Schroders: Qué podría significar para la inversión en cambio climático una presidencia de Biden
Por Simon Webber, Lead Portfolio Manager, Schroders
La respuesta de EE.UU. al Covid-19 parece ser el tema electoral dominante a medida que avanzamos hacia las elecciones de noviembre. No obstante, otros temas compiten también por la atención de los votantes y, si bien el cambio climático suele ocupar un lugar menos importante en la agenda política de EE.UU. que en Europa, el resultado de las elecciones será significativo, tanto en términos de política como en el efecto potencial sobre las inversiones relacionadas.
En el caso del cambio climático, las posiciones políticas de los dos partidos son tan diferentes que el resultado de las elecciones será excepcionalmente importante para las perspectivas de inversión de las empresas afectadas. Hasta ahora, el escenario de que Biden gane las elecciones aún no se ha incorporado a los precios de las acciones, en nuestra opinión.
Planes detallados para emisiones cero
Las promesas climáticas clave de Biden están, como era de esperar, alineadas con las de los demócratas de la Cámara, que, recientemente, dieron a conocer su propio plan climático. Quizá lo más importante es que EE.UU. logre emisiones cero netas de gases de efecto invernadero (GEI) para 2050, en línea con la fecha límite de la UE contempla en sus planes.
Establecer plazos lejanos es la parte fácil. Esos plazos no se cumplirán a menos que existan objetivos a corto plazo que deban lograrse para mantener el plan a largo plazo por buen camino.
La política energética de Biden se centra en las energías renovables, con algunos objetivos medibles a corto plazo. Estos incluyen la instalación de 500 millones de paneles solares y 60.000 turbinas eólicas en cinco años.
El plan elaborado por los legisladores demócratas ofrece más detalles y destaca el alcance de su ambición. Los plazos de emisión neta cero ya están a la vista para una serie de industrias: a partir de 2030, los nuevos edificios tendrían que lograr emisiones netas de carbono cero, lo mismo pasa con los automóviles nuevos en 2035 y los productores de energía en 2040.
Acuerdo sobre la necesidad de infraestructuras
Otro tema en el que existe un acuerdo significativo entre los partidos es la necesidad de invertir en infraestructuras. Lass informaciones enviadas a la prensa sugieren que el presidente Trump está considerando un plan de infraestructura de 1 billón de dólares para impulsar la recuperación económica tras la pandemia del Covid-19. Esto se centraría, principalmente, en carreteras y puentes, con algunos gastos también en redes 5G y banda ancha rural.
Las políticas climáticas de Biden destacan que las infraestructuras son cruciales en la batalla por el cambio climático. Algunas de las políticas están dirigidas a áreas que pueden reducir las emisiones futuras, como el objetivo de 500.000 estaciones de carga de vehículos eléctricos para 2030, por ejemplo.
Sin embargo, otros gastos de infraestructura propuestos también reconocen que el cambio climático ya está ocurriendo y tienen como objetivo mitigar sus efectos. Construir ciudades resistentes que puedan soportar incendios forestales, inundaciones y el aumento del nivel del mar es parte del plan de Biden. Estos planes incorporan carreteras y puentes, pero, también, una red de energía verde e infraestructura de agua mejorada.
Si bien estas áreas disfrutarían de una mayor inversión bajo los planes de Biden y los demócratas, otras saldrían perdiendo. Poner fin a los subsidios a los combustibles fósiles es parte de la propuesta de Biden. Esto representaría una clara ruptura con las políticas actuales, ya que el lobby de los combustibles fósiles es una parte importante de la base del presidente Trump.
¿Continuará el cambio climático polarizando a la opinión estadounidense?
Los dos principales candidatos a la presidencia de Estados Unidos ofrecen una opción binaria en lo que respecta a la política de cambio climático. Sin embargo, es posible que esa polarización no dure mucho más. Los miembros más jóvenes del Partido Republicano han estado pidiendo que los líderes apoyen una mayor acción federal en la lucha contra el cambio climático.
Puede ser que, sea cual sea el resultado de estas elecciones, luego surja un mayor consenso sobre la necesidad de una acción más enérgica.
