Nuevos instrumentos de inversión para frenar el cambio climático
La necesidad de mitigar el cambio climático es un asunto que ha ido ganando cada vez más adeptos en los últimos años, admitiéndose ya de forma generalizada que un incremento de las temperaturas globales superior a 2°C generaría una profunda alteración del medio ambiente y de la economía. Dado que las empresas se ven afectadas por el cambio climático, el análisis fundamental y la asignación sectorial que determinan la composición de activos de las carteras de inversión, se verán igualmente afectados.
El incremento de la temperatura media global superior a 2°C es un riesgo con potencial devastador para la economía
Además de las motivaciones de carácter político y legal (discutidas al final de esta sección), la viabilidad financiera de las inversiones relacionadas con el cambio climático explica en última instancia por qué el cambio climático y la economía baja en carbono son dos temas considerados fundamentales para los intereses de los inversores. Esta es una de las principales conclusiones del estudio realizado por Luisa Florez, responsable de Análisis Fundamental ESG en el departamento de Inversión Responsable de AXA Investment Managers. En su análisis pone de manifiesto el efecto directo que el riesgo climático tiene sobre la economía en general y los mercados en particular.
La principales conclusiones de Florez dejan clara la relación entre medio ambiente y economía, pues asegura que el cambio climático representa desde hace mucho tiempo un riesgo para las comunidades y para los inversores. Es necesario tomar medidas urgentes para frenar el cambio climático, ya que un incremento de la temperatura media global superior a 2°C tendría efectos negativos devastadores sobre el medio ambiente y la economía.
El novedoso mercado de ‘bonos verdes’ ofrece oportunidades para invertir en proyectos con beneficios medioambientales
La mayor viabilidad de las inversiones con impacto medioambiental positivo ofrece la oportunidad de invertir en la transición hacia una nueva economía baja en carbono. Los inversores pueden adoptar varias estrategias para impulsar la transición, como por ejemplo desinvertir en aquellos activos más intensivos en carbono e incluidos en sus carteras, medir la huella de carbono de las compañías y realizar un análisis MSG y alcanzar compromisos con los emisores.
El relativamente novedoso mercado de bonos verdes ofrece también oportunidades para invertir en proyectos con beneficios medioambientales evidentes, incrementando a la vez la concienciación de los inversores y emisores que no aplican criterios MSG. El mercado de bonos verdes «se encuentra en plena evolución, y existen muchos emisores con buena reputación que están acudiendo a este mercado con proyectos transparentes y coherentes que hemos identificado como inversiones potenciales».
Carteras ‘socialmente responsables’
Señala también el informe que podría hacerse mucho más en el ámbito del sector financiero para luchar contra el cambio climático, y «seguiremos realizando un seguimiento de las clases de activos más expuestas a esta temática. Somos conscientes de que las decisiones individuales constructivas solo pueden tener efectos tangibles y duraderos sobre el clima si se alcanza una masa crítica de inversores. En consecuencia, pretendemos consolidar nuestra estrategia para gestionar los riesgos asociados al cambio climático de nuestras carteras, y ofrecer a nuestros clientes la oportunidad de identificar cómo están contribuyendo sus inversiones a la transición hacia una economía baja en carbono«. Para ello, identifica tres vías principales: Desinvertir en aquellos emisores más intensivos en carbono; el análisis cualitativo MSG (criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo) para hacer un seguimiento de las empresas más intensivas en carbono, y la inversión en ‘bonos verdes’ para luchar contra el cambio climático
El estudio basa sus conclusiones en cuatro razones principales:
- El sector de las energías renovables está ganando competitividad en términos de reducción de costes y de incremento de capacidades. El coste de producción de la energía obtenida a partir de fuentes renovables ha disminuido de forma constante y, en la actualidad, no resulta más cara que la obtenida a partir de fuentes tradicionales, un fenómeno conocido como de paridad de red (en inglés “grid parity”). Tal y como se muestra en el gráfico, el coste normalizado de la energía eléctrica (LCOE, por sus siglas en inglés) generada en parques eólicos terrestres se sitúa ya por debajo de los 85 USD/ MWh en comparación con los combustibles fósiles, tales como las plantas de combustión de carbón en 90 USD/MWh o incluso las centrales nucleares en 140 $/ MWh. Por otro lado, el coste de las fuentes de energía renovable, incluyendo plantas solares y parques eólicos marítimos, sigue disminuyendo con el paso del tiempo, previéndose una reducción del 20-30% durante las dos próximas décadas. De acuerdo con las estimaciones realizadas por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en 2014 la ayuda financiera prestada a las energías renovables ascendió a 101.000 millones de dólares, mientras que para la industria de los combustibles fósiles fue de 510.000 millones de dólares. Estas subvenciones reducen artificialmente los precios pagados por los usuarios finales de la energía convencional, creando de esta forma mayores barreras a las fuentes de energía limpia que son la alternativa a los combustibles intensivos en carbono.
