Que viene el lobo de la MiFid II
Por Miguel Ángel Valero
¿Cómo ve el vaso? ¿Medio lleno o medio vacío? Como la fábula del pastor que siempre bromeaba con que llegaba el lobo, tanto que cuando de verdad apareció, nadie hizo caso del aviso y el amigo de Félix Rodríguez de la Fuente se puso las botas con el rebaño de ovejas. Pues algo similar sucede con la MiFid (Markets in Financial Instruments Directive).
Los que ven el vaso medio vacío ponen el acento en la prohibición del cobro de retrocesiones, porque afecta de manera directa a los asesores financieros ‘independientes’. Con la buena intención de querer evitar el conflicto de intereses generado por la práctica de algunos, que recomiendan aquellos productos que mejores incentivos generan aun cuando no sean los más adecuados para sus clientes, la eliminación de retrocesiones pone más que en peligro la viabilidad de muchos asesores financieros.
En la misma línea, está la obligación de bautizar al cliente como autogestionado, asesorado o gestionado, según el tipo de asesoramiento financiero que reciba. En España, la mayor parte de los usuarios de estos servicios tendrá la consideración de asesorado, lo que exige un contrato y el cobro de unas comisiones. Los agoreros (o los optimistas bien informados, que es como se define a los pesimistas) profetizan una guerra de precios que hundirá los márgenes y obligará a muchos profesionales a abandonar estas actividades.
A esto hay que sumar el incremento de las exigencias de información, control y documentación, que dispararán los costes operativos de los asesores financieros.
Todo este panorama no va a ayudar en absoluto a que se desarrolle el asesoramiento financiero independiente, por lo que asistiremos a la desaparición de muchos profesionales como está sucediendo en el Reino Unido, y habrá segmentos de clientela (los que menos dinero tienen) que no podrán acceder a estos servicios.
Hasta aquí la ‘lectura’ pesimista. Pero los que prefieren ver el vaso medio lleno creen que MiFid II es una gran oportunidad para el asesor financiero independiente. Muchos de los elementos negativos de la Directiva pueden soslayarse mediante la asociación entre EAFI, por las economías de escala y sinergias que pueden obtenerse.
La MiFid II exigirá innovación, mejorar la información y la comunicación con el cliente, pero también abre un gran mercado al asesor financiero independiente. Porque la banca terminará por darse cuenta de que no puede ofrecer soluciones para todo tipo de clientes. Y se centrarán, unos, en los clientes de altos patrimonios. Otros, en el segmento medio-alto. Los de allá, seguirán como siempre, con depósitos y fondos de la casa.
Un mercado que se le abre al asesor financiero independiente es la planificación financiera de la jubilación, porque será la gran demanda de los ciudadanos, que tendrán que empezar a ahorrar antes, y mejor, si no quieren tener que retrasar la retirada del mundo laboral.
El cliente estará más informado (habrá que ver si más formado) y tendrá muchas más opciones que la sucursal. Y las va a buscar. Y ahí deberá estar el asesor financiero. Solo, asociado con otros, o aliado con una entidad.