Allianz GI: ‘Esperando la recesión’
Por Hans-Jörg Naumer, Director Global Capital Markets & Thematic Research de Allianz Global Investors
Puede que la situación actual en los mercados recuerde a los personajes de la obra de Samuel Beckett «Esperando a Godot»: aunque se habla mucho de una posible recesión, no hay certeza de que al final se vaya a producir, al menos en la mayor economía del mundo, la estadounidense. Sin embargo, hay que señalar que las tasas de crecimiento del PIB alemán ya están ligeramente en números rojos, y tampoco es probable que la zona euro en su conjunto se libre de la recesión. Además, la visible desaceleración de China afectará al resto del mundo. Paralelamente, la economía estadounidense sigue su curso, y la fecha prevista para el inicio de la recesión se pospone una y otra vez. La extraordinaria solidez del mercado laboral no facilita las previsiones sobre cuándo podría registrarse un crecimiento negativo. Por otro lado, la evolución demográfica y las consecuencias de la pandemia, que hizo que algunos trabajadores abandonaran el mercado laboral, contribuyen a que la demanda de mano de obra se mantenga en niveles elevados. Y, en cualquier caso, nadie quiere mencionar la palabra que empieza por «R» cuando las cifras de desempleo son bajas: la posibilidad de ser visto como un aguafiestas es, sin duda, demasiado grande.
De hecho, es necesario examinar más de cerca todos los detalles de los datos para reconocer las tensiones en el mercado laboral estadounidense. Según el último informe laboral, la tasa de desempleo ha aumentado ligeramente, probablemente debido a un incremento de la tasa de actividad. Todo apunta a que cada vez más personas se reincorporan al mercado laboral, a medida que el superávit de ahorros generado durante la pandemia se va gastando poco a poco. Las altas cifras de ofertas de empleo animan a la gente a solicitar un puesto de trabajo. Dado que la inflación sigue siendo alta y los salarios crecen, el coste de oportunidad de quedarse en casa no deja de aumentar.
Y, como es lógico, la Reserva Federal de EE.UU. se mantiene en alerta y está dispuesta a subir los tipos en cualquier momento. También es comprensible que persista la incertidumbre, lo que ha provocado una desvinculación entre los mercados de renta variable y los de renta fija: mientras que las acciones siguen esperando un aterrizaje suave, la deuda se decanta cada vez más por una recesión, teniendo en cuenta que las curvas de tipos están invertidas (véase nuestro Gráfico de la semana).
Claves de la semana
Entre los datos de la semana que viene, el índice ZEW de expectativas empresariales de la zona euro y los precios al consumo estadounidenses (que se publican el miércoles) atraerán probablemente gran parte de la atención. Con toda probabilidad, las subidas del precio del petróleo de las últimas semanas han impulsado al alza la inflación general de los precios de consumo en términos interanuales, mientras que la inflación subyacente (también en términos interanuales) parece haber disminuido un poco. Los datos estadounidenses que se publicarán el viernes presentarán un cuadro desigual: El índice manufacturero Empire State será probablemente menos negativo, mientras que la producción industrial aumentará lentamente en términos intermensuales y el índice de confianza de los consumidores de la Universidad de Michigan registrará probablemente una ligera subida.
Sin embargo, la próxima reunión del Banco Central Europeo (BCE), que se celebrará el jueves, será probablemente el acontecimiento más importante de la semana. El organismo ha pasado de adoptar un enfoque de previsión a otro que depende de los datos, lo que significa que su política se basará en los últimos datos económicos y de precios. No es, en absoluto, una tarea fácil. Los datos económicos sugieren que el BCE debería adoptar una postura prudente; al fin y al cabo, el crecimiento de la zona euro está por debajo de las previsiones de los expertos del BCE. Al mismo tiempo, la inflación se está ralentizando, pero no lo suficiente como para que se quede de brazos cruzados. No obstante, el consenso de mercado recogido en Bloomberg ya anticipa que los tipos oficiales se mantendrán sin cambios. Si bien una subida de tipos sería alentadora, sobre todo por razones de credibilidad, cabría esperar que resultara negativa para los mercados.
En cuanto al mercado de renta variable, la situación técnica es relativamente favorable. Nuestros indicadores de resistencia relativa para los principales sectores del mercado se mueven en territorio neutral. En general, no se observa ninguna presión bajista. El indicador avance- descenso, que muestra cuántos valores suben y cuántos bajan dentro de un índice, sugiere que la tendencia alcista está ganando amplitud. Al mismo tiempo, nuestro «indicador de exuberancia» para EE.UU., que describe la relación entre la relación precio/beneficio (PER) a 12 meses para las empresas del S&P 500 y la volatilidad (actualmente baja), despierta inquietud.
Una desviación típica de uno al alza sugiere que el indicador ya no tiene una base sólida. Parece apropiada una visión más moderada de las probabilidades de recesión.
Suponiendo que el BCE no dé un nuevo paso en la subida de tipos, probablemente nos espera una semana tranquila en los mercados. El escenario parece estable desde el punto de vista técnico. Con toda probabilidad, los datos económicos no nos darán muchos motivos para revisar minuciosamente nuestro escenario actual. Y tampoco es probable que se responda a la pregunta sobre cuándo se producirá una posible recesión.
Esperemos que Godot, es decir, una recesión en EE.UU., no se haga realidad y que los mercados de renta variable tengan razón en su escenario de aterrizaje suave.