Allianz GI: En otoño, parece que se impondrá la gestión activa
Por Ann-Katrin Petersen Investment Strategist, Global Economics & Strategy, CFA, Allianz Global Investors
En el hemisferio norte, el verano está llegando a su fin. La llegada gradual de temperaturas más frías a los mercados de valores después de los fuertes incrementos de los precios de los últimos meses, o la llegada de un “veranillo” depende en particular de dos factores.
1. ¿Se impondrán las fuerzas de crecimiento?
Las perspectivas económicas, que son la columna vertebral de los beneficios empresariales, siguen siendo sólidas en general. Por ejemplo, para todo el año 2021, prevemos un crecimiento de la economía mundial de más del 6%, el mayor aumento en más de cuatro décadas. Pero hay dos cosas que hay que tener en cuenta: En primer lugar, la economía mundial se encuentra ahora en una fase más madura del ciclo económico y ha alcanzado el punto culminante de la dinámica de crecimiento. Parece, por lo tanto, que, partiendo de niveles muy altos, el optimismo de la economía estadounidense ha tocado techo. Mientras tanto, la economía china ya está perdiendo impulso de manera significativa. Incluso la zona del euro, donde el crecimiento se ha vuelto a dinamizar en el tercer trimestre, se espera que mantenga un ritmo más pausado.
En segundo lugar, han aumentado recientemente los riesgos de caída para la economía mundial. La propagación de la variante delta flota cual espada de Damocles sobre la perspectiva global. A pesar del aumento de las cuotas de vacunación, podría inducir a los gobiernos de varios países a adoptar diferentes restricciones. Mientras tanto, 21 meses tras el brote de la pandemia de coronavirus, la escasez de material y de mano de obra es más persistente de lo previsto inicialmente. Los consumidores también se han visto afectados por el fuerte encarecimiento de los productos semielaborados, aunque en los próximos trimestres se prevé una reducción de la inflación.
A pesar de estos factores de incertidumbre, es probable que prevalezcan las fuerzas de crecimiento, con tasas muy por encima de la tendencia en el segundo semestre.
2. ¿Están logrando los bancos centrales un cambio prudente en la política monetaria?
Tras la flexibilización generalizada de la política monetaria durante el extraño ejercicio de 2020, el panorama mundial de los bancos centrales se ha vuelto más divergente. Los primeros pasos hacia la normalización ya se han tomado o se están perfilando, aunque los bancos centrales siguen siendo precavidos. Por ejemplo, varios bancos centrales de economías emergentes como Brasil, Rusia, Hungría y la República Checa, han aumentado sus tipos de interés desde principios de año, y es posible que otras economías hagan lo mismo. Mientras tanto, los bancos centrales de Canadá y de Reino Unido ya han comenzado a reducir sus compras de bonos, tapering, mientras que la Reserva Federal de Estados Unidos lo está preparando en términos comunicativos. Se debe evitar que se produzca un momento sorpresa como el de 2013, cuando el anuncio de la reducción llevó a un endurecimiento no deseado de las condiciones financieras.
¿Será capaz la Reserva Federal de evitar que se generen expectativas prematuras sobre un posible aumento de los tipos? Por el contrario, en China las señales están (nuevamente) en una posición de flexibilización, de modo que la divergencia entre el Banco Popular de China y la Reserva Federal podría ser más pronunciada en el segundo semestre del año. Esperamos que el Banco de Japón y el Banco Central Europeo (BCE) mantengan su política ultra laxa sin cambios. No se descarta que el BCE considere la posibilidad de prorrogar su programa temporal de compras de emergencia frente a la pandemia («PEPP») más allá de marzo de 2022. Por el momento, se mantiene el entorno estructural de bajos tipos de interés.
¿Qué esperar para los mercados?
Tras las fuertes subidas de los precios de los últimos meses, los inversores deben adaptarse a mercados de valores más volátiles, a medida que el viento de cola económico y político disminuya de forma más notable a nivel mundial, aunque con divergencias regionales y sectoriales. A corto plazo, la opinión de la Reserva Federal es determinante para los mercados. Tácticamente, se ofrece una posición neutral a ligeramente sobreponderada en el posicionamiento de las acciones.
Tengamos o no un “veranillo”, parece que debe imponerse la gestión activa, opina Ann-Katrin Petersen.
Acciones
- Incluso con una dinámica ralentizada, el crecimiento global debería seguir estando por encima de la tendencia en el segundo semestre de 2021, acompañado de un sólido incremento del volumen de negocio de las empresas. Es probable que los bancos centrales sigan actuando con cautela.
- De momento, los mercados de renta variable europeos podrían destacar desde el punto de vista regional: la dinámica de crecimiento debería registrar su nivel máximo más tarde que en Estados Unidos. Además, las estadísticas de vacunación pueden recuperar mucho terreno frente a EE. UU. Por el momento, el BCE no está reduciendo sus estímulos. En términos de política financiera, se espera que los primeros tramos de los fondos de reconstrucción de la UE, un apoyo financiero sustancial a las reformas y la inversión pública de los países miembros de la UE, se inviertan en el segundo semestre.
- Las valoraciones de las acciones han aumentado, sobre todo en EE. UU. en términos regionales. Sin embargo, los beneficios de las empresas, que actualmente están creciendo con fuerza, deberían reducir de forma progresiva las elevadas relaciones precio-beneficio.
- A medio plazo, las mayores fluctuaciones de las tasas de inflación y la consiguiente incertidumbre sobre la política monetaria de los bancos centrales podrían suponer un obstáculo para las valoraciones de las acciones. Por lo tanto, las empresas con una gran capacidad de fijación de precios deberían
poder compensarlo en parte mediante una mejor dinámica de beneficios.