Previsiones ante la próxima vuelta de las elecciones en Turquía
Tras la primera vuelta de las elecciones turcas, ofrecemos los análisis realizados por AXA IM y Federated Hermes de cara a la siguiente vuelta de este domingo. Mohammed Elmi, gestor de fondos de deuda emergente en Federated Hermes, cree que “si Erdogan gana la segunda vuelta, como es probable, tendrá que tomar una decisión sencilla: ortodoxia económica o statu quo. Su margen de maniobra se ha estrechado con un déficit por cuenta corriente récord del 5,7% del PIB en 12 meses consecutivos y una situación fiscal en deterioro. Turquía suele recurrir a la financiación exterior para cubrir sus necesidades brutas de financiación, pero el mercado se mostrará cauteloso y, con los tipos básicos a niveles elevados, será difícil obtener nueva financiación. Aunque esperamos que la lira siga debilitándose y que la presión aumente a corto plazo, Erdogan es un pragmático y es muy posible que el mercado acabe forzándole la mano. Espero que los inversores extranjeros se muestren extremadamente cautelosos, y vigilarán de cerca los nombramientos de Erdogan para los puestos clave de economía y finanzas. Si vemos algunos nombramientos favorables al mercado, esto podría ser una señal de que la política podría estar evolucionando en la dirección correcta”.
Por otro lado, Irina Topa-Serry, economista senior de mercados emergentes en AXA Investment Managers, considera que “Erdogan se enfrentará ahora al candidato conjunto de la oposición Kemal Kilicdaroglu desde una posición de partida más fuerte. Quien gane la carrera se enfrentará a la difícil tarea de mejorar las perspectivas económicas de Turquía. La economía se ha desequilibrado cada vez más en los últimos años. Se prevé una recesión en la segunda mitad de 2023, con ajustes más dolorosos por el lado de la moneda, probablemente necesarios para que los activos turcos vuelvan a ser atractivos para los inversores extranjeros. La mejora del marco institucional nos parece clave para aplicar reformas eficaces de estabilización, un proceso que será largo y difícil. Este proceso lo será aún más si Erdogan fuera reelegido”.
Por su parte, Gilles Moëc, economista jefe en AXA Investment Managers, señala que “los retos macroeconómicos a los que se enfrenta Turquía son enormes, y no existe una varita mágica. La oposición se ha comprometido a dejar que el banco central opere libremente. También es bastante probable que incluso otra administración dirigida por Erdogan tenga que hacerlo en última instancia. Esto sería coherente con una subida muy significativa de los tipos de interés oficiales, que podría tranquilizar a los inversores extranjeros que han desertado del mercado de bonos turco. Pero eliminar el marco de represión financiera podría ser muy doloroso transitoriamente: tras la «liraficación» forzada de la economía turca, el apetito local por las divisas es probablemente masivo. Una «redolarización» desencadenaría una mayor depreciación de la moneda, con una inflación importada que perjudicaría la estabilización de precios y que buscaría el endurecimiento del banco central. Aunque Erdogan sea finalmente reelegido, se encontrará en una posición política más débil y con menos capacidad para hacer frente a las posibles consecuencias sociales de un cambio en la orientación política. Si gana la oposición, su naturaleza heterogénea puede dificultar igualmente el necesario cambio de política. Salir de las políticas heterodoxas no será un paseo por el parque”.