Amundi AM: Momento para reconsiderar la gestión de activos y controlar el riesgo
La gestora Amundi Asset Management ha publicado un nuevo ‘Global Investment Views’, cuyo artículo principal, elaborado por los especialistas de esta gestora Pascal Blanqué (Group Chief Investment Officer) y Vincent Mortier (Deputy Group Chief Investment Officer), se reproduce por su interés a continuación:
«Los mercados financieros han disfrutado de una racha récord últimamente. La “marea que ha levantado todos los barcos” ha sido la nueva ola de política monetaria ultra acomodaticia anunciada en esta etapa pero aún no cumplida. La convicción de que los bancos centrales volverán a intervenir para evitar un deterioro excesivo del panorama económico, en ausencia de signos tangibles de inflación, fue el motor principal del reciente rally. La narrativa general en el mercado es que el vaso está medio lleno. El ciclo económico se verá extendido por los bancos centrales, los tipos de interés permanecerán bajos por más tiempo y los activos de riesgo se mantendrán respaldados: el Crédito y los Mercados Emergentes por la “búsqueda de rentabilidad”, y la Renta Variable por el reposicionamiento de los inversores que se incorporan tarde a la fiesta. Todo esto ocurre en un contexto en el que, en general, las valoraciones son menos atractivas que a principios de año, aunque sin estar demasiado ajustadas. ¿Todo bien entonces?
Aunque nos resistimos a caer en el pesimismo más oscuro hace un par de meses, previendo algún tipo de acuerdo comercial y en Italia, nos abstenemos ahora de adherirnos a un excesivo optimismo. Tras la exuberancia actual, esperamos un enfoque a los fundamentales y a la realidad, que son decentes pero no tan emocionantes. Es cierto que no esperamos una recesión inminente y que nuestro escenario central es de una moderación del crecimiento. También es cierto que las condiciones financieras se han relajado sustancialmente en el curso de los últimos meses (rally de tipos y ajuste de spreads, además del repunte impresionante en renta variable). Sin embargo, la calidad del crecimiento es más pobre que hace algunos meses: el comercio global es más débil de lo esperado, con un limitado potencial alcista a corto plazo, y la curva de rendimiento plana en EEUU desalienta al “instinto animal”. La inversión sigue siendo débil y los índices de confianza empresarial, así como los índices de gestores de compras (PMI) siguen una tendencia general bajista. El crecimiento de la demanda interna sigue siendo bueno en su conjunto, siendo el consumo el principal motor de crecimiento, pero es importante poner a prueba su resistencia y el impacto de un comercio débil.
En este entorno mixto, esperamos que la Reserva Federal actúe con un recorte preventivo, pero sin sobreactuar. El periodo de desaceleración, que empezó el año pasado debido a los efectos retardados del endurecimiento de la FED y al ruido comercial, podría empezar a disiparse y podríamos ver las condiciones económicas actuales tocando fondo. Otra prueba importante para los mercados es la época de resultados. La reciente trayectoria de los precios ha cerrado la brecha de valoración alcanzada en mayo y la Renta Variable global ha alcanzado prácticamente los objetivos previstos en los próximos 12 meses. Los analistas bottom-up están revisando a la baja sus expectativas de benéficos para el 4º trimestre: en los niveles actuales de PMI, el crecimiento del beneficio por acción del S&P500 debería estar en el rango del 3-5% en los próximos 12 meses. El mensaje principal en este punto es que existe el riesgo de cierta decepción en los próximos meses y el regreso de algo de volatilidad a los activos de riesgo.
En conclusión, durante este verano caliente con estrechos volúmenes, creemos que los inversores deberían ser conscientes de posibles retrocesos y aprovecharlos para reforzar las ideas con mayor convicción (activos emergentes, crédito IG, acciones de elevada calidad con valoraciones atractivas), teniendo en cuenta al mismo tiempo que ahora las condiciones son más frágiles. Este escenario se mantendría a menos que los bancos centrales estén observando datos alarmantes que nosotros todavía no podemos ver. En este caso, la fiesta de los activos de riesgo podría acabar de forma abrupta y deberíamos reconsiderar la asignación de riesgos favoreciendo duraciones largas, activos refugio y una mayor reducción de riesgos. Debido a la trayectoria pasada de los bancos centrales en lo que respecta anticipar las crisis, esto es bastante improbable.
Más allá de la visión a corto plazo, la extensión del ciclo es una posibilidad concreta. El dominio de la política sobre la economía representa un reto para la independencia de los bancos centrales, a pesar de los mensajes tranquilizadores de los banqueros (claro en las conversaciones entre Trump y Powell, pudiendo volverse evidente en el BCE). Una convergencia de las políticas pro-crecimiento (fiscal y monetaria) podría extender el ciclo y reavivar finalmente un poco la inflación. Esto prolongaría la fase ‘goldilocks’ para los activos de riesgo, componentes cíclicos especialmente, con un creciente enfoque en la gestión de riesgo y liquidez».