Allianz GI: Los toros y los osos tiran de la falda a Ricitos de Oro
Por Ann-Katrin Petersen, VP Global Economics & Strategy, de Allianz Global Investors
Los toros y los osos no se ahorran nada en estos momentos: Por lo menos, impulsados por unas noticias de política (comercial) más bien recibidas o menos, parecen alternar alegremente entre olas de compra y de venta a corto plazo. En medio está la cuestión de si los frentes que han vuelto a abrirse entre Washington y Pekín ponen fin a las esperanzas que albergaban las bolsas de un escenario de tipo «Ricitos de oro» –mejora de la dinámica económica con una inflación contenida y unos bancos centrales pacientes–.
En esta situación confusa, los inversores harían bien de tener presentes los principales motores subyacentes del mercado. ¿Qué podría llevar a un escenario de fiebre alcista en que los toros se impongan?
- Política monetaria: Unos bancos centrales más pacientes, sobre todo el estadounidense, la Fed, han dejado en suspenso la normalización de los tipos de interés y el balance. La expansión cuantitativa («QE») dio paso en 2018 al endurecimiento cuantitativo («QT») y ahora, al parecer, a la pausa cuantitativa («QP»). En China y en Europa, además, hay unos mayores estímulos de política fiscal.
- Economía: Algunos indicadores adelantados importantes han apuntado últimamente a un «despertar primaveral» de la coyuntura mundial. Parece que la intensificación o prolongación de las medidas de política monetaria están surtiendo efecto. Por lo tanto, los riesgos de recesión a corto plazo son reducidos (en el contexto de una desaceleración económica global de finales de ciclo). El año 2020 –no el 2019– será probablemente el año crítico en que se decida la «suerte» del ciclo económico actual.
- Política: EE. UU. y China podrían acordar en la cumbre del G20 del 28 y 29 de junio en la ciudad japonesa de Osaka una resolución (temporal) de su disputa comercial. Un acuerdo sería una condición esencial para poner fin a la fase de debilidad, especialmente para la industria manufacturera orientada a las exportaciones.
- Posicionamiento: Los inversores que se han mantenido alejados del mercado de renta variable desde la corrección de precios del cuarto trimestre de 2018, porque desconfiaban de la tendencia alcista desde principios de año, podrían decidir volver a invertir. En otras palabras, las subidas de las cotizaciones podrían crear temporalmente una dinámica propia.
¿O se impondrán los bajistas? Los siguientes factores desfavorables podrían desencadenar caídas de precios:
- Política monetaria: Los principales bancos centrales actúan con más vacilaciones, pero no han puesto punto final a la normalización. Si los datos económicos siguieran mejorando, la Fed debería de reanudar, con un retraso, su ciclo de subidas de los tipos de interés hacia un nivel del tipo de referencia estadounidense «neutral» de casi el 3,00%. El mercado de renta fija, que en vez de alzas de 25-50 puntos básicos descuenta incluso una rebaja, se vería afectado, con el resultado de un endurecimiento de las condiciones financieras.
- Economía: Pese a los «brotes verdes de la economía», los datos publicados aún son en conjunto desiguales, con unos crecientes riesgos a la baja de finales de ciclo (como una presión gradual sobre los márgenes de beneficios de las empresas debido a incrementos salariales).
- Política: Las incógnitas conocidas (como la guerra comercial, el Brexit, Oriente Próximo) y las desconocidas podrían mantener a los alcistas no muy contentos, sino más bien contenidos. El hecho de que el gigante de telefonía chino Huawei ahora figure en la lista negra de EE. UU. reduce las probabilidades de un acuerdo en la cumbre del G20.
- Valoraciones y factores técnicos de mercado: Algunas clases de activos de riesgo (como las acciones, la deuda corporativa) siguen teniendo unas valoraciones ambiciosas desde una perspectiva fundamental. El posicionamiento de los indicadores de análisis técnico apunta a vulnerabilidades ante acontecimientos imprevistos. Así, la proporción de inversores que apuestan por una volatilidad más baja en las bolsas estadounidenses («short volatility») está cerca de máximos históricos.
Claves de la semana
La temporada de publicación de resultados del primer trimestre de 2019, que ha estado marcada en EE. UU. y Europa por el freno de la dinámica de revisiones a la baja con unas cifras de ventas suficientes, está finalizando. Los datos más relevantes serán los principales indicadores adelantados, como el clima empresarial de la UE, la confianza de los consumidores estadounidenses (ambos el martes) y el índice de gestores de compras de China (viernes). En el plano político, se esperan con impaciencia los resultados de las elecciones europeas (23-26 de mayo), mientras que los británicos buscan desesperadamente una solución al Brexit. Por lo menos, en la cumbre de ministros de comercio de la UE (martes), el aplazamiento por parte del presidente estadounidense Trump de los aranceles sobre los automóviles debería de proporcionar cierto alivio.
¿Qué implica todo esto para las decisiones de inversión? Algo está claro: El cambio hacia una política monetaria
más moderada respalda en sí las clases de activos de riesgo. No obstante, a corto plazo hay dos posibles escenarios:
- Que los datos macroeconómicos mejoren, los riesgos políticos inmediatos disminuyan y la Fed reanude su ciclo de subidas de tipos (aunque con un retraso), lo que llevaría a un movimiento temporalmente alcista en las bolsas.
- Unos datos más contenidos, turbulencias de carácter político y vulnerabilidades técnicas alentarían a los osos. La conclusión es que, en el alegre tira y afloja entre osos y toros, de momento no se discierne un ganador en una situación globalmente desequilibrada. Esto requiere, por una parte, una cartera ampliamente diversificada y, por otra, una posición tácticamente neutral en activos de riesgo en un contexto multiactivos, con una selección activa de valores.