3, 2, 1: formas de operar con ETF más rápidas y eficaces, según DWS
En el ciclo de vida de un valor (incluidos los ETFs), la demora entre la fecha de negociación y la de liquidación permite pasos de procesamiento vitales necesarios para el elevado número y valor de las operaciones. Desde la exigencia del primer nivel de la CSDR (Reglamento sobre Depositarios Centrales de Valores p DCV) en 2014 -con el objetivo de normalizar la liquidación y mitigar el riesgo de contraparte y de mercado-, la mayoría de los mercados europeos adoptaron un nuevo y reducido plazo de 2 días hábiles entre la negociación y la liquidación, es decir, el ciclo de liquidación T+2. Estados Unidos siguió su ejemplo poco después, en 2017, con la transición de la liquidación normalizada de T+3 a T+2 y, en febrero del año pasado, la SEC propuso reducir aún más el ciclo de liquidación a un día hábil de liquidación. Naturalmente, esto plantea la cuestión de si debe mantenerse la alineación global y cómo se lograría operativamente. La reducción del ciclo de liquidación servirá para reducir tanto el periodo en que los inversores están expuestos a sus contrapartes como el riesgo de contraparte, de mercado y de crédito asociado, sobre todo durante los periodos de alta volatilidad del mercado.
Inevitablemente, ante un cambio de proceso significativo habrá retos que deberán superarse para facilitar una transición satisfactoria. Debido a la composición global de los ETFs, estos retos pueden ser aún más definidos en este espacio. Los ETFs globales que contienen una variedad geográfica de valores subyacentes tienen requisitos internacionales adicionales que deben tenerse en cuenta, al tiempo que se es consciente de las diferentes zonas horarias y calendarios de vacaciones del mercado. Todo ello puede hacer que la liquidación sea más susceptible a los retrasos, que estarán cada vez más bajo presión en un ciclo T+1. Por ejemplo, debido a la naturaleza internacional de los ETF, los proveedores de liquidez transfieren regularmente existencias entre varios DCV para liquidar las operaciones en los distintos centros de negociación. Si estas transferencias internacionales de valores no son sólidas, implicarán operaciones complejas y cortes restrictivos de los movimientos. Además, las operaciones internacionales que incluyen un componente de divisas deben tenerse en cuenta debido al consiguiente desajuste entre la liquidación de divisas y la de valores, que podría provocar complicaciones en la liquidación de las operaciones de valores contingentes.
Los retos sólo pueden resolverse en un diálogo activo
Aparentemente, hay más sistemas y procesos que requerirían modificaciones para facilitar un ciclo de liquidación T+1 de lo que parece a primera vista, con una mejora de la infraestructura de los DCV y una revisión de las fechas límite existentes para las transferencias internacionales. Por otra parte, un ciclo más corto podría dar lugar a un aumento de los fallos en la liquidación, que estarán sujetos a sanciones en efectivo en virtud del Reglamento sobre Depositarios Centrales de Valores (CSDR), sobre todo en los primeros días posteriores a la transición. Estos costes podrían repercutirse en los inversores finales en forma de aumento de los diferenciales entre oferta y demanda.
Debido a la fragmentación de los mercados europeos, es necesario un esfuerzo meditado y coordinado para lograr una transición sin fisuras. Será necesario un diálogo activo entre emisores de ETF, bolsas, inversores y depositarios. Además, habrá que considerar los plazos, el impacto y los procedimientos de aplicación, así como la necesaria adaptación de los marcos operativos y normativos. La propuesta de la SEC ya ha salpicado a la UE y al Reino Unido, que ha creado un grupo de trabajo sobre liquidación a raíz de la noticia.
A pesar de los obstáculos operativos, existen soluciones y pueden mejorarse los procesos para adaptarse al cambio. Por ejemplo, los equipos de gestión de cartera de los emisores de ETF comprueban los valores liquidativos antes de su validación por el agente de valoración, y el paso a la liquidación T+1 reduciría el tiempo disponible anteriormente para este proceso. Para aliviar la presión adicional, las operaciones en el mercado primario podrían liquidarse sobre un importe estimado con una corrección emitida tras la confirmación del valor liquidativo, que ya es el proceso para algunas de las exposiciones. Se necesitaría un proceso eficiente y automatizado para apoyar esto a escala, ya que de otro modo sería en gran medida manual y operacionalmente intenso.
Teniendo en cuenta todos los esfuerzos, un paso eficiente y coordinado a T+1 servirá como factor de reducción del riesgo en el mercado europeo y puede dar lugar a otros beneficios, apoyando al mismo tiempo la armonización en todo el mundo. Estos factores actuarán en conjunto para reforzar la solidez y resistencia del actual marco de mercado. Pensando en el futuro, un número muy selecto de entidades se está preparando para ciclos de liquidación en el mismo día que podrían llegar a materializarse, siguiendo los pasos de ciertas bolsas digitales que ya se están acomodando para la liquidación T+0. En cualquier caso, el mercado europeo ya ha conseguido llevar a cabo iniciativas de colaboración en el pasado, y sin duda seguirá haciéndolo