Allianz GI destaca los incentivos para EEUU y China de relajar la guerra comercial
Por Greg Meier, Senior US Economist Director, de Allianz Global Investors
Si las perspectivas de la economía mundial dependieran de un único factor en 2019, este sería la guerra comercial entre EE. UU. y China. Si las dos mayores economías del mundo se reconcilian, el futuro debería de despejarse, gracias a la desaparición de la incertidumbre y la escala de los estímulos monetarios y fiscales que se han adoptado. En cambio, cuanto más se estanque la situación, mayor la presión económica bajista. Cabe destacar que ir aplazando el problema no ayuda, ya que prolonga la incertidumbre que afecta el comercio mundial, la inversión y la industria. Y los recursos de política monetaria no bastan para compensar unas negociaciones a alta velocidad que podrían (o no) alterar aún más las cadenas de suministro internacionales y los ingresos de las empresas.
Las medidas de los bancos centrales suelen tener efecto al cabo de entre 6 y 18 meses, pero las perspectivas comerciales podrían cambiar con un tuit. Desde el punto de vista de Trump, los estadounidenses se enfrentan a verdaderos problemas como el robo de propiedad intelectual por parte de China, la obligación de establecer alianzas con empresas locales para poder entrar a ese mercado, subvenciones públicas desleales y la contracción de la industria estadounidense debido a la deslocalización. Para el presidente Xi, un tratamiento equitativo y el fin de las injerencias externas en los asuntos internos de China son primordiales.
Complica las negociaciones el hecho de que EE. UU. aumentó los aranceles a México incluso después de renegociar el TLCAN y que se han vinculado Huawei y las protestas de Hong Kong con un acuerdo potencial. Puesto que las negociaciones de esta relación crítica son públicas, a las partes puede resultarles difícil echarse atrás sin perder credibilidad. Dicho esto, ambos presidentes tienen unos fuertes incentivos económicos y políticos para detener el conflicto y ayudar a mejorar el rumbo de la economía mundial.
Claves de la próxima semana
Gran parte de los datos económicos de la próxima semana se examinarán en términos de cómo los ha afectado la guerra comercial. En Asia, la atención se centrará en la solidez de la economía china, después de que en el segundo trimestre creciera a su menor tasa en 30 años. Se esperan nuevos datos manufactureros de China (con una probable contracción a un mayor ritmo) y de comercio (volátiles últimamente debido a la menor demanda interna y la caída de las exportaciones a EE. UU.). En Japón, los inversores sabrán el último dato del índice de indicadores económicos adelantados, que en junio cayó a su menor nivel desde febrero de 2010.
Las economías exportadoras de Europa también se han visto afectadas: en Alemania, sabremos si la producción industrial y el gasto de construcción se han estabilizado tras contraerse a las mayores tasas en 10 años y 17 meses, respectivamente. Para la zona euro en conjunto, sabremos el nivel más reciente de las ventas minoristas, un dato positivo tras crecer un 2,6% en junio. Con el Reino Unido preparándose para salir de la UE el 31 de octubre, aquellos atentos al Brexit se fijarán en si la industria británica sigue contrayéndose y si el crecimiento del sector de servicios se ha debilitado (como se prevé en ambos casos). El caso del Brexit es similar al de la guerra comercial, en el sentido de que genera incertidumbre y puede afectar la inversión y la industria.
Al otro lado del Atlántico, los datos de EE. UU. deberían de seguir mostrando una divergencia entre la solidez de los sectores más orientados a la economía interna y los centrados en la externa, más débiles. Por ejemplo, mientras que los datos del ISM tanto de servicios como manufactureros podrían indicar un continuo deterioro, los últimos podrían haberse debilitado más debido a su carácter cíclico y su exposición a las exportaciones. La semana de negociación termina el viernes con la publicación de los datos del mercado laboral estadounidense. Se prevé que el crecimiento del empleo se mantenga estable y la tasa de paro podría situarse en un mínimo de 50 años.
Estar atento a los factores técnicos del mercado
Es posible que haya más turbulencias al empezar una temporada del año que suele ser difícil. Si bien la renta variable mundial ha sufrido pérdidas últimamente, aún quedan inversores que «compran en las caídas». Los diferenciales de la deuda corporativa se han ampliado, pero no en la magnitud observada el pasado mes de diciembre. El índice de volatilidad VIX está oscilando entre 15 (una señal reciente de venta de renta variable) y 25 (una señal reciente de compra). Se sigue apostando por el oro como «activo seguro» y reserva de valor, dados los más de 16 billones de dólares de bonos con rendimientos negativos en todo el mundo y la probabilidad de que los bancos centrales sigan bajando los tipos.