- Las compañías petrolíferas y de gas se encuentran en un momento decisivo. La industria petrolífera y del gas han venido registrando unas rentabilidades sobre el capital decrecientes a pesar de unos precios del petróleo históricamente altos durante la última década. El reciente desplome experimentado por los precios del petróleo no ha hecho más que agravar la situación. Esto se ha debido en parte a la inflación de costes en el sector de servicios petrolíferos y a una gestión deficiente de los proyectos. El vertiginoso declive registrado por el precio del petróleo desde finales de 2014, como consecuencia del exceso de oferta, ha alterado de forma intensa los fundamentales económicos de la industria del petróleo. La legislación relativa a las emisiones de carbono determinará una fuerte caída de la demanda de petróleo, disminuyendo aún más el precio del petróleo y agravando las dificultades financieras del sector. Esto se añade al hecho de que la mayor parte, si no todo, del petróleo con un bajo breakeven (el más barato) es de propiedad pública, lo cual implica que las reservas disponibles del sector privado se localicen en zonas complicadas desde un punto de vista técnico, medioambiental y económico, tales como los yacimientos marinos a gran profundidad, el Ártico o zonas de arenas petrolíferas. Además, si los precios del petróleo volvieran a situarse en los niveles máximos previos a 2014, se incentivaría aún más el cambio a favor de fuentes de energía alternativas más baratas, la adquisición de vehículos eléctricos y el uso de energías renovables.
- Los riesgos que afectan a la salud pública incrementan la necesidad de actuar. En 2013, los datos publicados por el Ministerio de Protección del Medio Ambiente chino mostraban que la calidad del aire incumplía los estándares nacionales durante un tercio del tiempo. Este tema ha ido ocupando de forma constante un lugar predominante en la agenda política. La protección frente a la Contaminación Atmosférica ya estaba integrada en el 12º Plan Quinquenal de China a través de medidas encaminadas a promocionar el uso de energías limpias, el ahorro energético y la protección del medio ambiente. China está incrementado su demanda de energía procedente de combustibles no fósiles, incluida la energía nuclear, y de otros productos y servicios que se espera puedan contribuir al logro de los objetivos medioambientales del Gobierno. En 2014, China realizó la mayor inversión (89.500 millones de dólares) en términos globales en energías renovables. En la actualidad, China es el mayor emisor de dióxido de carbono del planeta, y sus medidas más recientes adoptadas para reducir sus emisiones condicionarán las futuras regulaciones y las negociaciones sobre clima a nivel mundial.
- Los costes de los riesgos climáticos se están incrementado. Durante los últimos 50 años, el coste de los desastres naturales relacionados con el clima se ha incrementado más de cinco veces y el coste para la sociedad en más de diez veces. Esto tiene serias implicaciones para promotores de proyectos, aseguradoras, emisores y agencias calificadoras de bonos y para Gobiernos locales; por no mencionar a los actuales propietarios de inmuebles y a los negocios situados a lo largo de la línea costera. El coste total de los riesgos asociados con el cambio climático, de acuerdo con la estimación incluida en el Informe Stern, sería equivalente a una pérdida de al menos un 5% del PIB global cada año. Si se consideraran los riesgos e impactos indirectos, las estimaciones de pérdidas podrían superar el 20% del PIB global, lo cual indica que los inversores deberían actuar cuanto antes mejor.