¿Qué impacto psicológico tendrá el Covid-19 entre los inversores españoles?
Por Eduardo Lázaro, psicólogo y doctor en Ciencias de la Empresa
El informe de investigación sobre las consecuencias psicológicas de la Covid-19 y el confinamiento del Servicio de Publicaciones de la Universidad del País Vasco en el que han participado expertos de diversas universidades españolas, pone de manifiesto ciertos cambios experimentados por las personas durante el estado de alarma.
Conocer el impacto psicológico generado por la pandemia y el confinamiento pude ser interesante en el ámbito de la economía conductual para predecir el comportamiento de los inversores o cómo estos pueden estar influidos por sus estados emocionales afectados.
Los resultados de este informe permiten comprobar que el malestar psicológico ha aumentado en todos los grupos de población considerados. Algunos aspectos destacables y que podrían influir en la toma de decisiones de inversión son los siguientes:
- Dimensión de ansiedad/miedo, destacando particularmente la incertidumbre.
- Variables del espectro depresivo, aumentando los sentimientos pesimistas, de desesperanza y de soledad.
- En general, los sentimientos de confianza y optimismo disminuyeron.
- En los sentimientos de vitalidad y energía se observa también un empeoramiento generalizado.
- También se ha observado un aumento de los sentimientos de irritabilidad y enfado.
- Los cambios de humor, en general, experimentan un empeoramiento. Curiosamente, el incremento en los cambios de humor ocurre más, conforme aumenta el nivel socioeconómico.
Éstas son algunas afirmaciones relacionadas con la economía que hicieron los entrevistados en este estudio:
- «Económicamente al país le está viniendo fatal, la pandemia se irá, pero la crisis nos va a durar. Yo creo que, por lo que veo, nos va a durar bastante más que las consecuencias terribles de la pandemia.»
- «La tele te engaña, te están engañando. El gobierno no sabe qué va a pasar, y además una vez que salgamos viene la crisis económica. Así que es mejor dejar de pensarlo y vivir el día a día.»
- «Todo esto nos va a cambiar mucho, en las costumbres, hábitos sociales, de compra, en la economía. Creo que esto va a ser un antes y un después.»
Desconocemos todavía los efectos a largo plazo de estos cambios, pero según el informe citado es de esperar que una proporción de las personas que indicaron un cambio negativo en las variables psicológicas que se han examinado, en combinación con factores de vulnerabilidad psicológica y social, deriven en problemas y trastornos psicológicos con cierta perdurabilidad en el tiempo que podrían convertirse en crónicos.
Pero el miedo y la sensación de incertidumbre no afectan a todas las personas por igual. Además, la información que recibimos de los medios de comunicación y de las redes sociales puede ir cambiando. El análisis de esta información nos indica lo que puede estar más presente en los cerebros de los inversores en cada momento. Así, la empresa RavenPack ha elaborado un “índice de pánico” de coronavirus que mide el nivel de noticias que hace referencia al pánico o la histeria y el coronavirus.
Como podemos ver en el gráfico, este índice alcanzó sus máximos a finales de marzo, cuando más del 9% de las noticias sobre coronavirus se relacionaban con el miedo. Desde entonces, parece que hay una clara tendencia a la baja.
Si el “índice de pánico” ha sufrido una evolución descendente, podríamos pensar que el miedo y la aversión a las pérdidas darán paso al optimismo y a la confianza. Pero, también, el miedo colectivo que se ha instalado con esta pandemia puede extenderse y contagiarse, provocando el llamado sesgo de “prueba social”, por el que imitamos el comportamiento mayoritario.
La pregunta es: ¿Este cambio es estable o está sujeto fluctuaciones? En mi opinión, cualquier rebrote podría dar lugar a un cambio drástico de tendencia de pensamiento, ya que la mayoría estamos sensibilizados por el miedo. Podríamos decir que la inestabilidad emocional produce volatilidad en los mercados. Y, ciertamente, vivimos momentos difíciles porque con esta pandemia estamos marcados por el miedo, el sufrimiento y la incertidumbre.
La conclusión es que hemos vivido una experiencia de grandes pérdidas en muy poco tiempo y que el bombardeo de noticias negativas puede provocar un análisis demasiado intuitivo, dando lugar a reacciones cortoplacistas que nos hagan perder la perspectiva de los objetivos de inversión.
Basándonos en las aportaciones de Daniel Kanheman, Premio Nobel de Economía en 2002, sobre los dos sistemas de pensamiento que afectan a la toma de decisiones, en situaciones de normalidad debemos tener en cuenta que el “sistema 1” más intuitivo y emocional debe estar controlado por el “sistema 2” más racional y analítico, para tomar decisiones económicas. ¿Pero qué pasa cuando, tras una crisis como la que hemos vivido, el “sistema 2” está influido y sensibilizado por una negatividad traumática que ha ido introduciéndose en nuestros esquemas de pensamiento, al procesar informaciones tan negativas? Se necesitan estudios que puedan hacer una estimación clara de hasta qué punto, nuestros sistemas de procesamiento están mediatizados por el miedo al Covid-19 y sus consecuencias económicas.
En este sentido, la Organización Mundial de la salud (OMS) recomienda que reduzcamos la cantidad de noticias e información que vemos, leemos o escuchamos sobre el Covid-19, que provoquen ansiedad o angustia y que busquemos información únicamente de fuentes fiables. Advierte que el flujo repentino y casi constante de noticias sobre un brote, puede hacer que cualquier persona se sienta preocupada.
Es conveniente salir de esta negatividad generalizada, dosificando la información y seleccionando los medios de comunicación. Por otra parte, es fundamental acceder a fuentes fiables de información económica, para estar menos influidos por los sesgos identificados en las investigaciones de economía conductual, muchos de ellos descritos en la guía “Psicología para inversores” publicada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
- Exceso de confianza. Es la tendencia a sobreestimar los conocimientos y juicios subjetivos y considerarlos certeros.
- Ilusión de control. Hace referencia a la tendencia a sobreestimar que se dispone del control o de la posibilidad de influir en algo sobre lo que objetivamente no se tiene ningún control.
- Confirmación. Consiste en interpretar la información recibida o buscar informaciones nuevas de manera que confirmen convicciones o ideas previas.
- Anclaje. Es la predisposición, a dar más peso a la información obtenida en primer lugar que a una información nueva que la contradice.
- Autoridad. Es la tendencia a sobreestimar las opiniones de determinadas personas por el mero hecho de ser quienes son y sin someterlas a un enjuiciamiento previo.
- Efecto halo. Es la tendencia a enjuiciar a una persona o institución sobre la base de una única cualidad positiva o negativa que hace sombra a todas las demás.
- Prueba social. Es la tendencia a imitar las acciones que realizan otras personas bajo la creencia de que se está adoptando el comportamiento correcto.