UBS AM: Economías emergentes, un triple golpe para su recuperación
Por Álvaro Cabeza, Country Manager UBS AM Iberia
En lo que va de 2020, las economías emergentes se han enfrentado a importantes impactos negativos:
- Una reducción acusada del crecimiento mundial
- Una profunda caída del precio de las materias primas
- Un fuerte aumento de las salidas de capital y de flujos financieros
Es improbable que estos impactos desaparezcan en el segundo trimestre y sólo se revertirán durante el segundo semestre de 2020. En este contexto, la mayoría de las economías emergentes tienen menos margen fiscal que en la gran crisis financiera de 2008, ya que han acumulado más deuda durante la última década. En consecuencia, tan sólo los pocos países con balances más robustos podrán aplicar estímulos fiscales significativos; entre los que se encuentran Qatar (13% del PIB), Singapur (12%) y Perú (7,5%).
Por otro lado, los estímulos monetarios, que se han implementado en las economías desarrolladas, se verán limitados por el riesgo de una fuerte depreciación de los tipos de cambio. Por tanto, esperamos que el crecimiento de las economías emergentes se ralentice considerablemente en el segundo trimestre, no sólo por el confinamiento de los países, sino también por la falta (temporal) de demanda de sus exportaciones hacia la economía global.
En este sentido, las dinámicas macroeconómicas de la mayoría de los mercados emergentes incluirán una combinación de factores: una menor absorción interna y tipos de cambio reales más débiles debido a las limitadas entradas de capital. La importante caída de los precios de las materias primas -en particular del petróleo- constituye un desafío adicional. La evolución macroeconómica de cada país durante la segunda mitad de 2020 dependerá de sus condiciones actuales, es decir, del nivel de reservas internacionales, deuda, balanza por cuenta corriente y fiscal y de su dependencia de las exportaciones de productos básicos.
Por ello, muchas economías emergentes serán muy dependientes de la financiación multilateral (FMI, Banco Mundial, bancos regionales de desarrollo) y bilateral, hasta que mejore el acceso a los mercados de capital privado. A modo de ejemplo, más de 80 países ya han solicitado ayuda al FMI en lo que va de año y es probable que otros llamen a su puerta en los próximos meses, ya que la institución tiene actualmente una capacidad de préstamo de alrededor de 1 billón de dólares. Además, es muy probable que los acreedores particulares de los países emergentes -ya sea a través de la Asistencia Oficial para el Desarrollo (AOD), del Club de París o de otro modo (China)- tengan que suavizar sus condiciones y prorrogar los vencimientos de su deuda.
No obstante, algunos de los estados con economías más débiles, que pudieron acceder a los mercados internacionales de capital en el pasado, tendrán dificultades para afrontar los pagos en 2020. Hasta ahora, cuatro países han anunciado que van a reestructurar su deuda (Argentina, Líbano) o están analizando la posibilidad de reestructurar (Ecuador, Zambia) sus emisiones de bonos. Es probable que algunos exijan a sus prestamistas (sobre todo a China en el caso del Ecuador y Zambia) que reconfiguren el pago de la deuda para partir de 2020.
Esperamos que la volatilidad en los precios y la incertidumbre sobre los datos macro sea mantenga elevada durante el segundo trimestre, sobre todo, a medida que se vaya obteniendo más información sobre el alcance del impacto en los mercados emergentes y sobre la forma que adoptará la recuperación de la actividad económica mundial en el segundo semestre de 2020.
Aunque no estamos en condiciones de precisar el punto de inflexión exacto, a partir del que se recuperarán los precios de los activos emergentes tal y como lo hicieron después de la crisis de 1998 y 2008, creemos que a los niveles actuales el crédito y las divisas emergentes ofrecen un valor atractivo.
Los inversores capaces de soportar una alta volatilidad y nuevas ventas en las próximas semanas, con horizontes de inversión más largos (5-10 años), podrían beneficiarse de la construcción de posiciones a niveles que podrían ser una oportunidad única en la década para asegurar grandes retornos.