Allianz GI: «La agilidad es fundamental en un año de innovación y divergencia»
Por el equipo de analistas de Allianz Global Investors
De cara a 2022, los inversores deberían preparar sus carteras para episodios de volatilidad y para una inflación persistente, probablemente diversificando más ampliamente entre clases de activos, estilos y regiones. Sin embargo, también deberán aprovechar esta oportunidad para incluir las tendencias estructurales disruptivas que están alimentando —e incluso cambiando radicalmente— nuestras perspectivas para el futuro.
Parece probable que el crecimiento económico experimente una desaceleración tras el repunte asociado al ”efecto de base” que observamos en 2021. La incertidumbre relacionada con el Covid-19 y los cuellos de botella de las cadenas de suministro seguramente lastrarán el crecimiento, y representarán una importante fuente de volatilidad de los precios. Cabe esperar asimismo una divergencia entre las cifras de crecimiento y los estímulos de los bancos centrales de las diferentes partes del mundo, y probablemente los mercados reaccionarán con rapidez a cualquier dato macroeconómico positivo o negativo. Mientras tanto, parece probable que la inflación se mantenga en niveles más elevados de lo que muchos analistas esperaban.
¿Qué consecuencias tiene esto para las carteras de los inversores? Creemos que se trata de una buena oportunidad para revisar la diversificación de las carteras y sacar partido de tres temas estructurales:
- Vigilar los tipos de interés. Los inversores tienen que estar atentos a la velocidad de los ajustes de los tipos de interés, a las fluctuaciones de los tipos de cambio y a los cambios de las expectativas para la inflación. Creemos que los bancos centrales y muchos inversores subestiman la probabilidad de que la inflación de precios al consumo pueda resultar más elevada de lo que se esperaba —y de que se prolongue más de lo que los mercados financieros esperan—. A pesar de que algunos bancos centrales ya han aplicado subidas de tipos, y de que otros están a punto de hacerlo, también es probable que se mantengan ”detrás de la curva” a la hora de responder a las presiones inflacionarias. Por consiguiente, a pesar de que es posible que la inflación aumente, no creemos que vayamos a presenciar el fin de una era caracterizada por décadas de tipos generalmente bajos —lo que significa que los inversores deben encontrar nuevas formas de proteger su poder adquisitivo y de buscar rentabilidad—.
- Reconociendo el valor de China. La segunda economía más importante del mundo atraviesa una transformación estratégica sin precedentes y es importante no perder esto de vista, aun cuando el crecimiento económico se ralentice y las restricciones reguladoras afecten a determinados sectores. La volatilidad continuará siendo el sello distintivo de la inversión en China, pero seguimos confiando en las inversiones a largo plazo. Aquellos que entienden la estrategia y el contexto político de China en un sentido más amplio —y que se mueven activamente por sus mercados— puede que estén mejor preparados para evitar baches en el camino.
- Alcanzando la sostenibilidad. Teniendo en cuenta el esfuerzo global para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas (“net zero”) en unas décadas, ¿cómo pueden los inversores conseguir que sus carteras ayuden a generar un impacto positivo? La demanda de los inversores, la rápida evolución de las regulaciones y un torrente de datos suponen un reto para conocer el verdadero impacto que los inversores pueden lograr—y cómo pueden lograrlo—. Se trata de un tema altamente complejo, que implica a diferentes partes interesadas en las distintas fases de sus viajes hacia el “net zero”. Creemos que la sostenibilidad será un elemento de disrupción para la vieja economía, dado que los ciudadanos de todo el mundo tratarán de reducir su huella ecológica y de aumentar su impacto positivo en el medioambiente y en la sociedad en general.