Algunas EAFIs podrían operar sin licencia de la CNMV
La transposición inconclusa de MiFID II no deja de generar incógnitas y las EAFIs (a las que ya deberíamos denominar EAFs, sin la ‘i’) pueden ser las que se enfrenten a un futuro más azaroso. Gloria Hernández, socia de Finreg 360, ha vuelto a señalar una de las cuestiones que la normativa ha dejado aún en el aire. Durante su intervención en la jornada organizada por ASEAFI sobre ‘Análisis de la entrada en vigor de MiFID II y perspectivas’, ha apuntado que, en el proceso de transposición de la directiva, se preveía que determinadas empresas no necesitasen encuadrarse como Empresa de Servicios de Inversión para prestar asesoramiento financiero y, por lo tanto, no precisarían de licencia de la CNMV. Sin embargo, “tendrían ciertas limitaciones, como la imposibilidad de hacer servicios transfronterizos”.
Gloria Hernández afirma que esta opción no es viable actualmente porque necesita de desarrollo reglamentario y, “a priori, no parece que esta vía vaya a presentar muchas ventajas, aunque está todo por definir”.
Carlos García Ciriza, presidente de ASEAFI, no confía demasiado en que el regulador contemple finalmente esta posibilidad: “¡Ojalá! Sería una solución para muchas EAFIs que no tienen capacidad para hacer frente a todas las nuevas exigencias, especialmente para numerosos profesionales que salieron de la banca privada para emprender un proyecto empresarial basado en el asesoramiento al cliente y que sería terrible que tuvieran que volver a los bancos”.
Una legislación muy politizada
“Vivimos tiempos convulsos”, afirma Gloria Hernández, quien apunta directamente a lo extremadamente politizados que están los procesos normativos relacionados con el sector financiero en Europa: “Los Estados transponen directivas de forma parcial y las normas técnicas que deberían darles contenido sufren enormes retrasos; en cambio, a nivel local, con idéntico nivel de politización, se actúa de forma más rápida, como hemos visto en los casos de los ETF, las hipotecas o las Sicav. Al final, se trata de un factor más que debemos gestionar”.
Por su parte, Jorge Fernández, senior manager Legal de EY, señala que la interpretación que ha hecho España de MiFID II dista mucho de cómo lo han entendido en otros países europeos, especialmente del modelo del Reino Unido, que fue el primero en regular todo lo relacionado con el asesoramiento financiero a través de la RDR, en la que se inspiró MiFID II. En Reino Unido se optó por endurecer las condiciones para que hubiera un número limitado de asesores muy profesionalizados, mientras que aquí “se han dado facilidades a las entidades para que certifiquen al personal de sus redes de oficinas”. A su juicio, se ha degradado el nivel de exigencia.
En este punto, el vicepresidente de EFPA, Santiago Satrústegui, ha señalado que EFPA ha realizado un estudio sobre la aplicación de MiFID II en los distintos países con respecto a la formación y la conclusión es que «ha sido laxa en general y que España se sitúa en un nivel intermedio».
La conversión en otras figuras, en claro ascenso
Los participantes en la mesa de debate dejaron constancia del movimiento que se está produciendo entre las EAFIs; muchas de ellas están transformándose en otras figuras, como gestoras o agencias de valores, para superar las limitaciones impuestas por la normativa a las EAFis. Sin embargo, no se trata de una opción viable para todas las empresas. Miguel Sánchez, de Cuatrecasas, señala que «se trata de un proceso complejo, que supone casi partir de cero para obtener una nueva autorización de la CNMV y con el añadido de que, al poder hacer más cosas, el nivel de atención del supervisor también es mayor».
Gloria Hernández puntualiza también que, aunque la figura más potente para asesorar es la gestora, no es una opción para todas las EAFIs, porque exige contar ya con algún vehículo de inversión.
En lo que coinciden todos los expertos es en que se necesita contar con un volumen mínimo de negocio para poder afrontar la inversión que requiere cunplir las nuevas exigencias normativas y soportar el incremento de los costes. Para García Ciriza, ese nivel mínimo de supervivencia para una EAFI estaría en torno a los 100 millones de euros de patrimonio asesorado.