán por debajo de esos niveles; ello responde a diferentes motivos. En primer lugar, se espera que la inflación se mantenga en cotas bajas, si bien repuntará desde los recientes niveles ultrarreducidos. Una inflación reducida se traduce en que los inversores en renta fija exigen una prima de rendimiento más baja para compensar la erosión del poder adquisitivo infligida por la inflación.
En segundo lugar, una inflación baja también conlleva unos tipos de interés limitados. Si bien estos están repuntando desde los niveles de la crisis, se espera en gran medida que se mantengan en un nivel bastante reducido, dado que se prevé que el crecimiento global sea inferior en el futuro en comparación con el período posterior a la Segunda Guerra Mundial. Una vez más, este hecho responde a numerosos factores, como la moderación de la expansión en algunos países emergentes y los cambios demográficos, tales como la ralentización del aumento de la población en edad de trabajar.
Como resultado de estos factores, entre otros, se espera que las rentabilidades sean inferiores en el futuro.
Rentabilidades previsiblemente inferiores a 7 y 30 años vista
El siguiente gráfico compara las elevadas rentabilidades históricas con las últimas rentabilidades a largo plazo previstas por el Schroders Economics Group. El resultado indica que en Estados Unidos, Reino Unido o Europa probablemente no vuelvan a alcanzarse las rentabilidades superiores al 6% registradas en el mercado de renta variable en el pasado reciente. Para la renta fija, el panorama es aún más sombrío: se prevé que en Reino Unido y en Europa, los rendimientos se sitúen en terreno negativo en los próximos siete años.
Si bien no se muestra en el gráfico, el Schroders Economics Group prevé que la renta variable asiática supere a la mayoría de los mercados de renta variable desarrollados en un horizonte a 30 años como consecuencia de las divergencias en el crecimiento de la productividad. No obstante, incluso en esta región, se espera que las rentabilidades reales se ubiquen en el 5,4% en la región Pacífico (excluyendo Japón) y en el 5,9% en los mercados emergentes.
Obtener unas rentabilidades superiores sigue siendo posible, pero asumiendo un mayor riesgo
¿Qué implica esto para los inversores? En vista de que, según parece, los tipos de interés se situarán en cotas bajas, los ahorros en efectivo se verán erosionados por la inflación. Los inversores que busquen unas rentabilidades más elevadas deberán ahorrar más o ampliar la gama de clases de activos en las que invierten.
Esto conlleva otros riesgos, como, por ejemplo, que los inversores en acciones que distribuyan dividendos más altos deberán tener en cuenta el precio que pagan por estos títulos. La deuda corporativa es otra opción, pero los emisores con los rendimientos más altos suelen llevar aparejado un mayor riesgo de impago.
Los inversores en busca de rentas podrían tener que invertir en horizontes temporales más amplios y tener en cuenta el riesgo de tipo de cambio si invierten fuera de su región de origen.
Así, los inversores que busquen rentabilidades y rentas más elevadas podrían tener que recurrir a gestoras de activos para que les ayuden a lograr sus objetivos al tiempo que mitigan estos riesgos.