La necesidad de prepararse para el cambio climático y reducir las emisiones es algo de lo que los Estados a título individual han sido conscientes durante algún tiempo. California, por ejemplo, es el líder estadounidense en energía solar, con un 18% de la electricidad generada a partir de energía solar en 2019.
Y otros Estados pueden aprovechar los beneficios de su ubicacióncomo los de Medio Oeste, que podrían recurrir cada vez más a la energía eólica, a medida que el coste de este tipo de energía continúa cayendo, lo que hace que el viento sea más barato que otras fuentes energéticas.
Es más, Biden y los demócratas se apresuraron en señalar que estas políticas climáticas pueden ser una fuente de creación de empleo, en un momento en que Estados Unidos, y otras economías han visto cómo su mercado laboral ha sido golpeado por el Covid-19. Las 60.000 turbinas eólicas mencionadas anteriormente, por ejemplo, serán turbinas «fabricadas en Estados Unidos», según el plan de Biden.
Biden reclamando a Estados Unidos como líder climático
Bajo Biden, Estados Unidos también se volvería a unir al Acuerdo de París de 2015. Los firmantes del acuerdo se comprometen a limitar el aumento de las temperaturas globales a 2 grados centígrados en comparación con los niveles preindustriales. Estados Unidos fue signatario en 2015, bajo la presidencia de Obama, pero el presidente Trump prometió abandonar el acuerdo.
La crisis del Covid-19 ha reenfocado la atención internacional de la crisis climática hacia los problemas de salud. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) de este año, que se iba a celebrar en Glasgow, se pospuso hasta noviembre de 2021 debido a la pandemia.
Pero el cambio climático seguirá avanzando incluso aunque nuestra atención está en otra parte. Al volver a comprometerse con el Acuerdo de París, Biden podría ayudar a galvanizar los esfuerzos globales para combatir el cambio climático y reinyectar el impulso para descarbonizar la economía global.
Específicamente, creemos que una presidencia de Biden podría hacer que Estados Unidos y Europa trabajen juntos para presionar a China para que cumpla con sus compromisos climáticos. Además, un acuerdo entre EE.UU. y Europa podría tener una influencia mucho mayor para garantizar la igualdad de condiciones en lo que respecta a la descarbonización.
Potencial para acelerar las inversiones en cambio climático
Los argumentos económicos a favor de la transición energética seguirán vigentes gane quien gane las elecciones. Vemos fuertes perspectivas de inversión en este segmento, sea cual sea el resultado. Sin embargo, una victoria de Biden, especialmente si se combina con la toma de los demócratas del Senado, agregaría un gran impulso a esta transición. Las perspectivas de crecimiento para los vehículos eléctricos, las energías renovables, la energía de hidrógeno, el almacenamiento de baterías y muchas más industrias se acelerarían en este escenario y los inversores deberían prepararse para dicha posibilidad.
¿Qué pueden hacer los inversores?
Quizá lo más importante, y, también, lo más ignorado por los inversores, es la perspectiva de un mayor concentración y alineación de la política internacional en torno a la necesidad de descarbonizar rápidamente. Esto proporcionaría el impulso suficiente para que el resto del mundo siguiera el ejemplo de Estados Unidos y Europa. Entonces tendríamos una oportunidad real de lograr una transición exitosa hacia bajas emisiones de carbono, con todas las oportunidades de inversión que eso traería consigo.
El cambio climático es el mayor desafío al que se enfrenta nuestro mundo en los próximos años y décadas. Y para ganar esta batalla, será necesario transigir hacia una economía baja en carbono, lo que supondrá una inversión enorme y un trasvase de valor muy grande en los mercados financieros entre aquellas empresas que sean capaces de identificar el problema y contribuir a su solución (que saldrán fortalecidas) y aquellas que se queden ancladas en el pasado, que estarán condenadas a desaparecer.
En este contexto, invertir en torno al cambio climático a través de fondos como el Schroder ISF Global Climate Change Equity brinda a los inversores la posibilidad de captar todo el potencial de rentabilidad que ofrece esta transformación positiva. Es una oportunidad de apoyar a empresas que van a crecer, ya que o bien contribuyen a que esta transición sea una realidad o a que la sociedad se adapte a las disrupciones que va a generar.