Los asesores financieros ven a las Fintech más como un aliado que como un enemigo
El director general de Ética Patrimonios EAFI y cofundador de la fintech Circulantis, Fernando Ibáñez, ha puesto de manifiesto que los asesores financieros ven a las fintech más como aliadas que como enemigas. Esta es una de las consideraciones que ha expresado en el Foro de Asesoramiento Patrimonial organizado por la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros (FEBF) en Valencia.
Ibáñez señala que «las fintech han llegado para quedarse» e ilustra su afirmación con datos: Se trata de empresas de base tecnológica que ofrecen servicios financieros alternativos a los del sector bancario tradicional, como marketplace lending, direct lending, roboadvisors, etc. Esta industria ha incrementado su volumen de inversión captada un 40% durante el pasado año, hasta los 130 millones de euros, lo que representa el 21,5% de todas las inversiones realizadas en España, según los datos aportados por Mooverang.
Pone también como ejemplo la evolución de Circulantis, fintech orientada al descuento de pagarés y que, en apenas un par de años, orientada al descuento de pagarés, ha captado 4.300.000 euros con una morosidad, por el momento de cero euros. Afirma que España es un país enormemente bancarizado, al tiempo que apunta que “no es la tecnología la que cambia el sector financiero, sino que son los clientes los que han evolucionado y obligan al sector a adaptarse”. En cualquier caso, cree que ya sea en banca tradicional o en fintech, los clientes buscan lo de siempre “confianza, rentabilidad y bajo riesgo; y con las fintech añaden transparencia, rapidez y bajos costes a sus inversiones”.
En definitiva, para Ibáñez las fintech “aportan transparencia en gestión y en comisiones, eficiencia y accesibilidad, al reducir los costes y las cantidades mínimas para acceder a un asesoramiento profesional”. Reconociendo que no son la panacea, defiende que esta empresas están ya transformando de manera importante el sector financiero y que este proceso sólo acaba de empezar en nuestro país. Al tiempo, apunta que será una andadura más lenta de lo que algunos pregonan, aunque considera que los bancos todavía no han reaccionado al nuevo panorama y que en diez años la realidad será otra bien diferente.